George Harris, el comediante que ha logrado unificar el humor negro de los hispanos
"¡Yo soy más venezolano que una arepa!", exclama George Harris, quien vive en Estados Unidos hace más de una década. Aunque su mamá, Irene, es estadounidense de nacimiento, su crianza caribeña ha sido la fuente de la mayoría de las rutinas que lo han convertido en el humorista latinoamericano con la mayor venta en taquilla en el mundo, en la actualidad, al reunir más de 65,000 espectadores en sus 16 presentaciones internacionales.
Y es que el comediante ha logrado unificar en su propuesta el humor negro de los hispanos y ha crecido como representante del talento artístico de la comunidad latina en EEUU. De alguna manera, George representa la combinación de humor, trabajo y hasta controversia, con un saldo exitoso, por lo menos hasta ahora.
-¿Qué crees que une a los latinoamericanos en el humor y cuál crees que ha sido la clave para llegar a las distintas comunidades?
"Yo creo que nos une la familia y la crianza. Somos muy parecidos. Todos los latinos tenemos la misma mamá y el mismo papá. Tenemos hermanos y tíos parecidos. Somos de familias alegres, muy dicharacheras, muy criticonas. Cuando resaltamos el papel de la mamá, de la tía, del padrino, hablas del latinoamericano en general.
La mamá latina suele ser averiguadora, muy sobreprotectora, preocupada, pero también muy cariñosa y muy cercana. El papá, en muchos de los casos, es más tranquilo, más relajado, y en muchos casos ausente. Eso nos deja ver que lo que los une en el humor es resaltar esos aspectos familiares. Siempre hay un referente de nuestra crianza en el tipo de humor que yo hago. Más que la política o la historia como continente, el gran link en mi audiencia es la familia".
-La risa nos une en un solo sentimiento que es auténtico, porque nadie se ríe obligado. ¿Crees que el humor puede ser un instrumento para unir a los latinos en una comunidad más fuerte?
"Sí. El humor nos puede unir. De hecho ya Roberto Gómez Bolaños lo hizo con El Chavo, y todos los personajes de Chespirito, y antes que él lo hizo Cantinflas.
Esto derriba dos grandes mitos, el primero, que el humor no traspasa fronteras. Está comprobado que sí. Y segundo, que el acento es una limitante para comunicarnos entre hispanos, como lo han hecho creer los ejecutivos de las grandes cadenas televisivas del mundo. Chespirito y Cantinflas demostraron que no es así, y también lo hizo Guillermo Álvarez Guedez, de Cuba; Les Luthiers, de Argentina.
Cuando la propuesta es inteligente, tiene encanto y tiene conexión con el otro, no importa de qué nacionalidad venga, va a abrir distintas puertas. Un buen humorista debe traer una reflexión a la mesa, convoca una idea y esa idea nos hace pensar y tener en cuenta muchas cosas de nuestras características culturales y nos pone frente a un espejo. Creo que es la mejor fórmula".
-Entre los aportes de los hispanos a Estados Unidos, ¿crees que pueda estar la forma de expresar el humor?
"¡Yo creo que sí! Los hispanos tenemos una forma distinta de hacer humor, tanto por temas técnicos como de cultura. El stand up comedian americano se forma para ser una máquina de echar chistes. Tienen una fórmula muy estricta, con unos tiempos muy cuidados, en los que el chiste tiene que reventar a la tercera oración. Se educan en torno a ello, leen a otros comediantes, ven muchas referencias.
En el caso hispano, o por lo menos en el mío, somos storytellers. Yo soy un ‘contador de historias’, que puede pasar diez minutos contando una historia y al final es que la gente se va a reír. Hay muchas aristas que forman esa historia, normalmente sin un patrón. Por esto, el latino le imprime una soltura, una naturalidad y un juego diferente al humor en Estados Unidos. Digamos que somos más espontáneos y creo que eso gusta. Una vez que el público americano lo entiende, se conecta con esta forma de expresión".
-¿Qué tan difícil ha sido abrirte un espacio en un mercado tan limitado como el de los latinos en Estados Unidos?
"Es muy difícil abrirse paso entre los propios hispanos. En la ciudad de Miami, que de alguna manera aglutina a una comunidad hispana importante, ha ido difícil porque a veces les cuesta entender que somos la misma gente. Al que recién llega, se le hace ver constantemente que todos somos diferentes, que si eres venezolano no vas a calar entre los mexicanos, o si eres argentino, no te van a entender los del Caribe, por ejemplo. Se te hace sentir que si no formas parte de la mayor comunidad en el país, que es México, tu trabajo vale menos.
Me costó muchísimo al principio, pero agradezco estar aquí porque en Estados Unidos he podido desarrollar un proyecto que en mi país no hubiese podido lograr porque, más allá del talento, tiene que ver con los recursos disponibles y de la oportunidad de convertirte en tu propio empresario. Eso da una inmensa libertad creativa, pero también mucha responsabilidad, te toca tener empeño y compromiso para llegar lejos. Si te enfocas en lo que quieres hacer, con constancia, con esfuerzo y dedicación se puede lograr".
-Recientemente, estuviste envuelto en una polémica por hablar sobre el autismo de una forma que muchos tomaron como ofensiva. ¿Consideras que la polémica debe ser ingrediente del humor?
"No creo que el humor tiene que ser polémico. De hecho, los mejores comediantes de la historia no fueron polémicos. El comediante debe ser crítico, debe evaluar, debe tener un ojo muy fino para encontrar oportunidades en situaciones comunes para causar risa, esos son condimentos interesantes, no la polémica que más bien ensucia y daña tu trabajo. Que algo pueda ser controversial eventualmente, puede pasar, pero a mí no me gusta la diatriba, la pelea ni caer en polémica.
Hay que decir que a los hispanos nos gusta bromear, pero también nos ofendemos muy rápido. Hay temas que son tabú en nuestra comunidad, mientras que los americanos no. La comedia americana es mucho más fuerte, cruda y directa. También es que ellos tienen muy arraigado que pueden acogerse a la Segunda Enmienda, que es el derecho a la libertad de expresión y así defienden su propuesta.
No es la primera vez que me pasa, pero no es provocado, ni es algo planificado. Pedí disculpas a quienes pudieron sentirse ofendidos, pero debo decir que yo no me he burlado de niños autistas, ni de ninguna persona discapacitada de ningún tipo, nunca. Sería una estupidez inmensa, de una persona sin sentimientos y yo no me catalogo de esa manera.
Lo que dije fue que, hoy en día, hay tanta investigación con respecto al tema que se ha descubierto que genios reconocidos podrían tener autismo; quizás no me supe explicar, no fue lo más inteligente porque es un tema delicado y como se divulgó editado quedó muy mal. No es una burla, es comedia. En todo caso, siempre va a haber alguien ofendido por algo que uno dijo o alguien a quien no le guste lo que haces, y es allí que surge la polémica, pero no debe buscarse. La comedia tiene que ser empática porque si logras conexión con el otro, es cuando se reconoce positivamente el trabajo. El humor tiene esos visos y hay que saber conducirlo".
Además, el artista mantiene un show permanente en el teatro Flamingo, en la ciudad de Miami, reúne una comunidad de más de cuatro millones de seguidores seguidores en Youtube, Instagram, TikTok y Twitter.