Anuncios

Una inesperada Fiorilla enamora en el Real en su fotonovela "Il turco in Italia"

Madrid, 31 may (EFE).- Hacía casi un cuarto de siglo que Madrid no disfrutaba de "Il turco in Italia" de Gioachino Rossini, ópera que jamás había recalado a su vez en el Teatro Real hasta el estreno este miércoles de una nueva producción con aires de fotonovela y una inesperada protagonista que ha sabido robar focos y corazones.

La soprano Sara Blanch, la segunda al cargo del personaje, se ha echado al hombre la difícil misión de sustituir a quien brillara con bis incluido en "La Traviata" que reabrió este teatro tras el núcleo duro de la pandemia, la estrella estadounidense Lisette Oropesa, quien ha sido baja por un proceso gripal que en principio no le impedirá volver a su función del 4 de junio.

En su ausencia, la intérprete tarraconense ha recibido los mayores aplausos de la velada, llena al 85% de su aforo y en la que también ha sido muy bien recibida la actuación del barítono georgiano Misha Kiria como su sufrido esposo, don Geronio, así como el montaje inédito dirigido por el maestro de la comedia Laurent Pelly.

Este "Il turco in Italia", que posteriormente pasará por la Ópera de Lyon y el New National Theatre de Tokio, coproductores del mismo junto al Teatro Real, ha contado asimismo con la dirección musical del italiano Giacomo Sagripanti en el que ha sido su debut ante este público, el cual le ha reconocido igualmente su labor.

El bajo barítono italiano Alex Esposito (Selim), el barítono francés Florian Sempey (poeta Prosdocimo), el tenor uruguayo Edgardo Rocha (don Narciso) y la mezzosoprano italiana Paola Gardina (Zaida) han completado el reparto del estreno.

Con libreto de Felice Romani, esta ópera estrenada en Milán en 1814 cuenta la historia de una mujer imaginativa y tremendamente insatisfecha con su matrimonio que decide refugiarse en los folletines, de forma que, a través de sus ensoñaciones, materializa su propio escarceo con un turco galán que personifica lo que ansía.

Ese desafío a muchas de las convenciones de la época le valió varios ataques en forma de censura ante una trama en la que la protagonista femenina consuma una infidelidad, un enfoque feminista que la producción de Madrid reafirma además al convertir a Fiorilla en auténtico motor de la acción, si bien es cierto que la supuesta subversión del final moralizante no resulta tan notable como se prometió.

La apelación a los folletines del libreto original de Felice Romani y la necesaria búsqueda de soluciones narrativas a las arias y diálogos repetitivos de Rossini llevó a Pelly a trasladar esta producción a la irrealidad congelada de las fotonovelas típicas del siglo XX, uno de los grandes aciertos reconocidos por los asistentes de esta noche, que además ha reído con la buena mano del francés para exprimir el humor en medio del melodrama.

En lo musical también se ha percibido esa transición entre un tono más ligero en el arranque, con abundantes elementos del drama buffo, a destacar especialmente el intercambio de réplicas entre marido y mujer o el conjunto final con todos los actores sobre el escenario, y una segunda que ha puesto de relieve el carácter más hondo de los personajes, con el agilísimo discurso de descargo de don Geronio y el aria de Fiorilla/Sara Blanch como gran apostilla.

Javier Herrero.

(c) Agencia EFE