Anuncios

El yoga, ¿con chocolate o con cerveza?

Aparentemente, hay pocas cosas tan opuestas como la cerveza o los dulces y el yoga. Uno tiende a pensar que los yoguis son personas ascéticas, que huyen de los excesos del mundo material y de todo aquello que puede intoxicarnos o hacernos engordar. En el otro extremo, estaría Homer Simpson, al que uno se imagina tirado en el sofá bebiendo cerveza Duff y comiendo chocolate como si no hubiera un mañana. Dos mundos irreconciliables a primera vista, ¿verdad? ¿O no? Lo cierto es que, aunque lo parezca, no están tan alejados como uno podría pensar en un primer momento.

Posturas de yoga y cerveza, de la mano.
Posturas de yoga y cerveza, de la mano.

El yoga, en su afán por buscar nuevos caminos y seducir a sectores ajenos se ha aliado últimamente con extraños compañeros de viaje. Emily y Jhula son dos instructoras de yoga que trabajan en Berlín. Como no podía ser de otra forma estando en Alemania, han introducido la cerveza en sus clases. “El placer de beber cerveza y la ampliación de la conciencia del yoga se complementan y ofrecen una experiencia vigorizante”, aseguran las creadoras de esta nueva disciplina. Explican que “no se trata de una broma” y añaden que lo que han hecho es mezclar ambas cosas permiten llegar a un nivel superior de consciencia.

Bier Yoga
Bier Yoga

La idea no ha tardado en expandirse y, así, ya hay un centro en Nueva York, el Beer Fit Club, donde se trabajan el fitness pero siempre con una botellita de cerveza en la mano. También en la Gran Manzana se ha puesto en marcha una alternativa para los que prefieren el vino a la cerveza, el Drunk Yoga. Eso sí, con un consumo moderado para que los practicantes no pierdan el equilibrio al realizar las posturas más complicadas…

Pero no solo de yoga con cerveza (o vino) vive el hombre. Por eso, ha nacido el yoga con chocolate. La actividad ha surgido por iniciativa de la compañía Love Cocoa (creadora de un chocolate de aguacate vegano), que se ha asociado con el instructor Guzel Mursalimova para ofrecer a los londinenses una sesión de 90 minutos que incluye la práctica de yoga y la degustación de chocolate. La primera parte de la clase se basa en la meditación mientras se degusta una onza de cacao. La segunda incluye una práctica de yoga estándar, pero con aceites esenciales para llegar “a conocer el propio cuerpo”. La sesión, que tiene un precio de unos 20 euros, se celebrará el próximo 3 de febrero y es de esperar que, de tener éxito, puede repetirse en próximas ocasiones.

El chocolate yoga es una realidad.
El chocolate yoga es una realidad.

Visto lo visto, ¿quién sabe si lo próximo serán clases de yoga con jamón ibérico o con queso manchego? Desde luego, si se trata de ganar adeptos para esta disciplina milenaria, no se nos ocurre una mejor motivación.