El humor en el ballet: del vals del error a las redes sociales, con memes y todo

Serpientes venenosas escondidas en cestas de flores, cisnes embrujados que se arrojan a un lago, bandadas de fantasmas que vagan en un cementerio. Las historias de ballet clásico nunca se ahorran el dramatismo. Sin embargo algunas corografías se permiten el humor. La mayoría de ellas se crearon en el neoclásico, cuando no solo las princesas podían ser protagonistas y empezó a estar más habilitada la humanidad de los personajes.

Los seres humanos tenemos un abanico de emociones amplio que incluye la vergüenza o la desfachatez de la viuda de La fille mal gardee, obra de Frederick Ashton (que se verá en funciones para grandes y chicos en la temporada 2020 del Teatro Colón) o los traspiés coreográficamente calculados en El Vals del error, de Jerome Robbins.

¿De dónde sale la risa en un ballet? En general es el resultado de lo inesperado, en un contexto donde la repetición de fórmulas hacen previsibles las posiciones, alturas y pasos. Por eso algunas escenas son caricaturas de otros adagios archiconocidos.

En la versión de Christopher Wheeldon de Alicia en el País de las Maravillas hay un adagio para la Reina de Corazones que es una parodia del "Adagio de la Rosa" de La Bella Durmiente.

A veces la risa proviene de la sorpresa del salirse del estereotipo físico, como en el Grand Pas de Deux de Cristian Spuck en el que la bailarina lleva lentes y está más pendiente de su cartera que de su partenaire.

En nuestro país ese juego con el estereotipo y lo inesperado tuvo un giro curioso: en un disco del año 1983, Les Luthiers grabó la banda de sonido de un ballet con relato incluido. Y esa pieza musical pudo ser bailada por el Ballet Argentino de Julio Bocca, cuando fue convertida por Lidia Segni en el año 2005, en una coreografía que transformaba en movimiento las palabras.

Otra vertiente del humor en el ballet, proviene de una búsqueda del grotesco por la utilización de los personajes femeninos encarnados por varones. Madrastras y hermanastras y alguna que otra bruja, con movimientos toscos y cuerpos robustos que se "salen de la línea".

De este contraste entre las exigencias etéreas y la materialidad de los cuerpos varoniles surgieron diversas compañías de ballet-drag. Entre ellas se encuentran la compañía argentina de Ballet con Humor y Les Ballets Trockadero de Monte Carlo, que con base en Nueva York parodia desde 1974 las convenciones del ballet clásico y romántico.

Pero la risa en el mundo del ballet está empezando a invadir territorios virtuales. Y en estos tiempos de redes sociales va encontrando nuevos contextos para arrancar las carcajadas de los balletómanos.

El bailarín solista del Ballet Estable del Teatro Colón Emanuel Abruzzo creó un personaje en su canal de YouTube que ya tiene vuelo propio: la Maestra Absoluta de la Danza Ivanka Iendovskaya, que en los "Miércoles de Limpieza" corrige en tiempo real videos de galas de ballet, exigiendo precisión en los movimientos. Y cuando los intérpretes no llegan a ese punto esperado surge un "casi". Palabra que se ha vuelto una muletilla que otras maestras, fans de la Iendovskaya, empiezan a usar en sus propias clases.

Abruzzo, que además es coreógrafo y docente, no podía evitar pensar correcciones posibles para todas las fotos de ballet que circulaban en las redes sociales. Y entonces comenzó a hacerlas públicamente en sus historias de Instagram. "Empezaron a mandarme fotos mis seguidores pidiéndome que les hiciera correcciones -recuerda-, pero después empecé a generar mi propio contenido". El personaje surgió del aprendizaje que le dejó su paso por dos compañías de Ballet-drag y de la profunda observación de sus propias maestras rusas: "no son ofensivas, pero son estrictas. Sin ser malas, dan las correcciones con una gran exigencia -sostiene-. Y yo como docente empecé a jugar con esas voces. Porque se aprende mejor a través de la risa".

