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Había truco: solo los ricos se benefician de la dieta mediterránea

Para que este regimen tenga un efecto realmente saludable hay que tener mucho dinero o pertenecer a la clase alta, de lo contrario tiene menos ventajas para la salud

Una parte de la población compra alimentos mediterráneos con un menor valor nutricional. Solo quienes tienen unos altos ingresos tienen acceso a dietas realmente saludables.
Una parte de la población compra alimentos mediterráneos con un menor valor nutricional. Solo quienes tienen unos altos ingresos tienen acceso a dietas realmente saludables.

Disfrutar de una gastronomía saludable, rica y variada es posible gracias a las infinitas posibilidades que ofrece la dieta mediterránea. Cereales, frutas, legumbres, verduras y hortalizas, junto a pescados y aceite de oliva, son los principales grupos de alimentos que constituyen la considerada por muchos como la dieta más equilibrada del planeta.

Pero los beneficios de esta dieta no son los mismos para todos los bolsillos o dicho de otro modo, no toda la dieta mediterránea es igual de buena. Increíble, ¿eh? Pues así es. Una nueva investigación acaba de desvelar que la incidencia de este régimen tan solo es patentemente positiva entre aquellos que tienen más dinero.

Se he dicho (y demostrado) que este tipo de alimentación ayuda a prevenir el infarto de miocardio, reduciendo en un 30 por ciento la posibilidad de morir por un accidente cardiovascular, y también el riesgo de padecer cáncer de mama entre las mujeres. Además, el conjunto de alimentos variados y saludables que componen la dieta mediterránea hace que disminuyan, por norma habitual, la tensión arterial y los niveles de colesterol entre las personas que siguen esta dieta.

La calidad de la materia prima determina cómo de sano es lo que comes. Aceite y tomates hay miles, a los excelentes no tenemos acceso todos y, a la larga, el cuerpo lo nota.
La calidad de la materia prima determina cómo de sano es lo que comes. Aceite y tomates hay miles, a los excelentes no tenemos acceso todos y, a la larga, el cuerpo lo nota.

Sin embargo, por primera vez, “nuestro estudio ha revelado que la posición socioeconómica es capaz de modular las ventajas para la salud ligadas con la dieta mediterránea”, ha señalado la investigadora Marialaura Bonaccio.

Dicho de otro modo, una persona de un estrato socioeconómico bajo en el que tenga que hacer sacrificios para seguir el modelo mediterráneo no obtendrá los mismos beneficios que una persona con mayores ingresos, a pesar de que ambos se adhieran a la misma dieta saludable.

Según las conclusiones del Departamento de Epidemiología y Prevención del Instituto Neurológico Mediterráneo (Neuromed), la reducción del riesgo de sufrir enfermedades cardíacas solo ha podido encontrarse en “personas con un alto nivel educacional y/o unos ingresos más altos”. En el resto de grupos analizados, los investigadores liderados por Giovanni de Gaetano no han podido identificar ninguna diferencia sustancial.

Para realizar este trabajo, los investigadores han obtenido los datos del proyecto Moli-sani, uno de los grandes proyectos epidemiológicos de la salud europea. El objetivo es establecer de forma computerizada un potente banco de datos (el MoliBank) que permita comprender los factores de riesgo ligados a enfermedades degenerativas o cardíacas. Entre marzo de 2005 y abril de 2010, 24.325 personas de 35 años o más prestaron su información al sistema.

Eel consumo de aceite de oliva, pescado, frutas y grasas con omega 3, todos ellos incluidos en la dieta mediterránea, previene las arritmias y reduce el porcentaje en el que se generan coágulos de sangre.
Eel consumo de aceite de oliva, pescado, frutas y grasas con omega 3, todos ellos incluidos en la dieta mediterránea, previene las arritmias y reduce el porcentaje en el que se generan coágulos de sangre.

Los resultados indicaron que las personas con mayores ingresos tienen acceso a alimentos de mayor calidad y comen más diversidad de alimentos, mientras que los que pertenecen a los escalones más bajos de la sociedad, por mucho que se alimenten a base de fruta, verdura y pescado, tienen que recurrir a alimentos más baratos. Esa diferencia se nota.

Por otro lado, las personas con menos recursos económicos se decantan por la comida “con menor valor nutritivo”, aunque forme parte de la dieta mediterránea.

“Durante los últimos años, hemos documentado un cambio rápido de la dieta mediterránea en toda la población, pero también podría ser que los ciudadanos más débiles tiendan a comprar alimentos mediterráneos con un menor valor nutricional. No podemos seguir diciendo que la dieta mediterránea es buena para la salud, si no somos capaces de garantizar un acceso igual al mismo”, concluyen los autores.

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