Franco Luciani y Victoria Birchner, compañeros de vida y de música: “Ser padres nos hace comenzar otro tomo de una misma vida”

Franco Luciani y Victoria Birchner con su hijo, el pequeño Arandú
Franco Luciani y Victoria Birchner con su hijo, el pequeño Arandú - Créditos: @DIEGO SPIVACOW

Franco Luciani es uno de los mejor armoniquistas de la escena local y de la internacional. Victoria Birchner es una de las nuevas voces de la música argentina de raíz folklórica. Santafesinos los dos, se conocieron cuando Luciani (nacido en Rosario) fue a dar un concierto a Rafaela, los pagos de Victoria. Luego Facebook hizo el resto, mensaje va mensaje viene. Hoy, compañeros de vida y también de música, ajustan el tetris de las actividades diarias (eso incluye el cuidado de Arandú, el hijo de la pareja) y se detienen un rato a reflexionar sobre el lugar de cada uno en la música. Victoria tiene grabados dos muy bellos discos. Su carrera está en desarrollo. Franco es un músico consagrado y premiado, que está festejando sus 20 años de trayectoria. Hoy se presenta en la sala Lavardén de Rosario y este jueves en el CCK de Buenos Aires.

A falta de Tinder, los abuelos de Victoria terminaron siendo celestinos sin proponérselo, cuando ella tenía 15 y la invitaron a un concierto de Luciani, en Rafaela. Tiempo después comenzó el contacto vía redes con el rosarino y el resto es una historia en común de ocho años, más allá de que cada uno sigue en su camino musical. “Primero lo conocí como artista. Con el paso de los años la historia fue otra -recuerda Victoria-, que ninguno de los dos imaginábamos. Hablamos durante un mes, yo viviendo en Rosario y él ya en Buenos Aires”.

Victoria Birchner
Victoria Birchner - Créditos: @DIEGO SPIVACOW

-¿Cómo comparten la vida diaria dedicándose a lo mismo?

Franco: -Pasamos mucho tiempo juntos. Todo tiene que ver con la coyuntura. Venimos de una pandemia, no somos de Buenos Aires, y la familia, los abuelos de Arandú, no están acá. Creo que compartimos la música y disfrutamos intercambiando opiniones. No solo en el hecho de hacerla sino también de pensarla. Y también están los espacios propios. Creo que vamos de la mano en una manera de pensar la profesión. La música se toca y se piensa.

-¿Se piensa en cómo se puede participar en el proyecto del otro?

Franco: -Nos gusta invitarnos mutuamente. La primera vez que fui a conocer a la familia de Victoria fue un día que volví a Rafaela a tocar. Y Victoria fue la invitada. Es algo que yo he hecho siempre con mi armónica. Si bien tengo mi carrera como solista afianzada, siempre me gustaron los duetos y los cantantes me han convocado como un par. Desde un principio me encanta cómo canta Victoria y cómo va desarrollando su carrera. Ojo que no siempre nos invitamos a subir al escenario. Sale natural, porque nos gusta. Por otro lado, estamos pensando en hacer algo juntos.

Victoria: -En la pandemia, de tanto escuchar música empezamos a hacer temas que nos gustaron. Y comenzamos a compartir puertas afuera lo que hacíamos en casa. Hicimos un streaming “Coplitas pa’ esperar”, porque yo estaba embarazada. Y esa fue la primera vez que hicimos algo armado enteramente juntos. Ahora lo estamos repitiendo en vivo. Lo hicimos en el ciclo de Sadaic Música, hace muy poco. Surge de manera muy natural.

-¿Esto desemboca en un disco?

Luciani: -Hace unos meses hicimos una grabación. Tenemos grabados cuatro o cinco temas. Prácticamente tocados en vivo. Seguro que van a ir saliendo para las plataformas o quizá como un EP. Es algo que ya está andando.

Victoria: -No hay grandes planes a futuro. Nos dejamos llevar. Lo sentimos, lo necesitamos, lo hicimos. Nos pasó durante la cuarentena. Pasamos todo el embarazo solos los dos, con la familia lejos, en Rafaela y Rosario. Estábamos juntos pero solos. Y así se dio el primer paso de mostrar las canciones que hacíamos en casa.

Franco Luciani
Franco Luciani - Créditos: @DIEGO SPIVACOW

-Habrán tenido tiempo también para buscar un nombre para el niño.

Franco: -Con mucho cuidado le dije que me gustaría un nombre prehispánico, que tuviera que ver con nuestras regiones. Algunos están muy instalados aunque la gente no sepa qué significa Nahuel, por ejemplo. Y ella propuso Arandú, que en un momento me chocó, porque a veces uno no tiene referencia con ese nombre, pero hoy agradezco que haya elegido ese.

Victoria: -Es de origen guaraní y significa sabiduría.

Franco: -Y nosotros tenemos la influencia guaraní y del río. Eso nos acerca a nuestra tierra.

