Este finde da permiso a tus hijos para trasnochar, ¡pero tú no te eches la siesta!

De este modo notaréis menos el cambio de horario


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Adaptarse al cambio nos cuesta entre 3 y 7 días. (Foto: Getty Images)

La madrugada del sábado los relojes deben adaptarse un año más al cambio de horario estacional y, en esta ocasión, cuando sean las 3.00 horas de la mañana se debe retrasar el reloj a las 2.00 horas, lo que puede afectar al sueño, la alimentación y el estado de ánimo sobre todo de niños y personas mayores.

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Según los expertos, los niños pueden acostarse más tarde pero los adultos deben mantener los mismos hábitos. (Foto: Getty Images)

Ante esta situación, los expertos aconsejan acostar a los niños un poco más tarde los días previos para que el cambio sea menos brusco, mientras que para el resto de la población es recomendable mantener los mismos hábitos y evitar fuentes de luz artificial en el cuarto como móviles, tablets u otros dispositivos.

“El cambio provoca que la persona tenga sueño y se duerma antes de la hora, despertándose con ello antes o que, acostándose a la misma hora se sienta desvelada. Además, puede influir sobre el levantarse antes de tiempo, llegando a cansarnos posteriormente más que antes del cambio de la hora”, afirma el doctor Alejandro Guillén-Riquelme, miembro de la Cátedra de Investigación del Sueño de la Universidad de Granada.

Los efectos del cambio horario se producen porque afecta al ritmo circadiano, regulado por un sistema hormonal, que ajusta las principales actividades diarias del individuo como los momentos de dormir o comer.

Aunque los efectos son leves para la salud, a algunas personas les puede afectar más. Los cambios en el estado de ánimo son bastante frecuentes, así como desvelarse varias veces durante la noche.

Estar más cansado e irritable de lo normal y tener dificultades para concentrarse son síntomas habituales.

Según el doctor Alejandro Guillén-Riquelme, “el cambio de hora afecta al ritmo circadiano, una especie de ‘reloj’ interno” gracias al cual el cuerpo se prepara para realizar distintas actividades a lo largo del día; así sentimos hambre a la hora aproximada a la que solemos comer o sueño en las horas cercanas a la de dormir".

El experto recuerda que no hay que preocuparse por estos cambios ya que, habitualmente, se reajustan por sí mismos pasados unos días. Además, para evitarlos o atenuar sus ejercidos aconseja mantener los hábitos de vida tal y como estaban antes del cambio de hora.

Por ejemplo, “si no se tenía tendencia a dormir la siesta, sería un error dormirla en esos días, ya que va a dificultar el ajuste normal del cuerpo al cambio de hora, dificultando y alargando los síntomas producidos", concluye el experto.

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