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El peligro de las duchas vaginales

Las duchas vaginales provocan cambios dañinos en las bacterias saludables que viven en la vagina, lo que puede provocar infecciones y enfermedades. Las médicos están en contra, estos son los motivos

(Foto: Getty Images/RooM RF)
No es lo mismo bañarse o ducharse que realizar duchas vaginales. Lavar el exterior de la vagina es un hábito seguro y saludable, pero las duchas vaginales desencadenan la enfermedad inflamatoria pélvica (EIP) y la vaginosis bacteriana. (Foto: Getty Images/RooM RF)

Las mujeres que recurren a las duchas vaginales para “asearse de la mejor manera posible” dicen que se sienten "frescas" y “más limpias”, ya que eliminan los residuos de la menstruación, el mal olor y las infecciones. Sin embargo, hacerse duchas vaginales después de una menstruación o después del sexo es un hábito peligroso que puede resultar más perjudicial de lo que parece.

A diferencia de la limpieza profunda que debes darle a tu rostro todas las noches, tu vagina no requiere ese tipo de limpieza profunda. Algunas mujeres han aceptado la idea de que nuestras vaginas son de alguna manera “sucias” debido, en parte, a las campañas publicitarias de las empresas que fabrican productos de "higiene femenina".

En realidad, lavar o higienizar el interior de la vagina es una práctica arriesgada que no tiene nada de higiénica; precisamente las duchas vaginales son el origen de muchas infecciones y otros problemas ginecológicos. De hecho, suelen empeorar el flujo vaginal, dado que las mezclas de líquidos son tan agresivas que pueden eliminan las bacterias sanas que recubren la vagina y que están allí para protegerla contra una infección.

Pocos beneficios, muchos riesgos

La investigación científica no muestra ningún beneficio médico mientras que sí hay evidencias que relacionan las duchas vaginales con problemas de salud.

La Sociedad Española de Ginecología y Obstetricia (SEGO) advierte de que una de las consecuencias de la duchas vaginales es la vaginosis bacteriana, una infección ulvovaginal relacionada con la microbiota vaginal que a su vez aumenta el riesgo de las infecciones de transmisión sexual, bacterianas o virales.

“Nunca te laves internamente (duchas vaginales), puedes producirte más infecciones ya que eliminas la flora vaginal normal. El mejor medio de cuidar tu vagina después del sexo es no hacer nada, la vagina se limpiara por sí sola”, aseguran desde la SEGO.

Istock/Getty
La ducha vaginal cambia el equilibrio necesario de la flora vaginal e interrumpe la acidez natural en una vagina sana, aumentando el riesgo de infecciones o irritaciones. (Foto: Istock/Getty)

En qué consiste

La ducha vaginal consiste en el lavado o limpieza de la vagina con agua u otros líquidos que vienen preparados en botellas o bolsas como una mezcla envasada de agua y vinagre con bicarbonato de sodio o yodo. Su utilización es muy sencilla, solo hay que apretar el tubo para que el líquido entre en la vagina. En los Estados Unidos, aproximadamente una de cada cuatro mujeres entre 15 y 44 años se hacen duchas vaginales. En los últimos años esta práctica se ha vuelto tremendamente gracias al empuje de celebrities como la modelo estadounidense Chrissy Teigen o la actriz Gwyneth Paltrow, una de las prescriptoras más polémicas en temas de salud y bienestar femenino.

Interrumpen el ecosistema vaginal

La vagina contiene más bacterias que cualquier otra parte del cuerpo después del intestino, pero las bacterias están ahí por una razón. Una vagina saludable tiene bacteria buena y mala. El equilibrio de las bacterias ayuda a mantener un medio ácido, y el medio ácido protege la vagina de infecciones o irritaciones.

El lavado mediante irrigación puede cambiar el equilibrio necesario de la flora vaginal (la bacteria que vive en la vagina) y la acidez natural de una vagina saludable. Esta alteración puede provocar una infección por hongos o vaginosis bacteriana.

Además, las mujeres que realizan duchas vaginales con frecuencia (una vez a la semana) también son más propensas a sufrir enfermedad inflamatoria pélvica, una inflamación de los órganos reproductores que a menudo es causada por una infección de transmisión sexual o ITS.

