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El 'Baby Led Weaning', el método alternativo a la cuchara (¿y a la lactancia?) que arrasa

Alimentación complementaria ‘a demanda’: claves para hacerlo bien

El BLW es una ‘corriente’ que permite que sea el propio bebé el que dirige su transición hacia los alimentos sólidos. (Foto: Getty)
El BLW es una ‘corriente’ que permite que sea el propio bebé el que dirige su transición hacia los alimentos sólidos. (Foto: Getty)

¿Cuándo deben introducirse alimentos en la dieta de un bebé?; ¿puede un bebé comer solo?; ¿qué es el Baby Led Weaning? Los pediatras de Atención Primaria (AP) a menudo dan respuesta, a estas y otras preguntas, en sus consultas diarias.

Sobre todo debemos tener en cuenta que durante el primer año de vida, la aportación de nutrientes es fundamental para el crecimiento óptimo del bebé.

La lactancia materna (LM) y la alimentación complementaria (AC) son eficaces para promover la salud, el crecimiento y el desarrollo infantil.

Partiendo de esta base, la Dra. Ana Martínez Rubio, pediatra de la AEPap, subraya que “después de los seis meses, ni la leche materna ni la de fórmula, son suficientes para satisfacer los requerimientos nutricionales del niño y que se deben administrar aportes suplementarios de otros alimentos”.

Es un error hacer exclusiva esta práctica en la alimentación complementaria de los menores lactantes. Hay que combinarla. (Foto: Getty)
Es un error hacer exclusiva esta práctica en la alimentación complementaria de los menores lactantes. Hay que combinarla. (Foto: Getty)

La leche materna es el alimento ideal para el lactante en los seis primeros meses y, acompañada de una alimentación complementaria (AC) adecuada, hasta al menos los 2 años de edad, “el momento oportuno para la introducción de la AC debería estar guiado, tanto por las necesidades nutricionales como por la madurez neurológica y por el interés que muestre el niño por los alimentos”, detalla la experta.

Además, la Dra. Martínez Rubio añade que “entre los 6 y 8 meses, la aportación de energía procedente de la AC debería ser 1/5 del total y entre los 9 y los 11 meses ascender a la mitad. El resto debe ser cubierto por la leche”.

En los últimos años, ha surgido un método alternativo a la cuchara. Se trata del Baby Led Weaning (BLW), que consiste en una alimentación complementaria guiada por el propio bebé, que permite que el lactante manipule los alimentos con sus manos y se los lleve a la boca.

“El objetivo es basar la introducción de la alimentación complementaria en el desarrollo fisiológico de los bebés durante el primer año de vida”, explica la doctora.

Según esta tendencia, al bebé se le ofrecen trozos de los alimentos que toma la familia (que no contengan sal ni azúcar), que el mismo empieza a degustar con sus manos. Eso sí, sus detractores plantean dudas sobre el mayor riesgo que se corre de que el niño se atragante o de que se produzca algún déficit nutricional.

Son sabores extraños que le parecerán raros, la repetición es la clave; y hay que ofrecerles en esa alimentación complementaria algunos trocitos y otros en puré. (Foto: Getty)
Son sabores extraños que le parecerán raros, la repetición es la clave; y hay que ofrecerles en esa alimentación complementaria algunos trocitos y otros en puré. (Foto: Getty)

Los pediatras de AP aseguran que “este método no debería iniciarse antes del sexto mes y que puede introducirse siempre que el lactante haya adquirido ciertas competencias motoras y cognitivas”. Uno de los objetivos del BLW es conseguir que la alimentación sea a demanda de las necesidades del niño. Así, aclara la especialista, “el bebé puede mostrar hambre y saciedad con gestos, evitando forzarle a comer”.

A través del BLW, el niño adquiere un rol más activo, favoreciendo que pueda regular las cantidades de alimento que ingiere, y desarrolle sensaciones de saciedad, ayudando, incluso, a prevenir el desarrollo de la obesidad.

Además, el BLW puede fomentar una mayor aceptación de los alimentos normales de la familia con una variedad de texturas y sabores y conseguir un mayor consumo de alimentos más sanos y es fundamental para promover hábitos de alimentación saludables en edades tempranas, así como para fomentar el desarrollo psicomotor del niño.

Por último los pediatras de AEPap, recuerdan que “la educación por parte de los progenitores en todo lo relacionado con la alimentación y nutrición de los niños, es fundamental”. Y destacan la importancia de que los padres sean un modelo de hábitos dietéticos saludables para sus hijos.

“La AC con cuchara puede ser necesaria en algunos niños. Es importante que los padres conozcan qué alimentos son más adecuados para empezar (blandos, que se puedan manipular con la mano y ser aplastados por la lengua contra el paladar), cuáles tienen mayor contenido en hierro y cuáles deben evitar por el riesgo de atragantamiento (frutos secos, zanahoria cruda, frutos con hueso o semillas)”, aclara la Dra. Martínez Rubio.

Los expertos insisten en que hay que ser cuidadoso con el tipo de alimentos que se ofrecen a los menores. Por ejemplo “una zanahoria bien cocida, el brécol, la coliflor, una galleta porque se deshace en la boca y no se puede soltar en trozos e ir hacia la vía aérea”.

En general, están permitidas las hortalizas y verduras bien hervidas, patata o zanahoria bien cocidas, pan, pescado, fruta que sea muy blanda, una pera muy madura. Todo en trozos, de forma que se puedan agarrar con la mano. Hay que evitar las cosas muy fibrosas. La manzana es mal modelo porque siempre es dura. La pera es más aguada y puede ser un buen alimento. El melón en temporada muy maduro. Hay que buscar siempre pensando sobre todo en disminuir riesgo de que se pueda atragantar.

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