Para enfrentar el embarazo adolescente, Texas modifica los estándares de educación sexual

DALLAS— J. R. Chester se embarazó el verano anterior a su último año de instituto. Siendo una estudiante brillante con buenas calificaciones, dio a luz, se graduó y volvió a embarazarse cuando llegó a la universidad ese otoño.

Era una madre adolescente, como su madre, su abuela y su bisabuela. En su escuela no se impartía educación sexual y la prevención del embarazo era un concepto extraño. Sus hijos ahora son adolescentes.

"Si no conoces tus opciones, no tienes ninguna", dijo Chester, quien ahora es directora de programas de Healthy Futures of Texas, una organización sin ánimo de lucro dedicada a la educación y la defensa de la salud sexual. "Todas estaban embarazadas; lo sentí como 'Cuando sucede, sucede'".

Aunque los embarazos de adolescentes han disminuido en el estado y en todo el país en las últimas décadas, Texas sigue teniendo una de las tasas estatales más altas de adolescentes que dan a luz, con 22.4 nacimientos por cada 1,000 niñas y mujeres de 15 a 19 años; la más baja, en Massachusetts, es de 6.1. Junto con Alabama, Texas tiene la tasa más alta del país de embarazos repetidos en adolescentes. Este otoño, los distritos escolares de todo Texas están marcando un cambio hacia lo que los educadores llaman un plan de estudios de "abstinencia adicional", la primera vez que el estado ha revisado sus normas para la educación de la salud sexual en más de 20 años.

Aunque los distritos pueden elegir su propio plan de estudios y enseñar más de lo que el estado requiere, los estándares mínimos de salud del estado ahora van más allá de centrarse en la abstinencia para detener los embarazos e incluyen enseñar a los estudiantes de secundaria acerca de los anticonceptivos y dar información adicional en torno a la prevención de las infecciones de transmisión sexual, como el virus del papiloma humano (VPH) que se ha relacionado con varios cánceres.

Anteriormente, un informe de 2017 mostraba que el 58 por ciento de los distritos escolares de Texas ofrecían educación sobre salud sexual "solo con abstinencia", mientras que solo el 17 por ciento ofrecía planes de estudio que se expandían más allá de eso. Una cuarta parte de las escuelas no ofrecía educación sexual.

Las investigaciones muestran que los programas de educación sexual que enseñan sobre anticoncepción son eficaces para aumentar el uso de anticonceptivos e incluso retrasar la actividad sexual entre los jóvenes. Los programas de educación centrados en la abstinencia, en cambio, no han demostrado ser especialmente eficaces para frenar la actividad sexual entre los adolescentes.

Sin embargo, que los adolescentes de Texas reciban algún tipo de educación sexual depende de que sus padres los inscriban. Mientras que antes los padres tenían que "excluirse" de las partes de educación sexual de las clases de salud de sus hijos, ahora tienen que "inscribirse" para que sus hijos reciban esas lecciones. Esto significa que los padres deben firmar y devolver una hoja de permiso, un cambio que algunos temen que pueda llevar a que los niños se pierdan no tanto por las objeciones de los padres como por la pérdida de formularios y las barreras lingüísticas.

Estos cambios en la educación sexual se producen en un momento en el que el estado está reduciendo el acceso al aborto luego de la decisión del Tribunal Supremo de junio de anular el caso Roe contra Wade, que garantizaba el derecho constitucional al aborto. Texas tiene una de las leyes de aborto más restrictivas del país. La cuestión de cómo las escuelas educan a los jóvenes respecto a su salud sexual y su desarrollo ha adquirido una nueva urgencia ahora que muchos gobiernos estatales han promulgado la prohibición del aborto.

Los defensores de la salud dijeron que muchas mujeres no tienen más remedio que llevar un embarazo a término, lo que ha creado una nueva clase de ricos y pobres: los que tienen los conocimientos, los recursos y la capacidad de protegerse contra el embarazo y los que no.

Texas es lo suficientemente grande y diverso como para necesitar políticas educativas que puedan adaptarse a las remotas ciudades fronterizas y a las extensas áreas metropolitanas, ambas con altas tasas de embarazos adolescentes no deseados.

En 2019, el Consejo de Educación de Texas comenzó a reescribir las normas de educación médica que habían estado en vigor desde la década de 1990. Mantuvo en su lugar las normas que afirman "que hay riesgos asociados con la actividad sexual y que la abstinencia de la actividad sexual es el único método 100 efectivo para evitar los riesgos".

