La historia de los diamantes que la reina Camilla llevará en su corona
El engranaje para la coronación de Carlos III se ha puesto en marcha. Desde el Palacio de Buckingham avanzan con los preparativos de esta jornada histórica que tendrá lugar el 6 de mayo en la Abadía de Westminster, el mismo escenario en el que en septiembre se llevó a cabo el funeral de Estado por Isabel II.
El nuevo monarca será ungido, bendecido y consagrado a la vez que la reina Camilla, quien ha apostado por reutilizar la corona de la Reina María de Teck. Esta valiosa pieza que la bisabuela del soberano llevó en 1911 cuando su marido Jorge V fue coronado, se ha retirado ya de la Torre de Londres para adaptarla a las medidas de la reina consorte e incorporar los diamantes Cullinan, cuya historia y significado detallamos a continuación.
Carlos III está muy comprometido con el medioambiente, el ecologismo y la naturaleza, es por eso que su esposa ha querido mantener esa misma línea y convertirse en la primera reina consorte que utiliza una corona ya existente. Le va a dar su toque personal incluyendo los diamantes Cullinan III, IV y V que formaron parte de la colección personal de Isabel II, quien solía usarlos como broche.
De esta manera va a hacer un homenaje a su suegra, quien tuvo dos importantes gestos con ella antes de su fallecimiento. En febrero de 2022, coincidiendo con sus siete décadas en el trono, expresó su deseo de que, llegado el momento, la entonces duquesa de Cornualles fuese "conocida como reina consorte mientras continúa con su leal servicio". En junio del mismo año la invistió como dama real de la nobilísima Orden de la Jarretera, la máxima distinción del país.
El diamante Cullinan destaca por ser el más grande jamás encontrado, con un peso de 3,106 quilates antes de ser tallado. Fue descubierto en Sudáfrica en 1905. El lugar exacto en el que se encontró fue en la mina Premier cerca de Pretoria, cuando un empleado lo tiró pensando que carecía de valor. Precisamente por esto lleva el nombre de Thomas Cullinan, presidente de la empresa minera en la que apareció esta pieza de incalculable valor. La piedra preciosa fue entregada dos años más tarde al rey Eduardo VII por el Gobierno de Transvaal coincidiendo con su 60 cumpleaños. Con este regalo se buscaba firmar la paz entre ambos territorios tras la guerra de los Boers.
En 1908, con el diamante Cullinan ya en Londres, el monarca pidió consejo a Joseph Asscher sobre qué hacer con esta pieza única que le recomendó cortar y pulir. De hecho, prometió que personalmente supervisaría el proceso. Así, la piedra preciosa fue llevada a Ámsterdam. Se hizo creer popularmente que sería transportada en una caja sellada en un barco de la Royal Army, pero realmente la trasladó el hermano de Joseph en su propio abrigo y se montó en una embarcación de pasajeros para no levantar ninguna sospecha y evitar cualquier intento de asalto. Ya en los Países Bajos la llevó al 127 de la calle Tolstraat 127, sede de la fábrica de corte de Asscher Diamond Company, donde fabricaron nuevas herramientas para minimizar los riesgos que supone trabajar este tipo de gemas.
Inicialmente se dividió el diamante en dos. La piedra más grande fue bautizada como Cullinan I, pesa 530,2 quilates y se invirtieron seis meses en su proceso de refinación. De mayo a noviembre de 1909 se comenzó a trabajar durante catorce horas al día con el segundo diamante, el Cullinan II. Entonces se entregaron a Eduardo VII, que las llamó respectivamente la Gran Estrella de África y la Pequeña Estrella de África. La más grande la mandó colocar en el Cetro de Soberano con Cruz y la segunda en la corona imperial, aunque eran desmontables y la Reina María las usó ocasionalmente como broche. Además, de la pieza inicial salieron otras siete piedras Cullinan que también están presentes en diferentes piezas históricas del joyero real.
La corona que va a lucir la esposa de Carlos III tiene engastada en la parte delantera una réplica del diamante Cullinan IV mientras que el monde está coronado por una cruz que también tiene una réplica del diamante Cullinan III en el centro. Cuando esta pieza se creó en la primera década de 1900 sí incluía los diamantes originales, pero pasaron a engarzarse a modo de broche que Isabel II lució en ocasiones tal relevantes como el servicio de Acción de Gracias que se celebró en 2012 con motivo de sus 60 años en el trono o el 99 cumpleaños de su gran amor, Felipe de Edimburgo.
Para el histórico 6 de mayo de 2023, las dos citadas gemas originales así como el diamante Cullinan V (con forma de corazón) volverán a verse sobre la corona de la Reina María de Teck que lucirá la reina consorte Camilla.