La iglesia "maldita" que dio lugar a una de las mayores tragedias del cine español

Hay muchas películas de terror que arrastran leyendas negras apoyadas en trágicos sucesos reales. No hay más que ver lo ocurrido con el reparto de Poltergeist o con el edificio donde se rodó La semilla del diablo, pero también con una cinta española de los años 70 cuya producción se llevó la vida de su director e intensificó la idea de una maldición que rodea su lugar de rodaje: la iglesia de San Martiño de Noia, en Galicia.

Cartel de La campana del infierno
Cartel de La campana del infierno

Hablo de La campana del infierno, película de la ola de fantaterror español surgida durante la progresiva desaparición de la censura franquista que bebía de éxitos internacionales del género. Se trata de la historia de venganza de un joven contra los familiares que le habían internado en un psiquiátrico, una propuesta hoy algo olvidada en nuestra cinematografía que fue dirigida por Claudio Guerín en 1973 y que terminó con un grave accidente en el campanario al que alude su título.

Si alguien conoce la localidad de Noia, seguro que no habrá pasado por alto la estructura arquitectónica de su iglesia, una construcción gótica que data del siglo XV caracterizada por sus grandes arcos, su rosetón y nica torre. Cualquiera que la observe, se percatará de que la presencia de un único campanario es extraña en su disposición, puesto que la construcción tenía previsto disponer de un segundo que nunca llegó a terminarse. Las razones concretas por las que se dejó la iglesia incompleta se desconocen, y aunque se cree que la explicación lógica se encuentra la falta de presupuesto, esta ausencia de una segunda torre dio juego a una leyenda oscura del folclore gallego.

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Según los cuentos locales, se dice que la iglesia está maldita y que cualquiera que intente terminarla acabará muerto, como en teoría le ocurrió al cantero encargado de construir la torre inacabada. No es más que una historia sin base real alguna, pero lo ocurrido en el rodaje de La campana del infierno justo cuando estaban grabando sobre el campanario hizo pensar lo contrario. Y es que para llevar a cabo esta película se decidió construir una estructura en cartón-piedra que emulara la segunda torre y su campana, la que nunca llegó a terminarse. Y, cuando el director Claudio Guerín se encontraba en las alturas preparando la cámara para grabar una de las últimas secuencias de la película, esta “maldición” encontró su nueva víctima.

El cineasta se tropezó y cayó al suelo desde el campanario, lo que se tradujo en una caída mortal que no hizo más que a expandir la leyenda gallega sobre la iglesia de San Martiño de Noia. Por suerte, la película pudo terminarse. El director Juan Antonio Bardem, tío de Carlos y Javier Bardem y responsable de muchos clásicos de nuestro cine como Esa pareja feliz, Muerte de un ciclista o Calle Mayor, se hizo cargo de darle los retoques finales y conseguir que la cinta llegara a los cines. No obstante, su éxito fue más bien modesto.

Según datos del Ministerio de Cultura y Deporte, en nuestras fronteras recaudó en pesetas lo que hoy serían 142.178 euros, algo lógico valorando que aún se estaba en la dictadura franquista y el terror no era un género al que acostumbraba la sociedad española de aquellos años. De hecho, no fue siquiera editada en DVD u otros formatos domésticos, estando únicamente accesible a través de ediciones extranjeras, lo que hizo que su estatus de película “maldita” se hiciera aún mayor ante la dificultad de acceder a su visionado.

Hoy en día la cuestión de su accesibilidad ha cambiado y se puede ver fácilmente a través de plataformas como Filmin, pero la leyenda sobre la maldición que asola a su lugar de rodaje y la trágica muerte de Claudio Guerín aún siguen resonando dentro del folclore gallego y el cine español. Además, dejando de lado la historia oscura que rodea a su producción, se trata de una cinta de terror muy reivindicable, una historia de venganza cargada de tensión, suspense y detalles argumentales que logran mantenerte en vilo durante todo su visionado.

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