De acuerdo con Guttmacher Institute, una organización de investigación sobre salud reproductiva, 39 estados, más el Distrito de Columbia, obligan a que las clases de educación sexual ofrezcan información acerca de la abstinencia y 29 de ellos exigen que se "haga hincapié en ella". Solo 20 estados y el Distrito de Columbia exigen que las clases proporcionen información en torno a la anticoncepción.

De acuerdo con la ley de Texas, la educación sexual debe seguir presentando la abstinencia como "la opción preferida". Cuando las escuelas enseñan acerca de los preservativos y otras formas de anticoncepción, deben proporcionar lo que Texas llama "índices de realidad de uso humano" —o, como se describe en la literatura médica, "uso típico"— que detallan la eficacia de esos métodos fuera de los entornos de laboratorio.

Los cambios que entran en vigor este año se refieren principalmente a si un estudiante de Texas aprende sobre ciertos temas de salud sexual y cuándo lo hace. Bajo las normas anteriores del estado, las escuelas de Texas podían enseñar acerca de métodos anticonceptivos más allá de la abstinencia, pero solo en las clases de salud de la escuela secundaria, que son opcionales. Ahora, la información sobre los anticonceptivos, así como más sobre las ITS (STI), se enseña en las clases de salud de la escuela media, que son obligatorias.

En mayo, el Distrito Escolar Independiente de Dallas (Dallas ISD), uno de los más grandes del país, aprobó el material didáctico para cumplir los nuevos requisitos del estado, pero las autoridades escolares de esta ciudad querían hacer más, dado el alcance del problema. Los defensores dijeron que el Condado Dallas tiene la tasa más alta de embarazos adolescentes repetidos del país.

El plan de estudios del distrito va más allá del mínimo estatal e incluye la identidad de género e información adicional acerca de los anticonceptivos, así como un contrato con Healthy Futures of Texas para impartir un programa extraescolar opcional para los estudiantes de secundaria.

El anterior plan de estudios era "muy científico" y "muy árido", dijo Dustin Marshall, miembro del consejo de administración del distrito escolar, y dejaba fuera información básica sobre los anticonceptivos, como la forma de ponerse un preservativo.

"Una de las principales formas de reducir los embarazos de adolescentes y aliviar la pobreza generacional de los mismos es enseñar la anticoncepción", dijo. "No hay que limitarse a asumir que, si se enseña la abstinencia, todos los niños obedecerán. Eso es ser un poco demasiado zoquete, desde mi punto de vista".

Algunos críticos dijeron que los estándares del estado, aunque son una mejora, son inadecuados cuando se trata de consentimiento y temas LGBTQ+, incluyendo la identidad de género. La junta estatal sí exige que las escuelas enseñen acerca de las relaciones saludables y el establecimiento de límites personales para la actividad sexual.

De acuerdo con la ley de Texas, los padres tienen la última palabra no solo en cuanto a si sus hijos reciben educación en salud sexual, sino también en cuanto a lo que se trata en esas lecciones.

Desde hace casi 30 años, los distritos escolares están obligados a crear y nombrar consejos consultivos de salud escolar, encargados de revisar y recomendar los planes de estudios de salud, incluidos los de salud sexual. La mayoría de los miembros deben ser padres y no empleados del distrito, por lo que el contenido de las clases de educación sexual puede variar mucho según el distrito.

Jen Biundo, directora senior de política e investigación de Healthy Futures of Texas, describió un estudio que ella ayudó a hacer, en el que se preguntaba a los padres y a los adolescentes quiénes preferirían que les enseñaran sobre sexo. Aunque los padres y los adolescentes los clasificaron de forma diferente, dijo que sus opciones eran las mismas: las escuelas, los médicos y los padres. Los defensores de la salud dijeron que no todos los padres pueden educar a sus hijos en materia de sexo, o no lo hacen, y que muchos adolescentes viven en situaciones inestables, como los hogares de acogida.

Biundo dijo que, cuando preguntaron a los adolescentes en dónde aprendían sobre sexo, las principales respuestas fueron "mis amigos e internet".

De hecho, algunos padres, especialmente las que fueron madres adolescentes ellas mismas, pueden no saber acerca del control de la natalidad o cómo acceder a él. "¿De dónde se supone que los padres deben obtener los conocimientos?", dijo Chester. "Porque pasaron por el mismo sistema escolar que no enseñaba educación sexual y de repente se supone que deben saber qué enseñar a sus hijos".

"Estamos tratando de acabar con esa maldición generacional de la falta de educación", dijo.