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Halle Berry habló sobre su dura infancia: “Crecí con un padre alcohólico y muy abusivo”

Halle Berry se abrió y habló de cómo perdonó a su padre
Grosby Group

La relación de Halle Berry con su padre fue intempestiva a lo largo de su vida y hasta la muerte de Jerome Jesse Berry en 2003. El alcohol y los malos tratos por parte de su progenitor fueron protagonistas de su vida durante décadas, algo que la actriz ha contado en alguna ocasión y cuyos ecos se reflejan en su última película, Herida. El film se estrenó a finales de noviembre en Netflix y supuso su debut como directora.

Ahora, la ganadora de un Oscar en 2002 quiso profundizar sobre el tema durante una entrevista en un podcast llamado Fresh Air, emitido el miércoles pasado. Allí reconoció que durante su infancia sufrió “muchísimos abusos”, que además tuvieron lugar en su propio hogar. “Crecí con un padre alcohólico y muy abusivo, tanto verbal como emocional y físicamente”, contó la actriz sobre el hombre que las abandonó a ella y a su madre cuando era una niña. Ese abuso del alcohol por parte de su padre fue “una adicción”: “Nos robó la relación que debíamos haber tenido”, explicó.

Sin embargo, Berry dijo que ya no siente odio hacia su padre y relató cómo logró revertir todo ese dolor y convertirlo en comprensión y aceptación . En buena parte fue un proceso que ha hecho durante estos últimos 18 años, desde que falleció su padre, y que ha conseguido gracias a una especie de chamán. “Cuando murió obtuve el regalo de poder hablar con un sanador espiritual y alguien me guió a través de unos ejercicios espirituales para tratar de curar esa herida que tenía con mi padre”, detalló. Entonces se dio cuenta de que su padre era la persona que era “en gran parte gracias a la falta de amor y de guías que nunca tuvo en su infancia”.

La visión de Berry sobre su padre ha cambiado y madurado. “No llegó a este mundo como un hombre abusivo y alcohólico que estaba fuera de control. Se convirtió en lo que fue por lo que le dieron y por lo que no, por aquello a lo que estuvo expuesto y a lo que no”, afirmó la actriz, que ha empatizado con el niño que un día fue su padre. En ese camino empezó a verlo como alguien “inocente que fue criado por un padre alcohólico y una madre completamente rota”. Algo de lo que se ha hecho eco la revista People.

De hecho, Berry empezó a contemplar ese trauma como algo que venía incluso de más lejos: “Yendo a una generación hacia atrás, [todos ellos] venían de la esclavitud, cuando mi tatarabuela vio cómo le arrancaban a sus hijas de sus brazos, y aquello le generó un trauma. Si seguís rastreándolo, te das cuenta de que todo es un trauma generacional. Que mi padre solo estaba intentando sobrevivir, estaba tratando de encontrarse a sí mismo, hallar su virilidad; y lo estaba haciendo lo mejor que podía, y cuando nos fallaba a mí y a mi familia de una forma despreciable, solo estaba trabajando con las herramientas que le habían dado”.

Asumir todo aquello fue lo que le permitió cambiar su forma de pensar e incluso llegar a quererlo. “Cuando lo miraba de ese modo, me hacía sentir llena de amor y sentía empatía por él. La vida que vivió me hacía sentir triste”, afirmó la actriz, explicando que además se dio cuenta de que “convirtió el alcohol en su modo de anestesiar su experiencia y el hecho de que se sintiera un fracaso”. “Así que, mirando todo eso, estoy llena de amor por él”.

Berry, madre de dos hijos (Nahla, de trece años y fruto de su relación con el modelo Gabriel Aubry; y Maceo Robert, que tuvo con su tercer exmarido, el actor francés Olivier Martínez, de ocho) habló de su amor por su padre hace dos años en su cuenta de Instagram. Lo hizo con una fotografía de ambos que colgó en su perfil y donde explicaba que aquella adicción al alcohol les robó la relación que deberían haber mantenido. “Ahora comprendo cuánto me amó y lo vital que fue y es en mi vida”, relató, admitiendo que lo extrañaba.

La primera vez que Berry habló abiertamente de los traumas que había vivido en su infancia fue en otoño de 2007, durante un programa de televisión estadounidense, donde contó que sus padres se divorciaron cuando ella tenía cuatro años, pero que Jerome volvió con ella y sus hermanas tiempo después porque su madre pensaba que era lo mejor para la familia. “Lo más duro para mí es que nunca se propasó conmigo. Batallaba contra la culpa porque veía a mi hermana pasar por durísimas palizas. Me sentía indefensa y cobarde porque no hacía nada ni podía hacerlo. Pasé muchos años de mi juventud intentando darle sentido a todo aquello y encontrar y recuperar mi autoestima”, relató entonces.