Cuando tu familia le declara la guerra a tu pareja, debes actuar así

Si tu familia declara la guerra a esa relación, te adentrarás en un terreno minado del que es muy difícil salir indemne. [Foto: Getty Images]
Si tu familia declara la guerra a esa relación, te adentrarás en un terreno minado del que es muy difícil salir indemne. [Foto: Getty Images]

La rivalidad entre Jennifer López y Jane Fonda en “La madre del novio” o entre Ben Stiller y Robert De Niro en “Los padres de ella” puede haber sido muy divertida en la pantalla, pero cuando esas situaciones se trasladan a la vida real, dejan de serlo.

La vida en pareja es complicada, pero si tu familia declara la guerra a esa relación, te adentrarás en un terreno minado del que es muy difícil salir indemne. Por desgracia, el rechazo de la pareja por parte de los padres o hermanos es una situación relativamente habitual, aunque no por ello menos desgastante emocionalmente.

La familia política - lo quieras o no - forma parte del “paquete” cuando te comprometes con una persona. Y eso significa que tendrás que compartir trato y convivencia. Sin embargo, cuando el trato se convierte en maltrato y la convivencia en desavenencia, la factura psicológica suele ser muy alta para todos.

De hecho, un estudio realizado en la Brigham Young University reveló que el rechazo de los padres y amigos a la pareja termina haciendo mella en la relación ya que genera una gran presión que solo se puede superar con grandes dosis de amor y paciencia.

Las razones inconfesadas por las que a tus padres no les gusta tu pareja

La llegada de una persona nueva al universo familiar supone un proceso de adaptación que reactiva viejos conflictos. [Foto: Getty Images]
La llegada de una persona nueva al universo familiar supone un proceso de adaptación que reactiva viejos conflictos. [Foto: Getty Images]

No me gusta para ti” suele ser la “razón” que más usan los padres para rechazar la nueva pareja de sus hijos. También pueden afirmar que “no te conviene” o que “no tiene nada que ver contigo”. En el peor de los casos, incluso puede salir el manido “no tiene oficio ni beneficio”. Sin embargo, esas supuestas razones en realidad ocultan motivos psicológicos más profundos.

La llegada de una persona al universo familiar supone un proceso de adaptación. Hay que reconfigurar roles y relaciones de poder que existen desde hace años. Eso puede activar viejos conflictos. Una nueva pareja puede romper el frágil equilibrio que había logrado la familia y que mantenía los problemas ocultos bajo la alfombra, de manera que los conflictos vuelven a salir a la luz y se hacen más patente las antiguas rivalidades entre hermanos o se reavivan los reproches de los padres.

Sin embargo, dado que las familias no suelen destacar precisamente por su capacidad autocrítica, generalmente es más fácil culpar al recién llegado. Entonces la nueva pareja se convierte en el chivo expiatorio, el depositario y máximo responsable de unos problemas que en realidad ya existían antes de llegar al núcleo familiar.

De hecho, es curioso que muchas veces los padres, hermanos y otros miembros de la familia apliquen un doble rasero a los miembros de la pareja: se demoniza a uno y se santifica al otro. Si tu familia no está de acuerdo con las decisiones que habéis tomado en pareja, es probable que te exima de toda responsabilidad y culpe a tu pareja. Así tus padres o hermanos pueden preservar la imagen que tienen de ti. Incluso es probable que piensen que tu pareja te está manipulando, para no tener que asumir que has cambiado.

En otros casos los celos son los principales causantes de esa guerra abierta o encubierta. Tus padres, hermanos o primos pueden pensar que ya no ocuparán un lugar tan relevante en tu vida, de manera que hacen todo lo posible para dinamitar tu relación. Básicamente, ven a tu pareja como un adversario al que deben destruir porque les roba tu cariño y atención. A fin de cuentas, la mayoría de las personas suele confundir el amor con la posesión, una realidad que no vale únicamente para las relaciones de pareja sino también para aquellas paterno-filiales o entre hermanos.

De hecho, el rechazo a la pareja por parte de la familia también suele sentar sus raíces en una necesidad desmedida de control. Es bastante común que los padres se opongan a la primera relación romántica de sus hijos porque es una manifestación de su incipiente autonomía, pero a veces esa oposición puede mantenerse aunque los hijos sean adultos. En el fondo, lo que pretenden esos padres es prorrogar una relación sobreprotectora y controladora que mantiene a sus hijos como sus satélites en sus vidas.

