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Enya vive recluida, desde hace varios años, en un castillo con diez gatos

The singer Enya poses in a hotel in Berlin, Germany, 29 October 2015. The Irish singer's new album 'Dark Sky Island' comes out on 20 November 2015. It is her first album in many years. Enya, with 75 million album sales, four Grammy Awards, an ECHO award, and many other awards, ranks among the most successful artists of all time. Photo: BERND VON JUTRCZENKA/dpa | usage worldwide   (Photo by Bernd von Jutrczenka/picture alliance via Getty Images)
Enya vive en un castillo rodeada de gatos (Photo by Bernd von Jutrczenka/picture alliance via Getty Images)

Escuchar la música de Enya es como oír a los ángeles cantar pero, aunque muchos tenemos sus discos, ¿sabemos cómo ella vive?

Enya es una mujer especial, hasta su nombre real es un laberinto en gaélico y es que se llama Eithne Pádraigín Ní Bhraonái. Su nombre artístico no es más que una adaptación fonética al inglés.

De nombre impronunciable e ideas muy bien asentadas, Enya empezó en el mundo de la música unida a algunos de sus 8 hermanos y a sus tíos gemelos en el grupo irlandés llamado Clannad. A inicios de los 80s ella abandonó la formación familiar y ahí empezó su legado musical en solitario.

Ella es considerada la mayor influencia del género musical denominado céltica new age y es que las influencias de coros casi celestiales y música celta en su música son un regalo para los oídos.

Pero a pesar de ser una estrella superventas en todo el mundo y de poseer una de las mayores fortunas económicas de Reino Unido, Enya no concede apenas entrevistas, no ofrece conciertos ni apariciones públicas pero, eso sí, vende millones de discos.

Es más rica que Ed Sheeran o que Chris Martin, solo superada por U2 siendo así la primera mujer en la lista de artistas famosas de Reino Unido pero ese dinero a ella le sirve para vivir a su modo, sin hacer ruido y apartada de la civilización.

Enya siempre lo tuvo claro, la premisa de su carrera profesional era que el gran público comprase sus álbumes por la música que contenían, no por su personaje. La celebrity no debía de ser ella sino su trabajo.

Para esto se rodeó desde el inicio de dos grandes amigos, su productor Nicki Ryan con el que sigue trabajando y su mujer Roma Ryan, nadie más. Hoy en día Enya sigue yendo a su estudio, situado en el interior del castillo victoriano de ocho habitaciones en el que vive recluida en el pueblo de Killiney, cinco de los siete días a la semana.

Los vecinos de la zona afirman no haberla visto nunca fuera de los altos muros de piedra de su fortaleza con fuertes medidas de seguridad, habitación del pánico incluida. Y es que un fan se apuñaló con una foto suya delante de la taberna que regenta el padre de la artista y aquel hecho cambió su vida para siempre.

La vida de Enya es una verdadera incógnita aunque sí se sabe que vive acompañada del escaso personal de servicio del castillo y de su animal favorito, el gato… bueno, para ser justos, ¡tiene una decena de gatos!

La calidad de su música se debe al mimo en los detalles y es por eso que Enya puede tardar cinco años entre disco y disco. Ya al firmar su primer contrato con Warner metió una cláusula en su contrato en la que le permitían libertad creativa absoluta y en la que estipulaba que no había tiempos de entrega de canciones y álbumes.

Esta gran desconocida es tremendamente celosa de su intimidad y, casi paradójicamente, se cuela mediante sus melodías y cánticos en los momentos más íntimos de nuestra vida. Enya ha vendido casi 80 millones de discos en todo el mundo, que se dice pronto.

Como ella siempre ha creído, el éxito no está reñido con exponer tu vida personal o tu imagen, si haces música de calidad, la gente comprará tus discos. Ese es el único secreto a nivel profesional, ¿a nivel personal? Enya sigue siendo un verdadero misterio para muchos…

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