Caos, borracheras y lesiones: la historia tras la película infame de Mario Bros
Por Alberto Cano.- Tras su lanzamiento en 1986 para la consola NES, Super Mario Bros no solo sentó un referente en la industria de los videojuegos con uno de los personajes más influyentes y recordados de todos los tiempos, sino que se convirtió en un icono de la cultura popular y su imagen pasó a estar presente en todos lados. Nintendo se hizo de oro gracias a este fontanero bigotudo, que no tardó en convertirse en su marca estrella. Y mientras tanto, en Hollywood ya estaban al acecho para tratar de llevar al personaje al cine.
Roland Joffé, cineasta tras aclamadas y oscarizadas películas como Los gritos del silencio o La misión, junto a Jake Eberts, productor tras El nombre de la rosa o Bailando con lobos, fueron los encargados de poner en marcha el film de Mario Bros de 1991 para la gran pantalla. Su impecable trayectoria fue suficiente para convencer a Nintendo para sacar adelante el proyecto, quienes exigieron 2 millones de dólares y quedarse con todas las ganancias del merchandising. Sin embargo, el equipo tras la película de Mario Bros ni siquiera tenía en mente qué clase de producto querían desarrollar, dando lugar a un proceso de rodaje caótico que se saldó con uno de los mayores desastres de la historia del cine.
La intención era desarrollar una película de Mario Bros que no se centrara únicamente en el público familiar al que iba dirigido el videojuego, sino que resultara también atractiva para un target adulto que buscara una propuesta más madura. La búsqueda de esta mezcla, muy presente en grandes éxitos de la época como el Batman de Tim Burton, les hizo contratar al guionista Barry Morrow, ganador del Óscar por Rain Man de Barry Levinson. Sin embargo, no convencidos con el enfoque tan maduro y existencial que Morrow dio al proyecto, fue despedido y sustituido por Jim Jennewein, quien años más tarde sería uno de los responsables del éxito de la película en acción real de Los Picapiedra. Pero Jennewein también sería puesto en la calle ante un enfoque demasiado pasteloso que no convenció a los responsables del film.
A los problemas con el guion también había que sumarle la dificultad de encontrar director y protagonistas. En un principio, el director de Atrapado en el tiempo, Harold Ramis, iba a ser el encargado de llevar Mario Bros a la gran pantalla, pero los problemas de desarrollo que atravesaba el proyecto le llevaron a abandonar la producción a tan solo unas semanas de comenzar las grabaciones.
Además, en su empeño de intentar conseguir a estrellas como Danny DeVito o Tom Hanks para protagonizar la cinta, debieron de apurar para contratar en un último momento a Bob Hoskins, quien por aquellos años se había ganado la atención del público en ¿Quién engañó a Roger Rabbit?, Sirenas o Hook (El capitán Garfio). A su vez, un todavía desconocido John Leguizamo fue elegido para acompañar a Hosking como Luigi, el hermano de Mario; y Dennis Hopper terminó ocupando el puesto del villano Bowser, para el que en un principio se habían barajado nombres como Arnold Schwarzenegger o Michael Keaton.
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El tiempo apremiaba y la improvisación sobre la marcha comenzaba a estar presente. Tras la marcha de Harold Ramis, el equipo responsable de Mario Bros contrató a la pareja de directores Annabel Jankel y Rocky Morton, pioneros del uso de la tecnología digital en la realización de anuncios y videoclips durante los años 80, lo que sonaba perfecto para la adaptación de un videojuego. Pero llegaron con un nuevo enfoque que, de nuevo, puso patas arriba la producción.
Su intención era alejarse por completo del tono ligero del videojuego de Nintendo y crear una cinta “más sofisticada” que atrajera a más público al universo de los videojuegos, según explicó Rocky Morton en una entrevista en 2011 para Game Informer. “En ese momento, había mucho sentimiento en contra de los videojuegos. Quería hacer una película que lo abriera y que hiciera que los padres se interesaran por los videojuegos", relataba el director.
Así surgió la idea de convertir Mario Bros en una reflexión sobre el capitalismo, mostrando al villano Bowser como el presidente corrupto de una dimensión alternativa en donde sus habitantes han evolucionado a partir de los dinosaurios. No había un colorido Reino Champiñón lleno de escenarios fastuosos y criaturas como en el videojuego original, sino un mundo distópico y con cierto aroma cyberpunk denominado Dinohattan.
