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Estas señales podrían indicar que te estás pareciendo (cada vez más) a tu padre

Las personas, con el paso del tiempo, pueden adquirir hábitos, gestos, frases y costumbres de sus padres. En particular, los hombres tenderían a asimilarse a su figura paterna. Te contamos por qué y si hay algo que puedes hacer para que no te ocurra… si así lo deseas.

Algunas señales indicarían que cada día te pareces más a tu padre. Foto: Halfpoint/iStock
Algunas señales indicarían que cada día te pareces más a tu padre. Foto: Halfpoint/iStock

De tal palo…

“El temor a parecerse al padre en el caso de los hombres y a la madre en el de las mujeres, es algo que se oye mucho en las sesiones de terapia”, dijo a Yahoo, María Alejandra Gadea, psicóloga. “En el caso de los hombres, pareciera que ese temor se basa, en verdad, en otro más profundo que tiene que ver con envejecer y no con el parecido en sí”, nos explicó.

En general, los hombres empezarían a replicar gestos y hábitos de sus padres desde temprana edad, pero acercándose a los 40 años estos comenzarían a hacerse más pronunciados y notorios para ellos. Algunos de los rasgos más comunes que suelen replicar los hombres “sin proponérselo”, según recuerda la terapeuta, son:

  • Repiten frases hechas o refranes ante situaciones cotidianas.

  • Se quejan más de lo habitual.

  • Expresan con más soltura prejuicios de tipo social y personal.

En efecto, al acercarse a los 40 años los hombres empezarían inevitablemente a parecerse a su padre, como ya lo había demostrado una encuesta entre 2 mil hombres adultos, realizada en el Reino Unido por el canal de TV británico Gold.

Los rasgos que anunciarían que esa transformación está “en curso”, según la encuesta británica, serían:

  • Quedarse dormido en el sofá.

  • Tener una silla especial en la mesa familiar o cerca de la TV en la que nadie más se puede sentar.

  • Empezar a bailar en la pista en fiestas, sin importar el qué dirán.

  • Pasar tiempo en el cobertizo de herramientas.

  • Hacer bromas “extrañas” que solamente tu encuentras divertidas.

  • No conocer ni a uno de los artistas que están en el top 40 de las emisoras musicales.

  • Pasar más tiempo sentado en el retrete.

  • Mirar más seguido el termostato.

  • Estar muy entusiasmado por las liquidaciones de accesorios para el hogar.

  • Avergonzar a miembros más jóvenes de la familia o niños y creer que es divertido.

  • Guardar juegos de llaves sin ningún uso.

  • Leer el suplemento de economía del periódico.

Y si bien estas son señales bien específicas, probablemente sea inevitable que te parezcas en algo a tu padre. Te explicamos.

La razón detrás del parecido

Si bien puede haber cierto parecido por razones genéticas, las similitudes tendrían también que ver con la relación que él tenía contigo y con el resto de tu familia, explica Robert Taibbi, licenciado en Trabajo Social, especializado en trabajar con parejas y familias y autor de varios libros, en la revista Psychology Today.

Es que cuando eres niño, no entiendes por completo lo que ves a tu alrededor y, sin embargo, lo absorbes. A medida que ves cosas que te dan miedo, inventas nuevos recursos para sobrellevarlas. Así, “te identificarías con la persona más poderosa de la familia, especialmente aquella de tu género”, señala Taibbi. De esta manera, tu forma de vivir la vida, resolver conflictos, evadirlos o enfrentarlos, puede ser muy parecida a la de tu padre.

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Cómo no imitar lo que no te gusta de él

Puede que algo inofensivo como guardar demasiados juegos de llaves no te genere ningún conflicto y que incluso, te parezca divertido. Sin embargo, puede que no quieras replicar otros rasgos de personalidad y hábitos que sientes que son perjudiciales para ti y para quienes te rodean. ¿Cómo evitarlos? Taibbi propone las siguientes alternativas:

  • Reconoce cuando se abren tus heridas de la infancia.

Identifica qué situaciones te disparan reacciones automáticas no deseadas, cuáles te generan frustración o dolor, y comunícaselas a quienes te rodean. Esto puede servir para transmitir en palabras aquello que no sabías comunicar de pequeño.

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  • Evita irte al otro extremo.

¿Tu padre era una persona de pocas palabras? ¿Eso le traía conflictos en su pareja y su familia? Irte al otro extremo y reclamar o verbalizar todo, no te hará mucho mejor. Por el contrario, podría perjudicarte de la misma manera. Mejor, intenta averiguar la razón de esta conducta de tu padre. Saberlo te ayudará a entender por qué fue así y en consecuencia, a evitar imitarlo.

  • Dale un cierre.

Las conductas de tu padre que te produjeron sufrimiento pueden cerrarse si hablas con él. Si ya no es posible tener esa conversación, entonces escribe en un papel lo que le dirías, y debajo, la respuesta que querrías que te diera.