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HBO Max vuelve a demostrar que a veces sus mejores series están escondidas

En el ruido de las series es fácil perderse. Pero siempre podemos contar con HBO para descubrirnos esas pequeñas grandes joyas que puede que no cuenten con nombres importantes, presupuestos desorbitados o mucho glamur, pero que igualmente acaban siendo el refugio perfecto ante la constante avalancha de estrenos.

Lo malo es que a veces, esas series están bien escondidas, no tienen apenas publicidad, no entran en la conversación online y, por tanto, pasan desapercibidas. A pesar de que, al contrario que Netflix, HBO sigue priorizando la calidad por encima de la cantidad, lo cierto es que si una serie no tiene audiencia, siempre corre el peligro de desaparecer. Por eso es nuestra labor poner un foco sobre esas apuestas pequeñas que más gente debería disfrutar, que no dan que hablar en Twitter, pero igualmente merecen toda la atención. En este caso estoy hablando de la conmovedora comedia dramática Somebody Somewhere, una serie que debe estar en tu lista de reproducción sí o sí.

Fotograma de la primera temporada de 'Somebody Somewhere' (cortesía de HBO Max)
Fotograma de la primera temporada de 'Somebody Somewhere' (cortesía de HBO Max)

Para quien no sepa de qué se trata (y para eso estamos aquí), Somebody Somewhere está creada por la humorista Bridget Everett, conocida por su estilo de comedia que ella misma describe como “cabaret alternativo”. Everett se dio a conocer en televisión gracias al programa de sketches de Amy Schumer, donde aparecía haciendo monólogos que mezclaban humor provocador y subido de tono con enérgicas interpretaciones musicales. En Somebody Somewhere cambia de tercio para contarnos una historia íntima y delicada, que viene inspirada en su propia vida en Kansas. A grandes rasgos, lo que vemos en la serie es cómo Everett pasó de ser una mujer reservada a salirse del cascarón y convertirse en la fiera cómica que es hoy.

Somebody Somewhere es la historia de Sam, una mujer que lidia con una crisis de mediana edad en los confines de un pequeño pueblo de Kansas llamado Manhattan. Sam es una auténtica ciudadana de Kansas, pero a la vez se siente como pez fuera del agua y trata de encajar entre su comunidad como puede. Su situación familiar es complicada, con la muerte reciente de su hermana posando una nube gris sobre ella, sus padres y su otra hermana, con la que se lleva a matar. Sam se enfrenta al dolor de la pérdida mientras trata de recuperar el rumbo que ha perdido, y lo hace con la ayuda de un peculiar nuevo amigo, Joel (Jeff Hiller), gracias a quien encuentra un motivo para ilusionarse y una comunidad alternativa en Kansas, donde se une a un grupo de personas diferentes que, como ella, no encajan del todo en la sociedad. Allí descubre un lugar seguro donde puede expresarse a través de la música y ver un futuro para ella donde no había nada.

En la producción nos encontramos también a Hannah Bos y Paul Thureen, guionistas de otra recomendable serie de HBO, High Maintenance, y los hermanos Mark y Jay Duplass, conocidos por su trabajo en el indie y estandartes del mumblecore, subgénero del cine independiente caracterizado por su naturalismo, su retrato de personas normales y corrientes y su bajo presupuesto. Y eso es precisamente lo que nos encontramos en Somebody Somewhere, un relato sobre personas normales que, como tú y como yo, pueden ser extraordinarias a su manera, que no realizan importantes hazañas ni poseen grandes ambiciones, sino que se limitan a vivir, que ya es bastante.

La serie nos plantea cómo es la vida más allá de los 40 y, sobre todo, lo que supone tratar de encauzarte en la sociedad y hacer nuevos amigos a esa edad. Pocas nos muestran ese proceso con tanta naturalidad como esta, transmitiéndonos a la perfección ese runrún en el estómago al encontrar a alguien nuevo con quien compartir el día a día. Lo normal en estas ficciones es encontrarse con mucho glamur, prendas de diseñador intentando pasar como ropa normal y asequible, gente imposiblemente guapa viviendo por encima de sus posibilidades y épicos líos románticos para mantener al espectador enganchado. En Somebody Somewhere no nos encontramos nada de eso. Es la historia de una mujer encontrando el camino para sanarse a sí misma gracias a la amistad y la ilusión por el futuro. Ni más ni menos. Sin aspavientos ni ornamentos excesivos.

