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El excéntrico dueño de la isla Mustique desheredó a su esposa y dejó su fortuna a un criado

Scottish aristocrat Colin Tennant, 3rd Baron Glenconner, Mustique 1954. (Photo by Keystone/Hulton Archive/Getty Images)
Lord Glenconner legó Mustique a su criado Kent y no a su esposa (Photo by Keystone/Hulton Archive/Getty Images)

Mustique es el paraíso de los millonarios, una isla al norte de Venezuela que pasó de ser un barrizal plagado de mosquitos y ratas a ser uno de los lugares más exclusivos del planeta gracias a un hombre, Lord Colin Glenconner.

Tiene unos 500 habitantes y grandes celebridades poseen mansiones allí, pero cuando Lady Glenconner y su esposo llegaron en 1958 tras comprar la isla, todo eso era un espejismo.

Cuando, en los años 70 empezó a ganar repercusión y la realeza la escogió como su rincón en el mundo para desconectar, Colin Glenconner quiso hacer algo exótico trayéndose a un elefante desde África.

Era el primer gran animal de esa especie que pisaba el Caribe y, cuando Colin fue a buscarlo gestionando la operación, varios jóvenes africanos se ofrecieron a irse de su continente junto al aristócrata para cuidar al animal pero, de entre todos ellos, Lord Glenconner eligió a Kent Adonai.

Era un chico de grandes orejas que llamó la atención del Lord inglés y que, desde su llegada a Mustique, se convertiría en su mano derecha y la de su esposa, Lady Glenconner.

De hecho el matrimonio de los Glenconner era feliz pero se vio separado forzosamente por una tragedia familiar. En 1987, el hijo que tenían en común tuvo un accidente de moto y quedó imposibilitado sufriendo un daño cerebral irreparable.

Ambos padres llegaron a Londres para estar junto a él pero fue Lady Glenconner la que ya no volvió a cruzar el océano para vivir en Mustique dado que Los Glenconner sí dejó a su hijo y regresó a su amada isla junto a Kent.

En las memorias escritas por Lady Glenconner explicaba que Colin visitaba burdeles en Londres que siempre quería hacer tríos, incluso en su luna de miel. Por lo visto era un hombre excéntrico en varios aspectos pero la sorpresa final, la tenía reservada para después de su muerte.

Con su esposa 'fuera de escena', Colin fue envejeciendo en Mustique y Kent se convirtió en su inestimable sirviente y amigo, el que le cuidó y ayudó a lo largo de los años así, en 2010, Lord Colin falleció y se abrió la codiciada herencia.

Colin Tennant (Lord Glenconnor), with his longtime help Kent Adonai, who's inherited Tennant's entire estate in his will. Photographed in Choiseul, St. Lucia. November 2009. | Location: choiseul, st.lucia.  (Photo by David Howells/Corbis via Getty Images)
Lord Glenconner y Kent Adonai eran inseparables y le dejó toda su herencia (Photo by David Howells/Corbis via Getty Images)

La viuda del Lord se sincera explicando que: “Estaba un poco preocupada, porque el abogado de Colin me había dicho: ‘Creo que Lord Glenconner hizo un nuevo testamento hace siete meses con otro abogado.’ Mi corazón comenzó a latir con fuerza cuando apareció el nuevo abogado, sacó un trozo de papel y leyó: ‘He decidido dejárselo todo a Kent Adonai y confiar en él para que cumpla los deseos que tengo para mi familia’.”

Tras el shock inicial Lady Glenconner asegura que en ese mismo instante supo que había perdido la isla y toda la fortuna de su marido y, según relata, Kent les dejó sin nada: “Después me encontré con Kent y, lo más tranquila que pude, le dije: ‘Bueno, Kent, espero que cumplas los deseos que Lord Glenconner tenía para nosotros’. Él me miró y, encogiéndose de hombros, me dijo: ‘No sé a qué se refería Lord Glenconner’. En ese momento, supe que lo perderíamos todo”.

Lord Glenconner Colin Tennant, the founder of the island of Mustique, at home in St.Lucia | Location: St.Lucia.  (Photo by David Howells/Corbis via Getty Images)
Lord Colin Glenconner falleció en 2010 en Santa Lucía (Photo by David Howells/Corbis via Getty Images)

Lady Glenconner enloqueció y es que todo el esfuerzo de décadas al lado de Colin no había servido para nada por ese cambio de última hora en el testamento que, por cierto, el nieto del aristócrata consiguió impugnar años después.

Se recuperó la mitad de la fortuna de su abuelo que poseía Kent Adonai, sin embargo la propia Lady Glenconner sigue dudando de si su marido perdió sus capacidades conscientes al cambiar el testamento o si, por el contrario, fue su jugada maestra póstuma para dar de qué hablar y ser recordado por ello.

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