¿Por qué estamos tan enojados? La respuesta está en la 'nueva normalidad'

Lo admito: nunca había sentido un enojo como el que ahora experimento en esta etapa que ya conocemos como nueva normalidad. Salgo a la calle y vuelvo a casa llena de una ira que me acompaña buena parte del día.

(Getty Creative)
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Le doy vueltas y vueltas a las situaciones cotidianas que me provocan enojo: las estéticas repletas, las personas sin cubrebocas, las fiestas improvisadas de los vecinos, las filas en los centros comerciales… Tanto enojo es agotador.

Cuando hay estrés las emociones se exacerban”, explica el doctor José Mendoza, coordinador de Investigación del Departamento de Psiquiatría y Salud Mental de la UNAM.

Y la pandemia de covid-19 no solo nos hizo -y nos hace- sentir enojo; también miedo, frustración, tristeza, impotencia, ansiedad, toda una gama de emociones que se desprenden del estrés que nos genera la amenaza que está ahí afuera: el virus sars-cov-2.

El doctor Bernard Golden -especialista en manejo de la ira- lo expresa clarísimo en un artículo que escribió para Psychology Today: la pandemia de covid-19 es un trauma para todos. Es natural que estemos enojados con la pérdida creada por el distanciamiento social y la cuarentena; enojados con el mismo virus. Enojados con aquellos que creemos que pudieron hacer algo para protegernos mejor de esta calamidad”.

En busca de culpables

Relacionado con lo que dice Bernard Golden, la socióloga y terapeuta familiar Adriana Segovia explica que buscar culpables en esta situación de incertidumbre es un mecanismo de defensa para encontrar algo de seguridad.

Esto “nos hace creer que si pongo todo mi enojo en esas personas entonces yo me defiendo porque encuentro a un culpable de mi inseguridad o mi miedo”.

Esas personas pueden ser desde López-Gatell y AMLO, hasta quienes hacen fila para comprar una prenda en Zara, abarrotan un restaurante o se ponen el cubrebocas de cubrepapadas.

Y vuelvo a aceptarlo: qué ganas de regañarles, ¿no? Quizá tú, como yo, tengas ensayado un discurso aleccionador sobre la pandemia, el cubrebocas, la sana distancia, el gel antibacterial y las muertes que aún no cesan.

Pero ojo. “Es muy diferente hacer pedagogía poco a poco, generar conversaciones sobre esto, a regañar al que tenemos a un lado. Podemos aprender a hacer pedagogías amorosas para el otro, pero antes de hacerlas necesitamos revisarnos a nosotros y cuidar nuestras propias conductas”, explica Adriana Segovia.

Ouch.

La importancia de mirarte (y hacerte responsable de tu salud)

El doctor José Mendoza concuerda que “voltear hacia adentro siempre es la primera parte” y explica que “el enojo viene de tu propia frustración al no entender que tú eres responsable de tu propia salud, no de la del otro”.

El enojo por esta pandemia nos hace tener pensamientos como “por tu culpa se va a morir tu abuelita”, “por ti no hay lugar en los hospitales”, pero el doctor Mendoza recomienda empezar a pensar de otra manera: “por MÍ no se van a morir mis seres queridos”, “por MÍ no me voy a contagiar”, “por MÍ no te vas a contagiar”.

Y esto no es ser egoísta, es ser responsable.

“El punto es que tú entiendas que la responsabilidad de tus actos es la única forma que tienes para protegerte”, explica. Y, en realidad, “la única forma de cuidar a los otros es cuidarme a mí”.

Pero, ¿qué hacer con el enojo que sientes en este contexto?

Explora lo que sientes y honra tus pérdidas

La doctora María Elena Teresa Medina Mora, directora general del Instituto Nacional de Psiquiatría Juan Ramón de la Fuente, recomienda que explores tus emociones.

“Empieza por reconocerlas y nombrarlas”, dice. ¿Qué hay debajo de ese enojo?, ¿qué pérdidas te duelen?

En este sentido, el doctor Bernard Golden explica que hacer este tipo de preguntas puede ayudarte a reconocer cuando el enojo te está distrayendo de sentir tristeza, dolor o pérdida.

Puedes dedicar entre 15 y 20 minutos al día para pensar en lo que extrañas, en lo que te duele, te da miedo o te enoja.

Acepta que lo único que puedes controlar son tus acciones

La necesidad de controlarlo todo “es irreal”, dice la doctora Medina Mora. La realidad es que no puedes controlar lo que hacen los demás.

Aquí la recomendación es redirigir tu pensamiento hacia lo que SÍ puedes controlar: tus acciones, es decir, tu cuidado: usa cubrebocas y careta, lávate bien las manos, lleva contigo gel antibacterial, asegura tu sana distancia, limita tus riesgos.

No estás solo. No estás sola. Te compartimos algunos recursos que pueden ayudarte a reconocer tus emociones y trabajarlas en estos tiempos tan complicados.

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