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La edad dorada: opaco retrato de la fría guerra entre ricos y nuevos ricos en la sociedad neoyorkina de fines del siglo XIX

Christine Baranski, lo mejor de la nueva serie de Julian Fellowes
Alison Cohen Rosa

La edad dorada (The Gilded Age / Estados Unidos, 2022). Creador: Julian Fellowes. Elenco: Christine Baranski, Carrie Coon, Cynthia Nixon, Louisa Jacobson, Morgan Spector, Michael Cerveris, Jeanne Tripplehorn. Disponible en: HBO Max. Nuestra opinión: regular.

“Ustedes son el futuro y por ende ellos son el pasado, eso es lo que les da miedo”, dice uno de los personajes de La edad dorada, la nueva serie creada por Julian Fellowes, ya disponible en HBO Max. La frase ilustra la batalla que está librando la familia Russell por ser aceptados en la alta sociedad de la Nueva York de finales del siglo XIX. Pero también podría referirse a buena parte de lo que sucedía en Downton Abbey, la exitosa ficción de Fellowes, inevitable punto de referencia de La edad dorada que en la comparación resulta más bien opaca.

Aunque la nueva serie transcurre en los Estados Unidos y unos cuantos años antes de los acontecimientos que se mostraban en su antecesora inglesa, los temas de ambas son lo suficientemente similares como para atraer a los espectadores y decepcionarlos rápidamente. Es que por más que aquí haya grandes mansiones, vestidos elaborados, reuniones sociales y conflictos entre los de arriba y los de abajo, en el viaje entre la campiña inglesa y Manhattan algo se perdió en el camino. La premisa con la que comenzaba Downton Abbey, la necesidad del conde de Grantham y los suyos de adaptarse a Matthew Crawley, el nuevo y burgués heredero de sus dominios, siempre supuso que ambos lados tenían algo que aprender del otro, que el progreso se conseguía en el punto exacto dónde las posiciones de uno y otro podían conciliarse en beneficio mutuo.

Sin embargo, en La edad dorada, la distancia entre los representantes de los cambios económicos y sociales que traerá el nuevo siglo y sus contrapartes tradicionales aferrados a sus viejos modos se presenta como insalvable. El desprecio que tienen las familias instaladas en los Estados Unidos desde antes de la revolución de 1776 por los nuevos ricos que pretenden borrar sus orígenes humildes con todo el dinero que pudieron amasar toma un lugar tan destacado en el relato que en sus primeros episodios la serie parece ser más una precuela de Billions que un hermano menor-y menos agraciado- de Downton Abbey con la que tiene un lazo primordial: Cora (Elizabeth McGovern), la condesa, había sido una heredera norteamericana con mucho más dinero que prosapia, una nueva rica como los Russell, que aportó sus dólares para salvar la casa ancestral de su nuevo marido. Una nota al pie de la serie británica que en esta nueva ficción es central: la insistencia con los enredos financieros de los ricos y los más ricos le quita espacio y vitalidad a una trama que cuenta con los suficientes personajes para ser mucho más entretenida de lo que resulta.

Cynthia Nixon y Christine Baranski en La edad dorada
Cynthia Nixon y Christine Baranski en La edad dorada


Cynthia Nixon y Christine Baranski en La edad dorada

De hecho, Fellowes parece haber tomado nota de sus aciertos del pasado creyendo que serían una fórmula infalible para el éxito de su nuevo proyecto. Así, La edad dorada tiene a su propia Lady Violet, el personaje interpretado por Maggie Smith que se transformó en uno de los favoritos de los espectadores, en Agnes Van Rhijn, una de las matronas más respetadas de Nueva York, interpretada por la talentosa Christine Baranski. Más allá de la ajustada interpretación de la actriz, la formidable Agnes con sus sentencias entre graciosas e hirientes- “¿Las chicas de ese origen son presentadas en sociedad o las venden al mejor postor?”, pregunta sin esperar respuesta-, destila una amargura que invade el resto de la narración.

Lo que en el universo de los Crawley era chispeante y emocionante, en esta serie se vuelve sombrío con el miedo como emoción predominante. Sin la profundidad ni el alcance artístico de relatos como los de Edith Wharton, muchos de ellos escritos desde el corazón de la sociedad que retrata la serie, La edad dorada no aporta liviandad ni va más allá de la superficie en la que los viejos y los nuevos ricos exhiben sus mezquinas diferencias.

Los Russell, los nuevos ricos en el medio del conflicto de la serie
Alison Cohen Rosa


Los Russell, los nuevos ricos en el medio del conflicto de la serie (Alison Cohen Rosa /)

Del lado de los nuevos-o los advenedizos, según Agnes-, están los Russell, más adinerados que nadie gracias al negocio ferroviario cuya recién estrenada mansión en la esquina de la Quinta Avenida y el Central Park rebosa de espacio, decoración y ambiciones. El ansia de dinero y poder del patriarca, George (Morgan Spector), se destaca tanto como el deseo de su esposa Bertha (Carrie Coon) por ser aceptada en la sociedad que la desprecia. Esas ansias mellizas los vuelven tan despiadados como vengativos cuando las cosas no salen como quisieran.

Coon brilla con uno de los mejores personajes del programa, aunque sus esfuerzos se pierden en el exceso de líneas de relatos. De todos modos, su interpretación justifica la existencia del programa y lo mismo podría decirse de la de Cynthia Nixon como Ada, la hermana soltera de Agnes, una mujer que aun obligada a vivir según los dictados de su clase logra mantener la humanidad y la sensibilidad que a otros se les escapa. Mucho menos interesante son los personajes de la generación más joven encabezados por Marian Brook (encarnada por Louisa Jacobson, la hija menor de Meryl Streep), la sobrina de ambas que se muda con ellas cuando queda en la ruina. Lejos de las fantásticas Lady Mary (Michelle Dockery), Lady Edith (Laura Carmichael) y Lady Sybill (Jessica Brown Findley), Marian y el resto de los jóvenes de la trama no hacen más que subrayar lo mucho que se extrañan las nuevas aventuras de los queridos Crawley.