Los guionistas Parker Bennett, Terry Runte, Ed Solomon, cuyos créditos se limitaban a comedias como Las alucinantes aventuras de Bill y Ted o Cita Misteriosa, fueron finalmente los elegidos para volver a reescribir la película de Mario Bros, que ya nada tenía que ver con ese proyecto con grandes nombres y cineastas sobre el que se había empezado a trabajar. Y desde luego, el desprender al personaje de Mario de su esencia a cambio de ese arriesgado enfoque adulto era un riesgo que requería de buen talento y atención al detalle si querían salir airosos del intento. Pero no fue así.
Dado que el rodaje tenía previsto comenzar en breve, el guion tuvo que escribirse a gran velocidad, dejando muchos cabos sin atar que generaron continuos cambios con las grabaciones ya en marcha. Esto empezó a generar malestar en el set de rodaje, puesto que a los actores y a los más de 300 extras que formaban parte de la película les suponía importantes quebraderos de cabeza encontrarse modificaciones de un día para otro. Así lo relataba para The Guardian Richard Edson, el actor bajo el personaje de Spike, quien cuenta cómo Denis Hooper llegó a protagonizar una acalorada discusión de más de tres horas con los directores tras un cambio en sus diálogos de última hora.
“Estamos en el dormitorio del rascacielos del Rey Koopa; un gran set. Denis entra, parece cabreado, murmura para sí mismo y no mira a nadie. Entonces los directores preguntan: «¿Qué pasa, Dennis?»”, comienza relatando Edson. “Entonces empieza a gritarles a Anabel y a Rocky y les dice que son completamente poco profesionales, que nunca ha visto nada como eso. Rocky le dice: «Dennis, ¿qué ocurre?», y grita: «¡Reescribiste mis diálogos! ¿Llamas a esto escritura? ¡Esto es una mierda! ¡Es una mierda! ¿Y el hecho de que lo hayas cambiado sin preguntarme?». El siguió y siguió. No podía controlarse”, explicaba el actor sobre el comportamiento de Hooper.
La situación en el set de Super Mario Bros llegó a ser tan insostenible que hasta los actores se refugiaron en el alcohol durante las grabaciones, lo que no estuvo exento de desgracias. En una entrevista con Vulture en 2014, John Leguizamo admitió que le rompió la mano a su compañero Bob Hoskins por estar borracho durante el rodaje de una escena.
“Estábamos haciendo una escena hacia el final de la película. Yo conduzco la camioneta de los hermanos Mario y aceleramos. Bebíamos demasiado porque todos éramos terribles. Así que bebimos mucho entre tomas. Soy un conductor de Nueva York, así que sabes que no soy bueno. Y me dejaron conducir el vehículo porque dije que podía hacerlo”, contaba Leguizamo. “Y Bob estaba de pie junto a la camioneta de los hermanos Super Mario, el camión de fontanería. Y estaba de pie junto a la puerta con la mano extendida, así que pisé el acelerador con mucha fuerza, luego pisé fuerte el freno, me detuve rápido, la puerta salió volando y le rompió los dedos”, admitía el actor.
Como era obvio, de semejantes situaciones no podía salir nada bueno, dando como resultado que esta primera adaptación en acción real de un videojuego fuera un fracaso estrepitoso. La crítica la destrozó, el público le dio la espalda y en taquilla solo recaudó 20,9 millones de dólares ante un presupuesto de casi 50. Pero más allá de su calidad y recibimiento, lo peor fue la reacción de Nintendo, que ante tal despropósito se cerró por completo a volver a ceder sus licencias a terceros.
De hecho, hasta el estreno de Pokémon: Detective Pikachu en 2019 o la apertura de parques temáticos junto con Universal Studios, Nintendo se había mantenido muy firme en su decisión. Aunque su mala relación con Hollywood parece calmada, puesto que en los próximos años incluso veremos una nueva adaptación de Mario Bros de la mano de Illumination Entertaiment, creadores de Gru y los Minions. Eso sí, ahora en formato de animación y respetando el universo del personaje, sin ningún experimento.
Nota: si les pica el gusanillo de la curiosidad y quieren verla de nuevo, o por primera vez, tendrán que recurrir a la compra física. Resulta imposible en estos momentos encontrarla en el streaming.
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