Si ya hay una infección, las duchas vaginales pueden empujar las bacterias hacia el útero, las trompas de Falopio y los ovarios y causar una enfermedad inflamatoria pélvica.

Las duchas vaginales no resolverán un problema como secreción, dolor, picazón o ardor. La forma eficaz de manejar estos problemas es acudiendo al especialista. (Foto: Getty)
Las duchas vaginales no resolverán un problema como secreción, dolor, picazón o ardor. La forma eficaz de manejar estos problemas es acudiendo al especialista. (Foto: Getty)

Las duchas vaginales también están relacionadas con el desarrollo de infecciones del tracto urinario, comúnmente conocidas como infecciones urinarias. Además, abusar de las duchas vaginales puede provocar problemas durante el embarazo, incluyendo nacimientos prematuros y embarazos ectópico, irritación o sequedad vaginal.

Riesgo de cáncer

Esto no es todo, varias investigaciones sugieren que las duchas vaginales aumentan drásticamente el riesgo de contraer ITS, cáncer de ovario e incluso infecciones de la sangre.

Un estudio estadounidense descubrió que las duchas vaginales podrían duplican el riesgo de desarrollar cáncer de ovario. La investigación, realizado con más de 40.000 mujeres en Estados Unidos, encontró un "vínculo significativo" entre esa práctica y el cáncer ovárico.

Los investigadores sugieren que los productos que se usan en las duchas vaginales pueden introducir ftalatos (compuestos químicos que se usan en la producción de plásticos) en el tracto reproductivo, lo cual puede incrementar el riesgo de cáncer ovárico. Si bien esto no prueba una relación directa entre ducha vaginal y cáncer, sí implica que esta práctica puede aumentar el riesgo de desarrollarlo.

Químicos en la sangre

Esta podría ser otra consecuencia de los lavados vaginales. La mayoría de las duchas vaginales se venden como mezclas preenvasadas de agua y vinagre, bicarbonato de sodio, yodo u otros productos químicos. Esto genera una toxicidad en el organismo similar a la que se produce por el uso frecuente de otros productos de higiene femenina como tampones, compresas, aerosoles, toallitas húmedas y polvos de talco tal y como ha probado un estudio de la Universidad de Michigan, publicado en el Journal of Women's Health, que examinó a 2.432 mujeres de entre 20 y 49 años.

Aquellos que dijeron que usaron duchas vaginales tenían una mayor presencia de químicos en la sangre. En particular, los investigadores encontraron una concentración más alta de diclorobenceno, una sustancia peligrosa que podría representar una amenaza para la sangre y que según apunta el autor principal, Ning Ding, “alteran el sistema endocrino”.

“Si bien en un principio nos mostraron más preocupados por el hecho de que las duchas vaginales interrumpen el equilibrio de las bacterias en el área genital o el nivel de pH, es realmente importante resaltar la toxicidad de esos químicos que alteran el sistema endocrino”, añade el investigador.

La vigina se limpia sola

Los lavados vaginales y las toallitas que pretenden limpiar la vagina y equilibrar el pH de la vagina en realidad pueden ser bastante irritantes. Las bacterias saludables en la vagina ayudan a mantener de forma natural un nivel de pH de 3,5 a 4,5 (en edad fértil varía entre 3.8 y 3.2) que, si se desequilibra, podría provocar en una infección.

“La ducha vaginal barre estos agentes protectores, por lo que el pH aumenta favoreciendo el crecimiento de la gardnerella vaginalis o vaginosis bacteriana, que conlleva un flujo con olor fétido, y cándida o candidiasis", avisa la doctora Sandra Ortega Wilkes, ginecóloga del Hospital Vithas Rey Don Jaime (Castellón). El cuerpo naturalmente elimina sustancias y limpia la vagina. Es decir, la vagina hace todo esto por sí misma; y en caso de necesitar ayuda por algún trastorno deberá ser un médico especialista quien prescriba los medicamentos adecuados para equilibrar las cosas nuevamente.

Por eso, "no se recomienda el uso de la ducha vaginal para la higiene diaria. El cuerpo naturalmente elimina sustancias y limpia la vagina", concluye la Dra. Ortega. Además, realizarse una ducha vaginal después de las relaciones sexuales "no previene el embarazo ni enfermedades de transmisión sexual", desmiente la doctora.

Las duchas vaginales solo deben realizarse en situaciones especiales y por expresa recomendación médica.

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