El dron que cayó del cielo

Foto: Richard Unten /Flickr
Foto: Richard Unten /Flickr

¡Es un ave, es un avión… es un dron! Sí, cuidado, si se le cae algo en la cabeza puede ser un multicóptero, y con un peso que ronde los 10 kilos, menuda herida le puede producir, sino algo más serio. Un habitante de 38 años de la ciudad norteamericana de Seattle, Paul Skinner, acaba de ser condenado a 30 días de cárcel por un juez municipal de faltas de aquella ciudad por haber manejado con impericia uno de estos aparatos que al desplomarse cayó sobre dos personas, una de las cuales quedó inconsciente.

El hecho ocurrió hace dos años, en el Pride Parade de 2015 de esa ciudad del noroeste norteamericano, cuando el dron de 45 x 45 cm que manejaba Skinner chocó contra un edificio y al caer golpeó y desmayó a una mujer de 25 años que miraba el desfile. Por esto, el juez Willie Gregory dictaminó que aunque Skinner no había tenido el deseo manifiesto de herir a nadie, con la caída de su dron que utilizaba para filmar demostró no haber cumplido con la norma que establece la Administración Federal de Aviación (FAA por sus siglas en inglés) de los Estados Unidos que los operadores de drones no deben hacerlos volar sobre nadie que no esté directamente involucrado en la operación, que no esté debajo de una estructura cubierta o dentro de un vehículo detenido”.

El fiscal del caso había pedido 90 días de prisión, pero finalmente terminaron siendo reducidos a 30, más una multa de 500 dólares.

Se cree que esta es la primera vez que un piloto de dron termina en la cárcel por no cumplir con la normativa vigente para el manejo de estos vehículos.

Según la BBC, durante el último año más de 1200 supuestas colisiones entre drones y aviones fueron denunciadas a la FAA. El organismo no confirmó estas cifras.