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Gorillaz brilló en el Quilmes rock: la versatilidad de Damon Albarn y la colaboración inesperada con Trueno

Gorillaz brilló en el cierre del primer día del Quilmes Rock
Ignacio Sánchez

“¿Cómo sientes?”. Las opciones son que Damon Albarn haya querido decir “¿Cómo te sientes?” o “¿Cómo se sienten?”, pero su español rudimentario lo lleva de intentar una pregunta de rutina a ensayar una existencial. Y el show de Gorillaz para cerrar el primer día del Quilmes Rock pareció ser eso mismo: un manual de instrucciones sobre cómo sentir en un mundo destruido.

Del punk saturado de “M1 A1″ a la batucada inclusiva en “Clint Eastwood” con el argentino Trueno. Los músicos de Gorillaz le pusieron sonido al derrotero de sus personajes animados que sobre las pantallas del escenario atravesaban a los tiros una realidad postapocalíptica, post-nuclear y posturbana. “Strange Timez” plantó una luna con la cara de Robert Smith a cantar sobre su propio transitar errante, que también puede ser un escape aunque la de anoche haya sido una noche de eclipse: “Girando alrededor del mundo hasta que salga el sol, son tiempos extraños para ver la luz”.

Damon Albarn y el argentino Trueno en el cierre del show de Gorillaz
Ignacio Sánchez


Damon Albarn y el argentino Trueno en el cierre del show de Gorillaz (Ignacio Sánchez/)

“Last Living Souls” (“Las últimas almas con vida”) es un título que se transforma en pregunta para los personajes que, como bandidos de un desierto en el que aún titilan luces de neón, descubren enemigos que pueden ser policías o una parca que tampoco se salva de tener que usar máscara antigás. Así y todo, el grupo se encargó de llevar el tema hacia un tribalismo macabro que se convirtió en el primer indicio de baile para la multitud en Tecnópolis.

Cuando llegaron los aires ítalo disco de “Aries”, 2-D, Murdoc, Noodles y Hobbs atravesaban un paisaje en negativo en el que la música parecía provenir de ondas de FM perdidas en el tiempo que ellos sintonizan desde sus autos destartalados. Entonces “Tomorrow Comes Today”, algo así como la máxima de que el futuro ya llegó y la noticia es que no está tan bueno, se alzó como el primer clásico de la noche. Damon Albarn tomó su melódica e introdujo ese arreglo un poco encantador y otro poco putrefacto, como el canto de sirenas que viven en un pantano para que el público y los personajes se tomen un respiro.

La luna se vistió de Robert Smith durante el show de Gorillaz
Ignacio Sánchez


La luna se vistió de Robert Smith durante el show de Gorillaz (Ignacio Sánchez/)

Con “19-2000″ Gorillaz tomó la forma de una big band a la deriva por Chernobyl mientras 2D clavaba sus ojos sin pupilas en el horizonte. Damon Albarn, que cantó con su voz atravesando la radio de un megáfono que parecía hacer las veces de autotune para un futuro postindustrial, bajó al público, se envolvió con una bandera argentina y agradeció por considerarlos “inspiracionales”.

Y si bien la fiesta parecía estar armada, el mundo bañado de verde no por el triunfo ambientalista sino por la radioactividad todavía iba a dar sus destellos de terror historietizado. “O Green World” comenzó como una balada al piano que de a poco se fue enrareciendo entre el ruido de sintetizadores sin perder nunca su gracia melódica. Una vez pasado “Pirate Jet” para finalizar el segmento de pedido por el cuidado del medioambiente, Albarn se calzó una guitarra acústica ajada para “Oh Melancoly Hill”. El piano, la melódica y ahora la acústica, el líder del grupo parecía también estar mostrando destellos de un futuro musical sin electricidad.

Damon Albarn timoneó con aplomo la embarcación Gorillaz
Ignacio Sánchez


Damon Albarn timoneó con aplomo la embarcación Gorillaz (Ignacio Sánchez/)

Para la recta final, Pos (integrante de De La Soul) y Bootie Brown alternaron sus participaciones para acentuar el collage sonoro y bailable de la música de Gorillaz. “Feel Good Inc” y “Clint Eastwood”, que sumó el freestyle de Trueno, funcionaron entonces como respuesta a la pregunta inicial de Albarn en caso de haber sido bien formulada: “No estoy feliz, me siento contento”, comienza el estribillo de la canción elegida para cerrar. La otra pregunta, ese “¿Cómo sientes” disparada sin querer, parece tener una respuesta menos certera. Mientras tanto, Gorillaz baila, se contonea en un futuro distópico que parece cada vez menos utópico. Pero si 2-D es capaz de mirar a cámara y sonreír incluso cuando un balazo le atravesó la frente, el mensaje final parece ser que sí, se puede sentir después todo.