Por el ojo estricto de la Maestra Ivanka han pasado fragmentos de Galas en Moscú, Prix de Laussane, el Bailando por un sueño de Showmatch e incluso el propio Emanuel Abruzzo. "Yo creo que se puede evolucionar desde el humor. Se puede mirar hacia adentro, soltar el ego y reírse de uno mismo"

El personaje de Iendovskaya creció tanto que ya tiene un perfil de Instagram propio, un sitio de podcast radiales y a Abruzzo ya comienza a pasarle que algunas niñas bailarinas y sus madres lo reconocen por la calle y saludan con reverencias a la Maestra Absoluta. O que los participantes del Prix de Lausane que aparecieron en los "Miércoles de limpieza" agradecen las correcciones recibidas y esperan capítulos subtitulados. "Mi intención es que se haga consciente la evolución de la danza hasta aquí, pero que siga creciendo -declara Abruzzo-. Y que no se estanque en la búsqueda de la acrobacia sin sentido".

Las redes están atosigadas de imágenes acrobáticas y egotrip. Y a la vez mucho público que se ríe del ballet mirándolo desde adentro. La gran cantidad de cuentas de memes en Instagram así lo delata. Incluso hay una de ellas de producción argentina, con más de 13 mil seguidores, llamada @memes_bailarines desde donde pidieron conservar el anonimato. "Nos siguen bailarines de todos los estilos y técnicas, inclusive de otros países -subrayan- los memes dejan algo al descubierto porque nombran una situación cotidiana, que también le pasa a quien lo ve". Hay memes sobre clases agotadoras, contradicciones en las indicaciones de los coreógrafos, e incluso estampitas de Marianela Núñez como patrona del equilibrio perpetuo.

Pero ese nivel de identificación del público muchas veces es el caldo de cultivo de la autocompasión. Y el humor es todo lo contrario a sentirse víctimas "hay que ridiculizar eso a lo que le solemos poner demasiado drama", sentencian desde las sombras.

Esta tendencia a nivel mundial de achicar el melodrama e integrar todos los cuerpos posibles, es una de las premisas de la marca de indumentaria de ballet singapurense "Cloud & Victory" que además de realizar ropa de ballet de manera ética y sustentable, juega con el humor en sus remeras y bolsos. Y produce memes y videos que se ríen de la solemnidad y de los abdominales de Roberto Bolle.

La marca, que entre a otras estrellas viste a Marianela Nuñez, Lauren Cuthbertson e Isabella Boylston es diseñada y dirigida por Tan Li Min, graduada en ciencias políticas y bailarina amateur. "Creo que como no crecí en la cultura del ballet, llegué a eso cuando era adulta, no tenía la obsesión por ser tan correcta y no salirme de las tradiciones con las que crecen los bailarines -declara Min, desde Singapur-. El ballet para mí fue una posibilidad para salir de la depresión y los desórdenes alimentarios. Por eso mi ropa de baile está hecha para que todos se muevan y se sientan bien, ya sean bailarinas profesionales o principiantes, y todo se hace con compasión y amor por la pizza".

En los memes gráficos de Cloud & Victory hay un chiste recurrente con la pizza. Todo surgió por el juego con el photoshop sobre las manos de algunos bailarines. "Es una yuxtaposición divertida: la formalidad del ballet combinado con algo tan informal y normal, como la pizza en un ambiente exigente físicamente que tiene una historia de cultivar la alimentación desordenada - observa Min-. Creo que hablar de pizza y mostrar pizza, es una forma divertida y sutil de hacer que los bailarines sepan que está bien disfrutar de la comida".

Además de las bromas con la pizza, la marca juega mucho con la obsesión por las selfies y la superficialidad de los perfiles en las redes sociales. "El video donde convertí el "Adagio de la Rosa" de la Bella Durmiente en Tinder fue bastante popular -recuerda Min- porque el humor tiene que ver también con reconocer que hay mucho más en la vida que ser delgado y tener un arabesque altísimo. El humor es salud".