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Estrenos de teatro. Una casa de muñecas: una gran actriz como Malena Figó para un gran clásico

Marcelo Mininno y Malena Figó, en Una casa de muñecas
Marcelo Mininno y Malena Figó, en Una casa de muñecas

Autor: Henrik Ibsen. Adaptación y dirección: Lorena Ballestrero. Intérpretes: Malena Figó, Marcelo Mininno, Yanina Gruden, Martín Urbaneja, Pablo Caramelo, Karina Antonelli. Luces: Ricardo Sica. Música: Ana Larrubia. Coreografía: Verónica Litvak. Vestuario: Maite Corona. Escenografía: Lorena Ballestrero. Asistencia: Agustina Ferreyra, Meel Arcuri, Brian López. Sala: Centro Cultural 25 de Mayo, Triunvirato 4444. Funciones: martes, a las 20. Duración: 90 minutos.

Casa de muñecas es una de las piezas que Ibsen concibe dentro de lo que podría denominarse, en su proceso dramatúrgico, su tercera etapa creativa. Las obras de este período exponen una profunda crítica al mundo social burgués de la época. En particular, en esta pieza, escrita en 1882, no solo aborda temas como la relación entre el matrimonio y el amor sino que va más allá. Expone la realidad de un mundo femenino que resignadamente creció bajo los mandatos del patriarcado y logra escapar de él provocando una severa discusión sobre la situación de una mujer, Nora, que decide enfrentar a su marido después de reconocer ciertos cánones establecidos por el mundo machista al que estuvo relegada, sino sobre todo, porque descubre que por fuera de él puede lograr una libertad que le posibilitará un crecimiento que ansía.

Nora decide dejar de ser la muñeca de la casa (aquello que le enseñó a ser su padre y después aceptó su esposo) para transformarse en un ser libre. La pieza durante mucho tiempo fue consideraba un emblema del feminismo aunque su autor siempre negó que ese hay sido su objetivo.

La adaptación de Lorena Ballestrero es muy fiel al texto original pero hace mucho hincapié en el papel de Nora. La expone al comienzo como una mujer muy sensible pero juguetona (casi roza la comedia en el procedimiento de su creación). Parecería que está muy alejada del drama que la problematiza. Pero, a medida que avanza la acción, el personaje se va modificando y va ingresando en un campo que la modifica notablemente. Esa muñequita va tomando conciencia de quién es y, los problemas con los que carga, la van llevando hacia un lugar que la desestabiliza y que la obliga a reconocer en qué situación se encuentra, qué ha pasado en su vida, cómo es su presente y cómo definirá su futuro.

En la puesta en escena de Lorena Bellestero, Nora (interpretada por Malena Figó) es quien a través de su comportamiento va llevando la acción y en ese derrotero el resto de los personajes deberán dejar cierto protagonismo para permitir que el universo de esa mujer se expanda con mayor intensidad y permita al espectador descubrir los diversos planos de una personalidad que se comunica con los demás de acuerdo a ciertos lazos que fue construyendo a la hora de relacionarse con ellos.

Con su amiga Cristina (Yanina Gruden) es quizás con quien mejor puede quedar claro este juego. Entre ellas logran dar forma a una alianza que mucho ayudará a Nora a sostenerse. Algo similar sucede cuando se cruza con la criada (Karina Antonelli). Indudablemente sobresale en esta experiencia un fuerte encuentro entre mujeres dispuestas a contenerse, apoyarse y así buscar dar forma a una sociedad distinta. Muy alejada de aquella plagada de pautas establecidas y que Ibsen exponen con mucha firmeza.

Frente al usurero Kogstad (Martín Urbaneja) a Nora se la verá fuerte y hasta envalentonada; al Dr. Rank (Pablo Caramelo) lo mantendrá a una significativa distancia. Finalmente, con su esposo Torbaldo (Marcelo Mininno), solo cuidará esas formas que la mostrarán aniñada y feliz hasta la escena final donde hará escuchar su fuerte discurso, ese mismo que marca su transformación y le posibilita escapar de los esquemas familiares y sociales a los que estuvo atada. Además, expondrá a Torbaldo en su costado más complejo, el del hombre que ejerce su autoridad hasta con cierta intencionalidad dañina.

Ballestrero construye un espectáculo muy atractivo. Las escenas se desarrollan con buen ritmo y el equipo actoral logra recrear a sus personajes con fuerte convicción (resultan muy inquietantes las composiciones de Mininno, Gruden y Urbaneja). Malena Figó desarrolla una interpretación muy destacada. Se apropia de cada situación con mucha certeza. Puede manejar ese universo y a las criaturas que lo habitan con una capacidad muy propia de esas actrices que conocen bien los mecanismos de la actuación. Es una muy buena protagonista porque se comunica con mucha creatividad con los otros intérpretes. Nunca se expone en soledad. De esa manera ayuda a comprender, además, los valores de esta versión.