La gran pasión desconocida de la infanta Pilar de Borbón
Ahora todo el mundo recuerda y destaca el amor de la infanta Pilar por Luis Gómez-Acebo. Un amor que la llevó a renunciar a su legítimo derecho a la sucesión al Trono de España. Y esa bella historia de enamorados es cierta. Pero, es justo también resaltar que la infanta Pilar de Borbón y Borbón mantuvo durante toda su vida otro amor. Un amor mucho menos conocido, pero igualmente crucial en la biografía de la Duquesa de Badajoz. Una pasión que nació en su corazón cuando era muy joven y que mantuvo viva hasta el final de sus días. Hablo de un gran amor, pero no de un amor por un hombre sino de un amor por una dedicación: la infanta Pilar no quiso ser reina, pero siempre amó ser enfermera. Sí, enfermera. Ese fue su otro amor. Esa fue su otra pasión en la vida. Un vigoroso deseo por curar a los enfermos, que hizo que la hermana del Rey Juan Carlos se remangara sus bocamangas desde bien jovencita. Y ese deseo se lo inculcó nada menos que la propia Reina Victoria Eugenia. Abuela y nieta compartieron la misma vehemente pasión por la enfermería. Una pasión que llevó a la infanta Pilar a amortajar muertos y a curar heridos como una enfermera más en un trágico accidente. Pero, empecemos por el principio.
La infanta Pilar nació en Cannes y pesó casi 4 kilos. Pasó su infancia y juventud en el exilio y no conoció España hasta cumplidos los 21 años cuando viajó a Sevilla, con motivo del entierro de su abuela materna Doña Luisa de Orleans. Pero, si hubo una abuela que marcó la vida de la pequeña Pilar esa fue su abuela la Reina Victoria Eugenia. Aunque la pequeña Pilar acudió a los colegios más reputados y tuvo además tres profesoras particulares, de quien le gustaba tomar ejemplo era de su abuela. La esposa del Rey Alfonso XIII se encargó de enseñar a su nieta “buenos modales”. La Reina Victoria Eugenia pasó todas horas que pudo con la pequeña Pilar mostrándole cómo debía sentarse correctamente, cómo tenía que caminar, cómo saludar correctamente según el rango del visitante, cómo comportarse en la mesa, y en general cómo debía desenvolverse con solvencia una mujer de la realeza. Pero, la Reina Victoria Eugenia también le trasmitió a su nieta su pasión por la dedicación a curar a los enfermos. La Reina Victoria Eugenia fue conocida como “La Reina enfermera”. La abuela de la infanta Pilar fue pionera en las creación de las escuelas de Enfermería. La reina Victoria Eugenia se empeñó en modernizar el cuidado de los enfermos y en extender por España la labor de la Cruz Roja. Además, la Reina Victoria Eugenia no desaprovechaba ninguna ocasión por inculcar entre sus amistades de la alta sociedad, la necesidad de ayudar a los enfermos con sus donativos. Era tal la dedicación de la Reina Ena, como era conocida la Reina Victoria Eugenia, por la enfermería que se la trasmitió apasionadamente a su nieta Pilar. Y así la niña Pilar convirtió su deseo de ser enfermera en su gran sueño.
Será en Estoril cuando la infanta Pilar cumpla ese sueño. Primero se graduó en el Colegio Esclavas do Sagrado Coraçao de Jesus y terminados estos estudios, pudo por fin ingresar en la Escuela de enfermería Arturo Ravara. Van a ser estos años unos de los más felices en la vida de la joven Pilar. Rodeada del resto de alumnas de enfermería, la infanta se sentía pletórica. Tenía un claro objetivo en la vida: cuidar de los enfermos. Se diplomó como enfermera y enseguida demostró que tenía una gran valía para la profesión. Amaba ocuparse de los demás y tenía don para ello. Además, la enfermera Pilar hablaba perfectamente el español, portugués, el inglés y el italiano lo que favorecía que pudiera entender y atender a personas de cualquier nacionalidad. Trabajó y se sintió realizada como enfermera. Pero, también vivió momentos muy duros y amargos. El 27 de mayo de 1963 en la Estación de ferrocarril de Cais do Sodré tiene lugar una tragedia: se desploma el techo de la estación. Hay 49 muertos y 50 heridos. En aquel momento la infanta Pilar trabajaba de enfermera en el hospital Dos Capuchos. En cuanto llega la noticia de la catástrofe de la estación, Pilar se presenta voluntaria para ir a socorrer a los heridos. Allí, en un escenario dramático la enfermera Pilar se desvive por ayudar a todos los heridos. Después, también ayuda a amortajar a los fallecidos. Fue un día que la Infanta no olvidará jamás. Su labor como enfermera fue tan valiosa que el Gobierno de Portugal decidió otorgarle una medalla por su mérito.
Después de casarse se volcó en su labor solidaria colaborando siempre con la Cruz Roja y distintas asociaciones para ayudar a los necesitados. Si llamaban a la infanta para que presidiera una gala benéfica, ella enseguida anulaba cualquier otro asunto de su agenda para poder acudir. La imagen de Pilar de Borbón y Borbón en los últimos años está siempre asociada a su querido Rastrillo Nuevo Futuro. Pero, hay recordar ahora que desde muchísimos años antes, desde su infancia, amó cuidar a los enfermos. Si hubo una reina enfermera, también ha habido una infanta enfermera. Fue su pasión, su otro amor.