Empatía, imitación o contagio: detrás de una emoción que nos mueve a la par de la música

En el centro, Constanza Agüero, bailarina del Ballet Contemporáneo del Teatro San Martín, en un ensayo de "I feel you", de Constanza Macras
En el centro, Constanza Agüero, bailarina del Ballet Contemporáneo del Teatro San Martín, en un ensayo de "I feel you", de Constanza Macras - Créditos: @Rodrigo Nespolo

Tres Constanzas en una misma conversación podría ser demasiado, tal vez el detonante de una escena inesperada o la clave secreta para remontar un encuentro que arranca con un traspié, pero que de pronto se rencauza para hablar de la empatía: el arte de ponerse en el lugar del otro, tema de la obra que se verá desde este jueves en la sala Martín Coronado del Teatro San Martín.

El público local no precisa demasiada presentación para la coreógrafa Constanza Macras, argentina, radicada en Berlín, donde fundó su propia compañía, Dorky Park, que ya tuvo varias incursiones en los escenarios de Buenos Aires. Tal vez precise, enhorabuena, algunas claves más para reconocer a Constanza Agüero, integrante del Ballet Contemporáneo del Teatro San Martín, riojana, 29 años, una intérprete muy dúctil, que aquí demostrará que se arriesga a más. ”Yo le meto, me animo”, pensó cuando se enteró de que para esta puesta, además de bailar, tendría que cantar, hablar en inglés, tocar la guitarra.

Constanza Agüero y Constanza Macras, bailarina y coreógrafa de "I feel you", que de jueves a domingo se verá en el San Martín
Constanza Agüero y Constanza Macras, bailarina y coreógrafa de "I feel you", que de jueves a domingo se verá en el San Martín - Créditos: @Rodrigo Nespolo

El caso es que una de ellas -la directora- incorporará a la otra -la bailarina- en las funciones locales de I feel you, un espectáculo reciente, que hasta ahora solo se vio en junio del año pasado en Berlín, pero en condiciones bien distintas. “Fue creado en un espacio no convencional, sin cuarta pared, donde la gente se movía de lugar [le daban al público unas sillitas plegables tipo camping], entonces esta es una adaptación en la que no solamente está Constanza como invitada, sino que Matías Sendón hizo un nuevo diseño de luces”, distingue Macras, que justamente habla a la velocidad de la luz. Este no es otro de sus grandes despliegues -como el trabajo que estrenó el 19 de enero en Alemania, “más de dos horas, con toda la parafernalia y citas a la revista porteña de los tiempos de Nélida Lobato”-, sino una pieza portátil, de cinco bailarines más una invitada y escenografía mínima, inflable, que cabe en un bolso.

Macras, que a menudo trabaja con la inspiración de lo cotidiano y las emociones, temas como la memoria, los cuerpos o lo imperfecto, trae ahora una propuesta que más que personajes tiene situaciones, representaciones de sentimientos. “Cada uno está ahí con una particularidad, pero no son roles que tienen una dimensión dramática. La dimensión dramática es la obra entera. Lo que sí específicamente tenía que hacer ella es cantar Britney Spears”.

Agüero:- Yo soy fan de Britney de chiquita, pero no canto. Tengo cuerdas vocales, hago lo que puedo. Y dentro de lo que mi inglés puede también.

Macras: -¡Pero si estás perfecta!

En general, los intérpretes de la cosmopolita compañía Dorky Park tienen esa característica: cantan, bailan, dicen textos, y no es porque sean artistas de comedia musical. “La razón por la que son así es porque les pido que lo hagan y ellos se animan, no necesariamente porque hayan tenido una formación. A mí me gusta un poquito esa fragilidad. Ella está entonando, lo que hace es algo muy real”, comenta la coreógrafa sobre esa cierta posibilidad de imperfección. “Se trata de que tenga una dimensión humana, porque el bailarín es tan perfecto que aleja un poco a la audiencia. Igual Constanza es una bailarina increíble y se lo ve”.

Escena inicial de "I feel you", por la compañía Dorky Park
Escena inicial de "I feel you", por la compañía Dorky Park - Créditos: @Rodrigo Nespolo

De alguna manera, hay que tomar a I feel you de forma literal: el propio título enuncia la empatía, nos dice: Te siento. “Es la empatía o el reflejo, algo casi no cognitivo que genera la emoción del otro”, reflexiona Macras, y ejemplifica: “Estar mirando a alguien que se pone a llorar hace que te pongas a llorar también. Cuando mi madre perdió la memoria completamente y entró como en demencia, yo no la veía hacía seis meses; la última vez, ella se acordaba de mí y a la siguiente, estaba en un geriátrico, y me dice: ‘quién es usted’. Yo me puse a llorar de una manera que no te puedo explicar. Y ella me miró y se puso a llorar también, pero no sabía ni quién era yo. Eso, un reflejo. Sin un ejemplo tan extremo, a veces uno se ríe porque el otro se ríe, y el contagio hace que uno entre en un lugar que al final no sabe ni de qué se está riendo”. Veamos una escena de contagio, la primera, para no spoilear: cinco jugadores vestidos de tenis pelotean entre sí y con un frontón. La banda de sonido es un crescendo de ese gritito reconocible que se escapa con el impulso de cada golpe. ¡Ah!, ¡ajaaá!, ¡oh!, ¡waaa! Es fuerza o risa o llanto lo que se multiplica y eleva el volumen.

La empatía, emoción positiva, desde hace unos años cuenta con buena prensa; se instaló como un atributo valioso, está presente en las conversaciones, es un músculo a ejercitar. En este trabajo, fundamentalmente, hace su ingreso por la vía de la música. “Empatía es también ponerse en el lugar del otro, a veces sin pensarlo. La obra va virando a un lugar en el que finalmente sale el ser humano que se aprovecha del otro, no es toda armoniosamente positiva. Y la música tiene un lugar muy importante: uso música grabada, música clásica, que todos conocen aunque no puedan decir ‘esto es Mozart o Haendel’, temas que suenan en películas y publicidades, que nos hacen llorar hace siglos. Lacrimosa de Mozart, por ejemplo, nos lleva a una cierta tristeza o melancolía; a un despojo, también, a uno lo desnuda. De eso también se trata la obra, de cómo la música nos viene manipulando hace siglos. La música pop, que es un artilugio de manipulación, no es algo nuevo”.

Y para seguir con cuestiones de época no se puede obviar que hay algo de la imitación que hoy se relaciona con las redes sociales. Opina Macras: “Las redes no solamente generan empatía sino que pueden generar destrucción. Es un circo romano finalmente. En la danza, hay una parte sobre TikTok, sobre cómo una pequeña coreografía empieza a ponerse viral, y eso es nuevo: le damos movimiento a unas canciones y pasa a ser moneda de todos, que hacen su versión con la esperanza de que lo vea mucha gente. La imitación también fue algo que pasó mucho en la pandemia: ¿cuándo toda la humanidad comió pan de banana?”

Para agendar

I feel you, de Constanza Macras, por la compañía Dorky Park, con la participación de Constanza Agüero del Ballet Contemporáneo del Teatro San Martín. De jueves a domingo, a las 20, en la sala Martín Coronado. Corrientes 1530. Entradas, plateas desde $ 2300; pullman $ 1900.