-Hace un rato Franco decía que le gustaba como se venía desarrollando la carrera de Victoria ¿Qué diferencias ves entre tu primer disco de 2016 y el último?

Victoria: -Para el primer disco me costó un montón decidir qué dejaba afuera. Me encontró todavía como estudiante de canto lírico en la Universidad de Rosario. Era la primera experiencia grabando, con temor a lo nuevo, con toda la expectativa. Y de mucho aprendizaje. Además, en ese disco están Jorge Fandermole, Juan Falú, Ángela Irene, Eduardo Spinassi; todos músicos admiradísimos. Viví de alegría en alegría, de sorpresa en sorpresa. A mi me marcó mucho la música de Fandermole. Contar con él en mi primer disco fue muy importante. Luego de ocho años en Rosario me vine a vivir a Buenos Aires, cambié de proyecto y de instrumentación. Le propuse a la pianista Julieta Lizzoli que trabajáramos juntas. Me gustó ese desafío. El segundo disco, Que suene a Victoria, encierra la nueva etapa: familia, otras instrumentación, la pandemia, el embarazo. Lo terminé de grabar muy poquito antes del nacimiento de Arandú. Si bien soy un poco estructurada, salirme de eso me hace crecer. Memoria del viento y Que suene a Victoria son discos de dos etapas muy diferentes.

-¿Qué proyectás ahora? Veo que diversificás repertorios y sociedades.

Victoria: -La búsqueda y la transformación son permanentes según necesidades y búsquedas. Ahora toco con una banda. Estrenamos hace muy poco esta sonoridad en Café Berlín. Me sentí bien así. Hay cosa que se mantienen, en mi caso es la importancia del repertorio. Es la columna vertebral de lo que estoy haciendo. Y hay cosas, como grabar con Sandra Mihanovich o Lula [Bertoldi], que no escapan de las temáticas que vengo haciendo. Lo importante es no traicionarme. Ser genuina con mis deseos y mis necesidades. En eso vengo trabajando. En junio me convocaron del festival Music In the Garden de Upsala, Suecia, y yo fui a hacer lo mismo que hago acá, que habla mucho de lo nuestro. Y me encontré con la emoción del buen recibimiento. A veces uno se pregunta que es lo que hay que hacer: ¿probar otras cosas, incursionar en otros géneros? Voy por ser genuina. Me gusta hacer esto.

-Franco, ¿cómo ves el desarrollo de tu carrera? Celebrás 20 años. Supongo que ese reloj comenzó a funcionar cuando recibiste el premio revelación del Festival de Cosquín.

Franco: -Sí, y la grabación de mi primer disco, Armusa, que también es de 2002. De ese año es mi decisión de dedicarme a la armónica. La música viene de mucho antes. Pero mi decisión de la armónica tiene fecha. No recuerdo el día pero sí que fue en enero de 2002. Yo tocaba la batería y la percusión en varios grupos y un poco de armónica. Me encontré, a los 19 años, con gente que decía que lo que yo hacía no se daba desde la muerte de Hugo [Díaz], que fue en 1977. A la distancia, hoy veo muchas cosas que quise hacer y pude lograr. Y otras que no imaginaba que iban a suceder y sucedieron. Ya hay 20 años de carrera profesional y reconocimiento. Ser padre te hace comenzar otro tomo de una misma vida. Cerrás un libro y agarrás otro. Pero sigo con la inquietud de hacer cosas; descubriendo el instrumento. No me sorprende como al principio, pero sigue siendo un instrumento con mucho por explorar en cualquier música y especialmente en los sonidos argentinos, donde ya tiene una gran historia. Me sigo viendo con el mismo entusiasmo que hace 20 años. Es mucho, pero es más lo que viene.

- De lo que conseguiste, decime qué cosas las buscaste y otras que llegaron, un poco, por sorpresa.

Franco: -De lo que no estaba anotado son las participaciones. Siempre quise ser una persona que viajara con la música. Tocar lo mío, o lo nuestro, con todas sus idiosincracias, en otro país. Bueno, mi primer viaje a Europa fue como invitado de Mercedes Sosa. También hice conciertos de homenaje a Hugo Díaz, con Mavi Díaz. Otra cosa importante como armoniquista, pero sobre todo como músico, fue haber sido recibido por Toots Thielemann en su casa, muy cerquita de su muerte, cuando ya tenía 94 años. Toots fue un gigante. Hablar de él es hablar de sus discos con Bill Evans, con Quincy Jones o Elis Regina. Trascendió al instrumento. Otra cosa que siempre quise hacer es dar mi aporte con la armónica. Aunque no doy clases, estoy escribiendo para la armónica. Hay bastante ya con mis grabaciones, pero quiero generar una influencia, no por una cuestión ambiciosa sino por amor al instrumento y a la música argentina. Estoy escribiendo obras para armónica sola, con elementos de la música argentina. Y dentro de lo que imaginé como solista, siento que los reconocimientos no son determinantes, pero desde el lugar de instrumentista, tener premios Gardel en folklore y también en tango, cierran un círculo.