El daño que les hacemos al 'compartir' su vulnerabilidad en redes sociales

¿Quién ha sentido con cierta frecuencia la necesidad de distanciarse temporalmente de las redes sociales? Razones puede haber muchas, pero hay una que a mí me hace bastante más peso que otras. Hay que tener piel de cocodrilo para no enfermar frente a la naturalidad con que se publican y se comparten, comentan, aplauden, contenidos de abuso infantil, maltrato animal, así como de abuso o maltrato a cualquier otro ser indefenso, reflejándose diaria y constantemente la grave falta de registro que arrastramos los adultos ante la crueldad humana propia o ejercida por otros.

La crueldad de los filtros cuando se trata de niños pequeños

Una tendencia de estos días en Instagram y TikTok es usar a los pequeñines que aún no son capaces de reconocer la diferencia entre realidad y fantasía para asustarlos con filtros que convierten la cara de sus progenitores en cabezas de animales. Papá o mamá le pide al niño que mire la cámara y mientras lo graba. El rostro de papá o mamá se convierte en la cabeza de un asno o cualquier otro animal y el pequeñín llora aterrado.

No poder confiar en los padres como fuente se seguridad daña su equilibrio emocional/Getty.
No poder confiar en los padres como fuente se seguridad daña su equilibrio emocional/Getty.

Otro tanto pasa con los perros que enfrentan asustados el acoso de una aspiradora ruidosa o que saltan y chillan al recibir de forma encubierta descargas eléctricas con collares de entrenamiento, mientras son grabados. La reacción de terror provocada intencionalmente a seres indefensos se registra como sorpresa divertida o en cualquier caso da motivos para reírse, hablar y comentar sobre ello. Parece que para sus propios padres y para los usuarios de redes sociales ver a un niño pequeño muy asustado llorando o un perro alterado frente a estímulos amenazantes es motivo de chistes y de risas.

El daño en el equilibrio emocional

Respecto a los niños, hay una condición humana determinada por la biología que consiste en que al ser naturalmente muy dependientes y por tanto vulnerables, siempre que sienten miedo o se sienten inseguros tienden a buscar la proximidad con sus padres para que estos los protejan y les ayuden a volver a un estado de bienestar, calma y equilibrio. Cuando los niños encuentran seguridad y protección en sus padres, desarrollan autoconfianza, equilibrio emocional y por supuesto la empatía necesaria para registrar y condolerse del sufrimiento de otros seres vivos y, por tanto. tratarlos con respeto, sin crueldad, sin abusar, más bien procurando su bienestar.

Así, cuando lo que encuentra una criatura es a un padre o madre que por el contrario le provoca miedo o terror, se genera un colapso ante la paradoja de que quienes deberían estar programados biológicamente para ser su fuente de protección y seguridad, se convierten en fuente de miedo, terror y amenaza.

El carácter de las criaturas es un andamiaje potente que se forma durante los primeros años de vida a partir de la interacción con los adultos centrales de su infancia. Se puede decir resumidamente que el carácter son las respuestas defensivas creados los siete primeros años y que se van a activar automáticamente a lo largo de la vida.

Si establecemos vínculos inseguros o patrones inseguros de apego, estos niños de hoy muy probablemente serán adultos desregulados emocionalmente, sin registro propio de conductas crueles, maltratantes, sin registro emocional sobre la diferencia entre abuso, violencia o buenos tratos, desconectados de sus sentimientos de compasión e incluso de vergüenza o culpa frente a la crueldad.

Cuando ponen en mayor riesgo a niños vulnerables para ganar likes

Están de moda los videos sobre crónicas de niños abandonados en la calle. Este tipo de contenido se usa para hacer reseñas bajo la excusa de una pretendida generosidad altruista o desinteresada por parte de adultos que los encuentran y les dan comida o dinero. En un video reciente que alguien me hizo llegar, un niño a la orilla de la carretera vendiendo chucherías para ganarse la vida fue interceptado por un par de adultos en su carro. Estos adultos llegaron a convencer al pequeño de que se subiera al carro para llevarlo a su casa. Le dieron dinero y le preguntaban insistentemente ante una cámara bien ubicada para registra todos los gestos de la criatura, qué más podían hacer por él. En el trayecto bajo interrogatorio mostraron detalles de la vida, la ubicación habitual, el nombre, la edad de la criatura.

¿Cómo es que no vemos que mostrar en redes a un niño tan vulnerable, sin defensas, abandonado en situación de riesgo, equivale a exponerlo aún más a que cualquiera lo ubique, lo secuestre para hacer trata humana, trabajo o prostitución infantil o cualquier otra barbaridad?

Cualquier ayuda que queramos prestar y más aún en situaciones como esta, no tiene porque hacerse pública. Si el real objetivo es ayudar desinteresadamente, si lo que realmente queremos aliviar la situación de hambre, de falta de techo, buscar una familia que proteja a un niño indefenso en situación de abandono ¿por qué exponerlo en redes?, ¿para que vean lo bueno que somos, para ganar popularidad, para posicionar nuestras cuentas en redes sociales?

Estas plataformas se han convertido en un escenario donde no pocas personas son capaces de hacer cualquier cosa con el propósito de ganar likes, vistas y aplausos. Me pregunto cuán hondo será el dolor del vacío por falta de amor, mirada y reconocimiento materno y paterno cuando fuimos niños para que ahora se intente llenar o aliviar a toda costa esa carencia usando como excusa tendencias de turno e internet, sin tener el mínimo registro del daño que provocamos.

¿Qué hacer al toparnos estos contenidos ?

Lo primero es poner pausa y reflexionar. Cada vez que veas un contenido con niños involucrados, antes de actuar impulsado por la emoción y hacer me gusta, hacer comentarios o compartirlo, piensa, cuestiónalo todo, hazte preguntas, desconfía. Si logras registrar el abuso conscientemente no lo compartas ni siquiera para criticar o analizar el caso públicamente en aras de educar a quienes te ven o leen, porque así contribuyes a viralizarlo.

Cuando encuentres contenidos en redes que exponen la vida privada de niños y niñas con escenas humillantes, maltratantes, que violan su derecho a la intimidad a la propia imagen a su honor y dignidad, denúncialos de inmediato y repórtalos como spam o como contenido abusivo. No te hagas funcional a la explotación y al abuso infantil. Lo mismo con el maltrato o crueldad hacia los animales o cualquier otro ser indefenso.

Somos los usuarios quienes con nuestras preferencias posicionamos las tendencias: Los buenos tratos o los malos tratos, el adultocentrismo o el respeto a la infancia y a los seres más vulnerables, la violencia implícita y explícita o la cultura de paz.

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