Hacerlo aunque no tengas ganas ni se te empine

Más sexo. Ese es el remedio (médico) para combatir la falta de deseo o la dificultad de erección, incluso si sufres alguna enfermedad cardiovascular. En serio, el riesgo de muerte súbita es mínimo

Para superar cualquier disfunción o trastorno sexual hay que evitar la ansiedad, el sentimiento de fracaso o la sobreexcitación. (Foto: Getty)
Para superar cualquier disfunción o trastorno sexual hay que evitar la ansiedad, el sentimiento de fracaso o la sobreexcitación. (Foto: Getty)

En el sexo pasa lo mismo que con la comida. Todo es empezar. Puede que no tengas hambre pero si picas algo es más fácil que el apetito se despierte, ¿no?

Pues algo similar ocurre con el sexo y la disminución de la libido. La depresión, la ansiedad, que haya problemas en la relación o nuestro estado de salud pueden ser origen de algunos de los trastornos sexuales más comunes que sufrimos.

Es el caso de la enfermedad cardiovascular (ECV), que tiene un peso importante en la respuesta sexual de los hombres y en el deseo femenino. Tener diabetes, hipercolesterolemia o fumar interfiere (bastante) en nuestro rendimiento y satisfacción sexual.

De hecho, la existencia de una enfermedad de este tipo puede ser una causa psicológica que nos lleve a limitar o, incluso, a renunciar a nuestra vida sexual. Y es que aparte del físico, la ansiedad, la depresión y algunos fármacos pueden alterar la función sexual. Vamos, que podemos vernos evueltos en un círculo vicioso realmente desconcertante.

A veces es difícil saber si el origen de la disfunción sexual es orgánica o psicológica; por eso, debes consultarlo siempre con su médico. Pero padecer estas u otras patologías no debería convertirnos en abstemios sexuales por temor a posibles complicaciones o a la reaparición de un nuevo episodio. Al contrario, la practica sexual está recomendada aunque hayas sufrido un infarto, eso sí, “unas semanas después” y bajo unas pautas médicas:

  1. Si tienes factores de riesgo o has sufrido algún evento cardiovascular te conviene ir al cardiólogo para una valoración cardiológica y así tener información actualizada sobre tu el estado del corazón.

  2. Debes adoptar unos hábitos saludables resumidos principalmente en una alimentación adecuada y en abandonar las prácticas de riesgo.

  3. Antes de reiniciar la actividad sexual tras cualquier evento cardíaco te conviene hacer ejercicio para valorar y adaptar tu nueva capacidad física.

Tras un evento cardiovascular o cuando alguno ha tenido dificultades para ‘entonarse’ es importante consensuar el reinicio de la actividad sexual de forma conjunta con la pareja. (Foto: Getty)
Tras un evento cardiovascular o cuando alguno ha tenido dificultades para ‘entonarse’ es importante consensuar el reinicio de la actividad sexual de forma conjunta con la pareja. (Foto: Getty)

Si todo va bien podrás ir reintroduciendo el sexo en tu vida cotidiana “de forma paulatina”, añade el Dr. Andrés Gonzálvez Albert, que puntualiza que el hecho de padecer patología cardíaca no es sinónimo de retirar de forma permanente la posibilidad de mantener relaciones sexuales.

Eso sí, insiste en la necesidad de que estés tranquilo y cómodo, sin miedos. “El riesgo de nuevas crisis o de enfermedades durante el coito es bajo si se han seguido los controles y se toma el tratamiento correctamente”.

Además, para saber si estás preparado para practicar sexo -aunque te hayan diagnosticado una ECV- deberías poder superar este tipo de pruebas:

  • Subir dos pisos de escaleras sin tener dolor en el pecho o fatiga excesiva.

  • Caminar y subir una pendiente durante más de 6 minutos.

Si lo logras (el dolor torácico sería una señal de que no lo has superado) puedes mantener relaciones sexuales plenas sin problemas ya que las necesidades del corazón durante el coito son menores al esfuerzo realizado en estas pruebas, según explica la Fundación Española del Corazón (FEC).

En concreto, la energía que el corazón necesita durante el coito equivale aproximadamente a subir dos pisos de escaleras (3,5-5 MET de energía). Por eso la actividad sexual de alguien que ha sufrido un evento cardiovascular puede ir de menos a más gasto energético gradualmente. Es decir, desde besos, tocamientos, sexo oral o masturbación hasta el coito.

Y tranquilos, que si aún no estás recuperado del todo te queda otra opción: la automasturbación o la realizada por la pareja, que eleva la frecuencia cardíaca en menor proporción, por lo que se considera como una alternativa en determinadas situaciones cardiológicas. Ánimo, que de todo se sale.

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