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Ictus: el impacto en la salud femenina es mayor

El ictus constituye la primera causa de muerte en la mujer española y de discapacidad en el adulto, así como la segunda causa de muerte global y de demencia después de la enfermedad de Alzheimer. Además, los registros muestran un alto número de nuevos casos de ictus, unos 120.000 al año en España y las cifras no disminuyen a pesar de la labor de los neurólogos y de las unidades de ictus.

Así lo revelan los resultados de una encuesta desarrollada con la colaboración de 30 hospitales y que ha contado con la participación de 400 pacientes y sus cuidadores. El objetivo ha sido determinar el nivel de conocimiento en la población española sobre el ictus, los factores de riesgo, cuáles son los síntomas y signos de alarma, cuál debe ser la actitud ante los mismos y las medidas de prevención.

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Según datos publicados por el Instituto Nacional de Estadística, casi 16.000 mujeres mueren cada año por esta causa, más del doble que por cáncer de mama y hasta 14 veces más que por accidentes de tráfico. ¿Las señales? Falta de equilibrio, mareos, dolor de cabeza y visión doble. (Foto: Getty)

Los resultados revelan que en España existe un mal conocimiento sobre el ictus en la población, ya que, incluso después de sufrirlo un 12 por ciento de los encuestados no saben lo que es un ictus.

Es más grave en ellas

“El ictus presenta algunas características particulares en las mujeres, debido a las diferencias biológicas por la influencia hormonal durante la vida fértil y los cambios que se producen posteriormente en la menopausia. Estas diferencias condicionan un perfil de riesgo y algunas etiologías que son específicas de la mujer”, explica la doctora María Alonso de Leciñana, coordinadora del Grupo de Estudio de Enfermedades Cerebrovasculares de la Sociedad Española de Neurología (SEN).

Se trata de un accidente cerebrovascular que se produce por una alteración en la circulación sanguínea y por el cual falla el aporte de sangre al cerebro. Según los datos de la SEN, en las dos últimas décadas ha aumentado un 25 por ciento el número de casos de ictus entre las personas de 20 a 64 años en España. Existen dos tipos de ictus:

  1. El 85 por ciento de los casos son isquémicos y tienen su origen en un coágulo derivado de una arteriosclerosis, la acumulación de grasa en las arterias que produce un estrechamiento de las mismas.

  2. Los casos de ictus cardioembólico son menos frecuentes y se dan cuando el episodio de trombosis tiene lugar en el corazón, siendo el motivo una arritmia fibro auricular.

Las mujeres sufren ictus más graves con mayor mortalidad y más secuelas y ello condiciona un mayor impacto en la salud y en la calidad de vida de las mujeres tras el ictus. “Es necesario conocer la realidad del ictus en la mujer en nuestro medio para poder implementar programas de prevención y atención específicos adecuados a las necesidades”, señala la Dra. Alonso de Leciñana.

María Teresa Campos, María Escario, la actriz Emilia Clarke o la Daenerys Targaryen de Juego de Tronos están entre las mujeres que han sufrido un ictus y que han tenido que enfrentarse a las secuelas (déficits motores, visuales, alteración de la sensibilidad o trastornos del habla).

Las mujeres con antecedentes de migraña con aura tienen un mayor riesgo de sufrir un accidente cerebrovascular y deben evitar los anticonceptivos orales y el tabaco. (Foto: Getty)
Las mujeres con antecedentes de migraña con aura tienen un mayor riesgo de sufrir un accidente cerebrovascular y deben evitar los anticonceptivos orales y el tabaco. (Foto: Getty)

No conocer sus síntomas es en sí una causa de agravamiento, ya que la atención temprana es clave para atajar el daño cerebral. Los síntomas pueden ser flacidez y parálisis facial, pérdida de fuerza o debilidad en un lado del cuerpo, problemas de habla o comprensión, dolor fuerte y repentino de cabeza, visión doble o pérdida de visión.

La encuesta revela que las principales dificultades de los pacientes tras sufrir un ictus son, por este orden: andar deprisa, realizar tareas domésticas, subir escaleras, llevar objetos pesados, ir de compras, caminar, aguantar la orina y vestirse. El 33 por ciento de las mujeres se reincorporaron al trabajo, algo que hicieron el 28 por ciento de los hombres.

Los hábitos de vida que pueden alejar el riesgo de ictus son aquellos que permiten tener bajo control los niveles de colesterol, tensión arterial y peso corporal: ejercicio físico, alimentación sana y técnicas de relajación. El tabaco y los anticonceptivos orales, por ejemplo, dejan a la mujer en una posición muy delicada, sobre todo si padece hipertensión.

"Prevenir está en las manos de todos. Hay que aprender desde pequeños a comer bien. En España tenemos la dieta mediterránea, que es la más sana que hay. Frutas, verduras, poca sal y azúcar, evitar los alimentos ultraprocesados y las carnes rojas en favor del pescado. Y, por supuesto, evitar el tabaco y el alcohol y practicar ejercicio físico también son cuestiones fundamentales", destaca la experta.

Las personas que trabajan más de 10 horas al día, y que lo hacen un mínimo de 50 días anuales y durante 10 años o más, tienen hasta un 45% más riesgo de sufrir un ictus, especialmente si tienen menos de 50 años. (Foto: Getty)

Las primeras 72 horas son decisivas

Según Freno al Ictus, aunque las mujeres tienen en general algo más de conocimientos previos sobre la enfermedad que los hombres, prestan menos atención a las señales de alarma y pasa más tiempo hasta que reciben atención urgente.

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En las primeras horas se puede hacer bastante

Las mujeres tardan más en acudir a urgencias hospitalarias, ya que tiende a no prestar la suficiente atención a los posibles signos de alarma y tienen peor evolución que los hombres, por lo que en general las secuelas son muy discapacitantes. Ello tiene una gran repercusión social, personal y familiar debido al rol de las mujeres en nuestro entorno. “Además de ser consciente de los síntomas, es importante llamar inmediatamente al 112 cuando se presenten, no ir al hospital; es mejor que los especialistas lo lleven al lugar más adecuado. No podemos esperar, cada minuto que pasa tenemos menos probabilidades de evolucionar bien, ya que los tratamientos dejan de ser efectivos a medida que pasa el tiempo", concluye la doctora.

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