'Fiebre del sábado noche' y la historia de un rodaje entre extorsiones y mafia en Nueva York
Fiebre del sábado noche no solo fue uno de los títulos más populares y recordados de los 70, sino que fue la película que puso a John Travolta en un pedestal poco antes de que desatara la euforia colectiva con Grease. Pero aunque hoy en día la tengamos en mente como una de las experiencias musicales más estimulantes de aquella década, lo cierto es que en su momento fue concebida como una pequeña película de bajo presupuesto cuya futura trascendencia en el imaginario popular era inimaginable.
Por esta razón, hablamos de una cinta que tuvo que experimentar problemas serios durante sus grabaciones en las calles de Nueva York, incluidos altercados con los fans y hasta un grave incidente con la mafia.
Estrenada en 1977 (un año más tarde en España), Fiebre del sábado noche nos trasladaba a la Nueva York asolada por el crimen de los años 70, donde ir a bailar se veía como un acto de liberación a los problemas. Esto se tradujo en tener que rodar en los rincones más peligrosos de la ciudad sin apenas protección ni recursos por los limitados costes de producción. Fue entonces cuando en una jornada de rodaje en Brooklyn se encontraron con un intento de extorsión por parte de la mafia, quienes rondaban asiduamente por aquellos barrios. Estos les pidieron dinero para tener su beneplácito y permitir que las grabaciones se llevaran a cabo sin accidentes.
En una entrevista con BBC recogida por el diario británico Mirror, John Badham, director de la película, contó que en un principio se negaron a ceder a las amenazas y extorsiones, lo que se tradujo en un ataque con una granada explosiva a una de las discotecas de Brooklyn en las que habían estado grabando.
"Había un Cadillac grande y viejo del que salió un tipo que debía pesar unos 130 kilos. Dijo que escucháramos, que anoche habíamos tenido una pequeña parrillada”, contaba el cineasta sobre el incidente. Pero el problema con la mafia no quedó ahí.
El equipo de la película quería encender las luces de una bolera de la zona para grabar una secuencia, pero el mismo hombre del Cadillac volvió a entrar en acción y les pidió una cifra de miles de dólares para permitirlo. En aquellas zonas donde reinaba la ley de la calle, el equipo de Fiebre del sábado noche valoró el reunir la cantidad y pagar a la mafia, aunque también pusieron el caso en manos de las autoridades. Según contaba Badham, el fiscal del distrito le pidió que se acercara a negociar llevando un micrófono. “Yo lo único que quería era hacer una película”, declaraba ante lo surrealista de la situación.
Aunque la mafia no fue la única preocupación del equipo de rodaje. Debido a las grabaciones a pie de calle, las aglomeraciones de gente para ver a las estrellas de Fiebre del sábado noche supusieron todo un quebradero de cabeza. En aquel momento Travolta aún no era el icono cinematográfico en el que se convertiría tras esta película y Grease, pero el actor ya era conocido entre el público y miles de personas decidieron aglomerarse frente a las cámaras para verlo con sus propios ojos. Según los informes, solo en el rodaje de la escena inicial hubo hasta 3.000 personas ajenas a la producción observando las grabaciones, todo un quebradero de cabeza valorando el bajo presupuesto de la película, la falta de medidas de seguridad y la dificultad de mover los equipos de rodaje por la zona.
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Esto era un auténtico problema e incluso puso en jaque la finalización del filme. Y es que los bajos recursos económicos no les permitían sufrir ningún retraso, sobre todo valorando que muchas de las localizaciones donde transcurre la historia les fueron cedidas gratuitamente de manera temporal. Por suerte, el equipo de producción se las ingenió para despistar a los fans y evitar más imprevistos.Y la solución fue tan sencilla como crear órdenes de rodaje falsas en donde se citaban las grabaciones en los lugares incorrectos. Aunque para evitar que se corriera la voz y horas más tarde aparecieran y volvieran a dificultar sus labores, también optaron por empezar a rodar muy temprano, a horas donde las calles de la ciudad aún estaban poco transitadas.
Por suerte, estos contratiempos quedaron en meras anécdotas. Fiebre del sábado noche consiguió terminar de grabar contra viento y marea y llegar a los cines de Estados Unidos el 16 de diciembre de 1977. En España, al igual que en muchos otros territorios internacionales, lo haría medio año más tarde, el 6 de abril de 1978, y el resto es historia del cine. La cinta logró recaudar más de 237 millones de dólares en todo el mundo y pasó a convertirse en un clásico musical de los 70. Incluso tuvo una secuela dirigida por el mismísimo Sylvester Stallone en 1983, mientras que John Travolta se convirtió en estrella y no hubo nadie que no quisiera imitar sus famosos pasos de baile a ritmo de míticos temas como Staying Alive de los Bee Gees.