El camino de negociación que conduce a la paz familiar

La mejor estrategia para que tu familia acepte a tu pareja es verte feliz. [Foto: Getty Images]
La mejor estrategia para que tu familia acepte a tu pareja es verte feliz. [Foto: Getty Images]

- Recuerda que el amor es ciego, escucha las razones de tu familia

Si el vínculo romántico que estableces no resulta aceptable o adecuado para tu entorno familiar, es importante que escuches sus razones. Quizá tus padres, hermanos u otros familiares puedan vislumbrar problemas en el horizonte que tú no puedes ver debido a la implicación emocional.

A fin de cuentas, no debes olvidar que el amor es ciego. Las Neurociencias han demostrado que en la capacidad crítica disminuye considerablemente durante la fase de enamoramiento, razón por la cual es difícil ver los defectos del otro. Tu familia no tendrá ese problema. Préstales atención si sus argumentos versan sobre la manera en que te trata tu pareja y notas una preocupación auténtica por tu bienestar.

Obviamente, eso no significa que tengas que ver a tu pareja a través de los ojos de tu familia y mucho menos que antes de elegir a una persona ellos deban darte su “visto bueno”, pero escuchar todas las opiniones siempre es enriquecedor, sobre todo cuando se trata de perspectivas externas.

- Evita que te pongan entre la espada y la pared

A veces, las personas que más amas pueden intentar ponerte entre la espada y la pared dándote a elegir entre tu pareja y la familia. Quizá te pregunten: ¿quieres más a tu pareja que a nosotros? O tu pareja puede hartarse del conflicto y preguntarte: ¿Tu familia es más importante que yo?

En realidad, se trata de preguntas capciosas porque el amor no se puede medir, se siente. En un corazón amplio hay espacio para todos, de manera que no tendrías que elegir entre dos afectos y relaciones complementarios. El amor no se gasta de usarlo. Y es importante que las personas que más quieres lo entiendan.

Explícales que el amor familiar y el romántico no son excluyentes, sino que te enriquecen y hacen feliz de manera diferente. Tener que elegir significa que todos perderán. En cambio, llegar a una convivencia pacífica enriquecerá a todas las partes involucradas en el conflicto.

- Apela al respeto y evita temas conflictivos

Es posible que tu pareja realmente no tenga muchos puntos en común con tu familia. Sin embargo, tu familia debería entender que no es necesario que acepten a tu pareja como un hijo/a sino tan solo que mantengan una relación cordial basada en el respeto. Eso significa desterrar las burlas, palabras hirientes o sarcasmos de la conversación.

De hecho, todos deberían poner de su parte para evitar temas espinosos en los que existe un franco desacuerdo. La conversación más civilizada puede degenerar rápidamente si se introduce un tema controvertido. Las discusiones dejarán a todos con un mal sabor de boca y terminarán ampliando la brecha existente.

En el fondo, la clave radica en nivelar las expectativas y aceptar que quizá las relaciones no serán tan fluidas o afectuosas como se había imaginado. Quizá tu pareja no se sienta con tu familia como con la suya y quizá tu familia no perciba a tu pareja como un hijo/a, pero eso no significa que no se pueda mantener una relación amable si todos se esfuerzan por dar lo mejor de sí cada vez que se encuentran.

- Si no queda solución, pasa tiempo con tu pareja y tu familia por separado

Si tu familia le ha declarado la guerra frontal a tu pareja, es probable que no sea saludable ni recomendable para tu equilibrio emocional pasar tiempo juntos. Por desgracia, no siempre es posible acercar posiciones divergentes, sobre todo cuando cada quien se parapeta tras su orgullo.

En esos casos, quizá lo más inteligente es pasar tiempo de calidad con tu pareja y tu familia por separado. Tendrás que tomar decisiones difíciles sobre cómo repartirás tu tiempo y dónde pasarás las fechas significativas, como las vacaciones de verano, tu cumpleaños o la Navidad.

En todo caso, recuerda que la mejor estrategia para que tu familia acepte a tu pareja no es la imposición sino simplemente ser feliz. Tu familia quiere lo mejor para ti, de manera que si te ve feliz, es probable que termine cediendo. Se ha constatado que los padres tienden a aceptar las relaciones de pareja cuando ven que sus hijos están muy comprometidos y son felices.

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