Estrenos de teatro: La pasión según G.H. es un gran trabajo basado en la más famosa novela de Clarice Lispector

Mercedes Fraile en la muy lograda obra La Pasión Según G.H.
Mercedes Fraile en la muy lograda obra La Pasión Según G.H. - Créditos: @FERNANDO LENDOIRO

La pasión según G.H. Autoría: Clarice Lispector. Adaptación y dirección: Marcelo Velázquez. Actuación: Mercedes Fraile. Escenografía: Ariel Vaccaro. Luces: Alejandro Le Roux. Vestuario y peluca: Paula Molina. Música: Matías Macri. Producción y realización audiovisual: Nicolás y Victoria Di Cocco. Sala: El portón de Sánchez, Sánchez de Bustamante 1034. Funciones: los domingos, a las 17.30. Duración: 60 minutos. Nuestra opinión: muy buena

Unas tarimas, de distintas formas y en desniveles, organizan el espacio. Entre ellas se mueve una mujer de peinado y ropa formales, que dice no tener marido ni hijos, no padecer ningún problema económico y dedicarse a la escultura. Acerca de su nombre, sólo menciona las iniciales G.H. que graba en sus valijas , se define “como lo que se llama una persona realizada” y presenta al público -a quien habla- su distinguida casa, “una creación enteramente artística’” .

Considerada el punto más alto de su producción, La pasión según G.H. es una novela de la escritora brasileña Clarice Lispector escrita en 1964, cuando tenía 43 años. El director Marcelo Velázquez realizó la compleja adaptación de un texto narrativo a formato teatral, enfocándose en el viaje introspectivo de esta mujer de clase media alta por su elegante piso en las alturas.

"Una persona realizada”, así se autodefine este intrigante personaje creado por Clarice Lispector
"Una persona realizada”, así se autodefine este intrigante personaje creado por Clarice Lispector - Créditos: @FERNANDO LENDOIRO

Con maestría -y una dicción y proyección de voz que se agradece desde la última fila-, la actriz Mercedes Fraile (que también trabaja en ¿Qué pasó en todo este tiempo?, de Gabriela Izcovich, quien la dirigió en Mar distante) emprende este laberinto al centro de la nada misma, donde donde con contenidos buenos modales bucea para encontrarse en oposición a lo otro que no es o no sabe. Un viaje, además, que hoy resuena hasta las entrañas después de pasar la pandemia y su aislamiento obligatorio.

“¿Qué van a hacer hoy a la noche? ¿Nada? El tedio más profundo, como un gran amor, nos une”, dice el solipsista personaje hacia el final. Y se lo dice a la platea de la misma manera que lanza otras preguntas y hasta pedidos de luces a los técnicos de la sala. Velázquez refuerza la teatralidad de la puesta sin esconder artificios: es la protagonista, con su voz y cuerpo, la creadora del espacio escénico. Espacio que se mueve -las tarimas cambian de lugar- y donde aparece, de pronto, una pantalla y un video blanco y negro (de Nicolás y Victoria Di Cocco). Cuando G.H. entra al cuarto deshabitado de la empleada -una mujer de otro origen social que ya no trabaja en la casa-, se enfrenta a un abismo inesperado y placentero a la vez (que no espoileamos) y que requería, para el director, un efecto de realidad propio del lenguaje cinematográfico.

Aunque bienvenida la lectura de Lispector, no es de ningún modo necesario conocer el texto para entrar a esta obra. Con un trabajo en equipo muy afinado en todos los rubros, La pasión según G.H. (para algunos, Género Humano) plasma esa inasible sensación de ahogo contemporáneo difícil de poner en palabras.