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La historia de "No tengo": Nina Simone, la versión de Vicentico y el musical Hair

"Una letanía de pérdidas". Así describió el periodista de Rolling Stone David Browne el clásico del musical Hair "Ain't Got No, I Got Life" que, en la voz, el piano, la interpretación y el alma de Nina Simone encontró su olimpo. Y en tiempos en que nuestros humores cambian a diario y el aislamiento, el encierro y la vida parecen reducirse a una "cuarenterna", su letra nos pega en la cara como ese aire fresco que nos despabila tras una noche de alcohol y compañías.

"No tengo casa, ni zapatos/ Ni dinero, ni estilo/ Ni faldas, ni jerseys/ No tengo perfume, ni cerveza/ No tengo hombre". Así empieza la larga lista de pérdidas y ausencias que describe la letra de este clásico que ahora Vicentico grabó en castellano y con el nombre de "No tengo". Pero ese derrotero no llega al precipicio, más bien cambia de dirección y se eleva como una plegaria. "¿Qué es lo que tengo?/ ¿Por qué estoy viviendo entonces?", se pregunta luego, para exorcizarse después: "Nadie me puede quitar nada/ Tengo mi pelo, mi cabeza/ Mi cerebro y mis orejas/ Mis ojos y mi nariz/ Mi boca y mi sonrisa... Mi corazón y mi alma/ Mi espalda y mi sexo/ Mis brazos y mis manos... Tengo mi vida, tengo mi libertad".

Vicentico, tiene una lista enorme de canciones registradas con su nombre: Gabriel Fernández Capello, pero también tiene un puñado de versiones diseminadas a lo largo de toda su discografía. "Los caminos de la vida", "Algo contigo" o la canción de Hank Williams que cantó con Tony Bennett, "Cold, Cold Heart". Desde su casa y skype de por medio, cuenta cómo fue que llegó a grabar "Ain't Got No, I Got Life" y bautizar su versión como "No tengo". "Estábamos en el estudio y nos pusimos a zapar. Estábamos en un momento muerto de la sesión, yo había empezado a ver cosas en YouTube. Me puse a escuchar a Nina Simone y me acordé de ese tema, que también lo conocía por Hair, el musical. En el estudio estaba con el guitarrista Chris Bruce y me contó que conocía perfectamente el tema porque cuando él era chico la mamá solía cantarlo. La empezamos a tocar sin la intención de grabarla, pero fue avanzando, después la traduje y ahí está la canción. Es hermosa, siempre me gustó mucho. La letra es muy significativa y emblemática. Es perfecta".

El estudio del que habla Vicentico no está en Buenos Aires sino en Nueva York. Allí estaba él concluyendo el álbum que aún no vio la luz pero que ya entregó dos pistas: "Freak" y ahora "No tengo". Y en un tiempo muerto, en un rato de ocio, se encendió la chispa. En realidad la chispa se enciende cuando uno descubre a Nina Simone. Como en "Antes del atardecer", cuando Ethan Hawke y Julie Delpy la evocan al escuchar "Just in time", descubrirla es entrar a otra dimensión. "La escucho un montón, desde hace años -reconoce Vicentico-. Es una creadora de estéticas. No hay otra como ella. Es única y es único todo lo que hacía. Muy verdadera como artista. En el documental (What Happened, Miss Simone?, disponible en Netflix) se ve cuán verdadera era como artista".

Vicentico "no se pudo contener". La canción se apoderó de él y todo lo que podía hacer era interpretarla. "A la versión de Nina Simone no le hace falta nada, es perfecta. Yo me identifico mucho con la letra y la quise cantar. Es algo irresistible que nos pasa a los músicos. Puede pasar en una sala de grabación pero también en una casa, en una reunión. Es un divertimento, medio mágico en un punto. Sin ponerme místico. es el deseo de ser Messi por un rato. Jugar, divertirse, y a la vez se transforma en algo muy profundo para uno. Bueno, eso es la música".