La economía de Shanghái mejora a duras penas antes del fin del confinamiento

Vecinos charlan a través de los huecos de las barreras en una zona residencial cerrada durante el bloqueo, en medio del brote de la enfermedad del coronavirus (COVID-19), en Shanghái

Por David Stanway y Roxanne Liu

SHANGHÁI/PEKÍN (Reuters) - Shanghái adoptó el viernes nuevas medidas graduales para levantar su confinamiento por el COVID-19, mientras Pekín investigaba casos en los que sus estrictas restricciones están afectando a otros tratamientos médicos.

El centro financiero y la capital de China han sido focos de tensión, con un duro confinamiento de dos meses para detener un pico de coronavirus en Shanghái y estrictas restricciones al movimiento para sofocar un pequeño pero persistente brote en Pekín.

Las restricciones han golpeado a la segunda economía más grande del mundo, pese a que la mayoría de los países han tratado de volver a algo parecido a la normalidad.

Aunque la economía china está tratando de recuperar el terreno perdido, los datos muestran una recuperación parcial y lenta, y las empresas, desde el sector minoristas hasta los fabricantes de chips, advierten de la lentitud de las ventas, ya que los consumidores del país contienen el gasto.

El consumo de electricidad de las grandes empresas industriales de Shanghái aumentó de forma constante en las tres primeras semanas de mayo hasta alcanzar el 83% de los niveles de 2021, según declaró a la prensa Ruan Qiantu, director de la sucursal de la empresa china State Grid en la ciudad.

La empresa de energía trabajará para evitar apagones a medida que se recupera la demanda y se acerca el pico de consumo del verano, dijo Ruan. "Estamos respondiendo activamente a las demandas de las empresas".

Mientras Shanghái, la ciudad más poblada de China, pretende poner fin a su bloqueo a partir del miércoles, las autoridades han ido permitiendo que más personas salgan de sus casas y que más negocios vuelvan a abrir en la última semana. Pero la mayoría de los residentes siguen confinados en sus recintos y la mayoría de los comercios sólo pueden hacer entregas.

El distrito de Pudong, que alberga el puerto de Shanghái, el mayor aeropuerto de la ciudad y su principal centro financiero, reabrió el viernes 115 líneas de autobús. La ciudad está ampliando poco a poco la actividad del transporte público tras reabrir el domingo cuatro de sus 20 líneas de metro y más de 250 líneas de autobús.

Más de 30 parques habían reabierto hasta el jueves, con un número de visitantes inferior al 50% de su capacidad máxima, informó el Diario de Shanghái. El martes se reabrirán 70 parques más.

El último número de casos diarios de COVID-19 en Shanghái fue inferior a 300, sin casos fuera de las zonas en cuarentena, como ha ocurrido durante la mayor parte de las dos últimas semanas. Pekín informó de 29 casos diarios, por debajo de los 45 del día anterior.

Esta semana, la capital china ha intensificado las cuarentenas, ha reducido la asistencia a los lugares de trabajo y ha reprimido a las personas que no respetan las instrucciones. Este enfoque estricto ha causado a veces otros problemas.

Las autoridades de Pekín están investigando casos de retraso en el tratamiento de pacientes con enfermedades agudas, y algunos empleados de los servicios de emergencia han sido suspendidos, según informó el viernes el Diario del Pueblo, respaldado por el Estado chino.

Un agricultor apellidado Song escribió en redes sociales que su hijo de 32 años había muerto el 11 de mayo en Pekín después de esperar durante una hora a una ambulancia con un dolor agudo en el pecho. Song dijo que le habían dicho que había habido confusión sobre si su hijo podía ser admitido debido a los controles de COVID-19 en los hospitales locales.

"Esta práctica (...) supuso pérdidas irreparables para una familia campesina con un solo hijo y causó graves efectos negativos y desprestigio al esfuerzo antiepidémico", escribió Song el jueves.

Los casos de lentitud en el acceso a la atención médica para las mujeres embarazadas y otros pacientes no afectados por el COVID-19 durante los confinamientos causaron indignación a principios de este año en Shanghái y Xian.

DESGASTE

Los beneficios de las empresas industriales chinas cayeron en abril a la velocidad más rápida en dos años, según datos publicados el viernes, ya que los altos precios de las materias primas y las cadenas de suministro paralizadas redujeron los márgenes y perturbaron la actividad de las fábricas.

Las ventas de coches en el mayor mercado automovilístico del mundo se han ralentizado drásticamente, los jugadores compran menos consolas y los consumidores no están dispuestos a sustituir sus actuales teléfonos inteligentes u ordenadores portátiles.

Pero este mes se ha producido alguna mejora.

El fabricante chino de vehículos eléctricos Xpeng está acelerando las entregas tras reanudar la producción en doble turno a mediados de mayo en su planta de la ciudad de Zhaoqing, según declaró esta semana su presidente, He Xiaopeng.

Tesla añadió un segundo turno en su planta de Shanghái el jueves.

Alibaba Group citó el jueves los riesgos relacionados con la pandemia y otras incertidumbres para no proporcionar una previsión para su nuevo año fiscal.

El banco central de China dijo el jueves que promoverá más créditos para las empresas más pequeñas.

(Reporte de las redacciones de Pekín y Shanghai; redacción de Marius Zaharia; edición de William Mallard; traducción de Darío Fernández)