El ASMR: la adictiva y 'orgásmica' técnica youtuber

Comer en directo haciendo el máximo ruido posible es la última novedad gastronómica; tiene repercusiones saludables al reducir la ansiedad, ayudarte a domir e inducir un placer similar al orgasmo cerebral

La sensación relajante -como un cosquilleo a través del cuero cabelludo y de la columna vertebral-, se siente al observar determinadas cosas o escuchar determinados sonidos. (Foto:ASMR canales Youtube)
La sensación relajante -como un cosquilleo a través del cuero cabelludo y de la columna vertebral-, se siente al observar determinadas cosas o escuchar determinados sonidos. (Foto:ASMR canales Youtube)

Se conoce como respuesta Sensorial Meridiana Autónoma (ASMR, por sus siglas en inglés). Este acrónimo hace referencia a una reacción física muy difícil de explicar que algunos definen como orgasmo cerebral (“braingasms”) y otros como ‘masaje cerebral’ u hormigueos.

Consiste en un fenómeno biológico en respuesta a determinados estímulos visuales, auditivos o cognitivos que se caracteriza por una placentera sensación de hormigueo o cosquilleo que generalmente comienza en la cabeza y cuero cabelludo, aunque puede expandirse a otras partes del cuerpo.

A sus creadores se les conoce como ‘ASMRtist’ o role players, en algunos se combina la acción con juegos de rol. Es decir, no sólo se come o whatever delante de la cámara sino que simula una situación en la que se comparte mesa. Pero siempre en primer plano y empotrada en el micrófono (la mayoría son chicas), para que se escuchen todos los ruidos que emitimos. ¿Te parece absurdo?

Pues los canales que emplean estas técnicas para lograr esta percepción sensorial tienen cientos de miles de seguidores y se han convertido en un auténtico fenómeno viral. Además de alimentos, en los vídeos, los ‘ASMRtist’ utilizan objetos y su propia voz.

Este verano Internet petó con ‘Oddly Ikea’, el anuncio de la multinacional sueca en el que se exploraban los límites sensoriales que una pieza audiovisual puede ofrecer. (Foto:Captura de pantalla del anuncio de Ikea)
Este verano Internet petó con ‘Oddly Ikea’, el anuncio de la multinacional sueca en el que se exploraban los límites sensoriales que una pieza audiovisual puede ofrecer. (Foto:Captura de pantalla del anuncio de Ikea)

Un estudio realizado en 2015 (el término ASMR comenzó a utilizarse en 2010) asegura que el 98 por ciento del público que ve estos vídeos busca relajarse y sólo un 5 por ciento confiesa verlos por interés sexual, pero el gancho está ahí. Comerse un plátano, un pepino, una piruleta o un polo vende, ¡mucho! El caso es que la mayoría reconoce que el ASMR les ayuda a dormir, reducir la ansiedad y olvidar el estrés cotidiano.

Para muchos, se trata de algo así como un ‘orgasmo cerebral‘, algo placentero y relajante que aflora como un sutil hormigueo que comienza en la cabeza y se puede extender a otras partes del cuerpo.

La realidad es que la comunidad científica no se ha puesto de acuerdo sobre si esta respuesta sensorial es real o no, ya que su investigación es muy complicada.

Según los pocos estudios realizados al respecto, aquellos que experimentan ASMR lo hacen a dos niveles. Por un lado, el accidental, que se produce en situaciones cotidianas de nuestro día a día y que está detrás de esa sensación placentera que nos relaja ante determinados estímulos. Por otro, el intencional, en el que un role player es capaz de generar material para que otros se presten voluntariamente a experimentar un placer provocado.

Por otro lado, el equipo de Neurología de la Escuela de Medicina de la Universidad de Yale (EEUU) reclama más investigación científica al respecto y estudios exhaustivos que sean capaces de comparar la actividad cerebral de las personas que experimentan ASMR con aquellas que no lo hacen para analizar los resultados.

Además no creas que todo el mundo puede alcanzar el nirvana que promete elASMR, solo unos pocos están ‘bendecidos’ con este don. Uno de cada mil individuos para ser exactos. Y las vías para obtener este placer sensorial son de los más variopintas. Puede ocurrir al ver vídeos de papiroflexia, de yoga o a un carpintero lijando un mueble, por ejemplo. A otros les basta con observar a alguien susurrando al micrófono un tono de voz acompasado y uniforme. Incluso un simple papel arrugándose, unas tijeras cortando el pelo o un barbaero con la maquinilla de afeitar en ristre.

Porque además de comer y los trabajos manuales o artísticos, los desencadenantes que con más frecuencia se relacionan con el ASMR son:

  • Manejo y manipulación cuidadosa de objetos.

  • Momentos de atención personal sobre terceras personas, como cortes de pelo, cambios de imagen o incluso exámenes médico.

  • Ver a alguien realizar una tarea de manera minuciosa (ejemplos: cumplimentar un formulario, inspeccionar cuidadosamente un objeto de cerca, etc).

  • Exposición a patrones de conversacion pausados, suaves y relajantes. Tonos de voz acompasados, pacientes, uniformes y constantes.

  • Sonidos casuales de objetos diversos (un papel arrugándose, alguien pasando las páginas de un libro, revolver cosas en un estuche, el sonido del lápiz rozando el papel, unas tijeras cortando el pelo, el sonido de una escoba limpiando el suelo, etc).

La clave para generar esos estímulos sensitivos están en la anestésica voz en off de la locutora, el ritmo pausado, la repetición de imágenes, la delicadeza en los gestos y un sonido de calidad. Para que se hagas una idea…

“Cada vez se conoce más, y al menos una o dos veces al mes me escriben de periódicos o de la radio interesándose por este tema”, apunta Ana Muñoz, creadora del canal Love ASMR

Más allá de que te aparezca o no perder tu preciado tiempo en el visionado de estas tonterías, la polémica está en la posibilidad de que genere adicción y por tanto pase de ser una ‘terapia médica’ a un trastorno, ya que la gente que lo padece tiene necesidad de sentir este cosquilleo de vez en cuando.

La comunidad ASMRtist niega esta versión manteniento que el excelente trabajo de sonido e iluminación que envuelve al espectador en gestos tan triviales como cerrar un cajón o hacer la cama, supone una auténtica experiencia sinestésica.

¿A tí qué te hace sentir esa sensación de cosquilleo o caricia que va desde la coronilla hasta la nuca?

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