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El remedio contra la depresión otoñal (¡y también adelgaza!)

Ya es oficial, hemos entrado en la época más ‘oscura’ del año, unos meses de transición en los que la euforia veraniega dejará paso al éxtasis navideño. ¡Supéralo así!

El agua fría actúa como un antidepresivo natural calmando los problemas emocionales y ayudando a combatir la depresión. (Foto: Getty)
El agua fría actúa como un antidepresivo natural calmando los problemas emocionales y ayudando a combatir la depresión. (Foto: Getty)

Hay muchas formas de superar la depresión posvacacional y esa apatía general que nos invade cuando el sol va perdiendo fuerza y las temperaturas empiezan a bajar. Las favoritas de los españoles son las escapadas exprés los fines de semana, las salidas (diurnas o nocturnas), apuntarse a algo nuevo (las clases de cocina y el boxeo están en alza) o recuperar la rutina deportiva. Sin embargo, hay un hábito saludable -aunque no muy agradable- que puede ayudarte a sentirte mucho mejor: tomar un baño de agua fría.

Diversos estudios aseguran que combate la depresión, previene enfermedades y reduce el estrés y ansiedad, debido a que el agua fría inhibe la liberación de la hormona cortisol.

El agua fría activa las beta-endorfinas y noradrenalina en el cerebro, siendo ésta última muy utilizada en los fármacos antidepresivos.

Por otra parte, investigaciones previas han encontrado que las duchas frías también ayudan a reducir los niveles de ácido úrico, lo que reduce el riesgo de padecer gota o enfermedades renales.

Al primer impacto <strong>sube el ritmo cardíaco</strong><strong>, aumenta la circulación sanguínea</strong><strong> y se libera adrenalina</strong>.(Foto: Getty)
Al primer impacto sube el ritmo cardíaco, aumenta la circulación sanguínea y se libera adrenalina.(Foto: Getty)

Pero lo más soprendente es que un médico le ‘recetó’ a su paciente este método para tratar el trastorno depresivo que sufría desde los 17 años. Ni los fármacos ni el resto de estrategias llevadas a cabo durante estos años dieron resultado por lo que Sarah accedió a darse ese baño semanal en agua fría recomendado por el médico e investigador del University College London, Christoffer van Tulleken. En realidad, este experimento formaría parte del documental de la BBC The Doctor Who Gave Up Drugs.

Ambos acordaron una serie de modificaciones en el tratamiento que consistieron en ir reduciendo la dosis de los medicamentos (algo deseado por la paciente durante años, sobre todo después de haber dado a luz a su hija) y seguir un programa de natación semanal en aguas abiertas con una temperatura de 15ºC. A los cuatro meses de este tratamiento (poco convencional), Sarah estaba libre de medicación y sus síntomas parecían haber cesado.

Tras el ‘shock’ inicial que provoca la inmersión en agua fría, el cuerpo reacciona… para bien. Así lo confirma Michael Tipton, uno de los coatores del estudio y profesor del departamento de deportes y ciencias del ejercicio de la Universidad de Portsmouth: “Durante años nos preocupamos más por los aspectos peligrosos de la inmersión en agua fría que por sus beneficios. Sin embargo, el frío alivia el dolor al provocar un efecto antiinflamatorio, y también reduce el estrés”.

A lo que su colega añade que “si te adaptas al agua fría, también se reduce la respuesta de estrés a otras tensiones diarias, como la ira al volante, los exámenes o el despido en el trabajo”.

A pesar de esto tanto Van Tulleken como otros expertos aclaran que este caso no demuestra la eficacia de nadar en agua fría para cualquier persona o dolencia porque “podría ser una recuperación natural o una respuesta al placebo”, y añade que se necesitarán más estudios para corroborar los resultados.

Además de tratar la depresión y la ansiedad, el agua fría repara los músculos tras el ejercicio, ayuda a quemar más grasa e incluso puede darle un impulso al sistema inmunológico. (Foto: Getty)
Además de tratar la depresión y la ansiedad, el agua fría repara los músculos tras el ejercicio, ayuda a quemar más grasa e incluso puede darle un impulso al sistema inmunológico. (Foto: Getty)

No obstante, aquí tienes unas cuantas razones más (demostradas) por las que deberías ‘torturarte’ con una ducha de agua fría o si te atreves, (y tu salud y el médico te lo permite), con un baño helado a la semana:

  • Vivirás menos estresado y con más energía.

  • Mejorarás la circulación.

  • Aumentarás tu vitalidad y lucidez mental.

  • Reforzarás tu sistema inmunológico al activar la circulación y proporcionar un buen flujo sanguíneo.

  • Te ayudará a perder peso. El frío activa la grasa parda, que a su vez estimula la combustión de la grasa del tejido adiposo y la grasa localizada en ciertas zonas del cuerpo como caderas, muslos o piernas. Por tanto, este proceso también sirve para luchar contra la celulitis.

¿Te duchas con agua caliente o fría? ¿Te atreverías a meterte en una bañera helada?

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