Sam y Joel (cortesía de HBO Max)
Sam y Joel (cortesía de HBO Max)

Sam es una protagonista atípica en su normalidad, un reflejo más realista de lo que nos rodea. En una escena de la serie, se prepara para una noche de fiesta. Al llegar, le dicen “Vas muy arreglada”. Pero lleva solo una camiseta y unos vaqueros. Parece mentira, pero esa realidad de andar por casa no se ve a menudo en las series, donde los personajes lucen estilismos estudiadísimos para vender ropa y marcar tendencias y mirarían a Sam por encima del hombro por engalanarse con el look que ellos usarían para hacer su limpieza de primavera. Eso hace que el hecho de que la serie transcurra en un lugar llamado Manhattan, tan alejado de la Gran Manzana, sea más que significativo. Y tampoco podemos olvidar un detalle muy importante: la protagonista es gorda, pero la historia no gira en torno a esto, simplemente lo es y punto.

La modestia de Somebody Somewhere es uno de los elementos que la hacen tan acogedora y agradable. Pero otra de las claves es la forma tan certera en la que crea una comunidad alrededor de Sam para arroparla a ella, y por extensión a nosotros. Empezando por Joel, un personaje divertido sin caer en la caricatura exagerada que se convierte en su principal apoyo, y terminando por el grupo de la iglesia donde se congregan, una versión apropiada por ellos, sin sermones, que acepta a todo el mundo, formado por personas distintas y queer, que crean su propio espacio seguro para encajar, así como para expresar y celebrar sus identidades libremente. Ahí es donde Sam se va soltando, haciéndonos partícipes de un viaje de autodescubrimiento y aceptación en el que no podemos evitar emocionarnos y alegrarnos por ella al ver cómo va recuperando el brillo en su mirada.

Somebody Somewhere tiene bastante en común con Schitt’s Creek, sobre todo en lo que se refiere a su tratamiento de la comunidad LGBTQ+ y cómo convierte un pueblo pequeño aparentemente sin nada especial en un refugio inesperado para hallar la felicidad (la tienda que regenta la hermana de Sam parece el Rose Apothecary de David y Patrick); pero también con Better Things, con la que comparte su naturaleza slice of life, esa forma de hacer algo trascendental de los pequeños momentos de la vida, los detalles que la hacen llevadera, la amistad, las pasiones de los personajes, y los pequeños triunfos y alegrías que ayudan a sobrellevar el dolor y nos empujan hacia delante. Esa lucha diaria por vivir que nos recuerda que el drama y la comedia se dan constantemente la mano y no existen el uno sin la otra.

“¿Sabes qué, Sam? No sé cuándo crees que la vida empieza, pero tú ya has pasado los 40, así que ya vas tarde. La vida es esto”, le dice la hermana de Sam a la protagonista. Esa frase es quizá la que mejor representa Somebody Somewhere, una serie que nos habla de la crisis, la pérdida, la soledad, la familia, la amistad tardía y el perdón con necesarias dosis de tristeza, pero sin perder el optimismo, revelándose como una dramedia melancólica pero profundamente luminosa que nos recuerda que merecemos ser felices, aunque la realidad que nos ha tocado vivir nos lo ponga difícil a veces.

Fotograma de 'Somebody Somewhere' (cortesía de HBO Max)
Fotograma de 'Somebody Somewhere' (cortesía de HBO Max)

Somebody Somewhere es tan discreta que apenas ha entrado en el radar de la audiencia a pesar de ser muy buena. Si te sientes perdido, si notas cómo cada vez te cuesta más hacer amigos, si necesitas un lugar donde sentirte aceptado y querido, esta es la serie que debes ver. Una historia preciosa sobre gente corriente (esos alguien cualquiera en cualquier lugar del título), nada de modelos falsos e inalcanzables, con una amistad que se siente muy real en el centro, y una interpretación sublime por parte de Everett, que combina ternura, fuerza y compasión en un personaje al que dan ganas de abrazar constantemente. Un respiro sencillo pero profundo entre tanta oferta y sobreestímulo audiovisual, que tiene el poder de hacerte sentir triste y feliz en el mismo episodio, pero que sobre todo nos recuerda que la esperanza puede encontrarse en el el momento y el lugar más inesperado.

La primera temporada de Somebody Somewhere, de 7 episodios de media hora, está disponible en HBO Max. La serie ya está renovada oficialmente para una segunda temporada.

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