Insomnio infantil: por qué los padres deberían dejar de considerar normal que sus hijos duerman mal

Los pediatras ponen el foco en la importancia del descanso, también el de los niños, y relacionan el insomnio infantil con el trastorno generalizado del desarrollo. Qué puede pasar si tu hijo duerme mal y lo consideras normal

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Los niños necesitan de 11 a 12 horas de sueño nocturno. Y no es una cuestión de que no rindan en el cole, sino que necesitan un sueño reparador para crecer y vivir sanos. (Foto: Getty)

¿Sabías que la falta de sueño afecta a los niños en su desarrollo físico, cognitivo, en la forma en la que se conectan con sus padres y en cómo reaccionan ante la frustración? ¿Tu hijo duerme mal y no le has dado importancia? Cuidado porque además, restar importancia a este hecho puede hacer que su salud corra un grave riesgo.

Al menos 7 de cada 10 niños con trastorno generalizado del desarrollo (TGD) presentan problemas de sueño. Así lo ponen de manifiesto los especialistas de la Sociedad Española de Pediatría Extrahospitalaria y Atención Primaria, quienes además consideran que hay una alta tasa de infradiagnóstico de este tipo de alteraciones.

La importancia que le dan a este problema es tal que será el punto de partida del 33º Congreso Nacional de la Sociedad Española de Pediatría que se inicia mañana en Toledo. Un encuentro en el que analizarán la situación actual del TGD, un patología que como indica el Dr. Gonzalo Pin Arboledas, coordinador de la Unidad de Pediatría y de la Unidad del Sueño del Hospital Quirónsalud de Valencia, “va acompañada en más de un 70 por ciento de los casos de un trastorno de sueño que afecta, fundamentalmente, a la organización circadiana, con episodios de vigilia prolongados por la noche y siestas anormalmente largas durante el día”.

Los trastornos más comunes

El insomnio es el trastorno del sueño más común, pero no el único. Se han descrito por el momento hasta 75 trastornos de sueño, con diferentes abordajes y tratamientos.

Pese a las altas cifras, los expertos en este tipo de trastornos coinciden en señalar que las alteraciones del sueño están infradiagnosticadas y que no sólo tienen un carácter conductual, sino también biológico en algunos casos.

Por otra parte, añade la Dra. Milagros Merino Andreu, de la Unidad de Trastornos Pediátricos del Sueño del Hospital Universitario de la Paz (Madrid), “si un niño con TGD tiene un problema de sueño (por este tipo de insomnio, apneas, trastornos digestivos o sensoriales,…), va a evolucionar de forma más desfavorable a nivel cognitivo y motor, obteniendo menos beneficios de los tratamientos prescritos”.

En general, los padres suelen infravalorar los trastornos del sueño de sus hijos al creer que duermen mejor de lo que lo hacen.

Tal y como destaca el Dr. Víctor Soto Insuga, neuropediatra especializado en trastornos del sueño del Hospital Infantil Universitario Niño Jesús (Madrid), “el porcentaje de trastornos del sueño se multiplica por dos cuando a las preguntas de un pediatra responden los niños en vez de los padres. El problema es que muchos padres asumen los problemas del sueño de sus hijos como algo normal, cuando no lo son.

Los datos no dejan lugar a las dudas: el insomnio es mucho más habitual en pacientes con trastornos del neurodesarrollo, con cifras de prevalencia especialmente significativas:

  • TDAH, 25-70 por ciento

  • Epilepsia, 37 por ciento

  • Trastorno espectro autista, 44-83 por ciento

  • Cefalea, 65-75 por ciento

  • Discapacidad infantil, 44 por ciento

  • Parálisis cerebral infantil, 44-48 por ciento

  • Depresión: 44-89 por ciento

Pero, aunque el insomnio es el trastorno del sueño más común, no es el único. Los desórdenes del sueño más frecuentes en estos niños dependen, en gran medida, del TDG que padezcan.

Así, es especialmente frecuente la presencia del síndrome de apneas-hipopneas de sueño de carácter obstructivo en niños con síndrome de Prader-Willi.

También hay un predominio de trastornos del ritmo circadiano del sueño con ritmo de vigilia irregular en niños con trastornos del espectro autista (TEA); y se evidencia una especial incidencia de la inversión del patrón circadiano de melatonina endógena en casos de síndrome Smith-Magenis).

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Si un niño no consigue dormir bien hay que estar atento a su estado anímico y emocional. Además la falta de sueño Les causa importantes perjuicios en su vida diaria, afectando también significativamente a su entorno familiar. (Foto: Getty)

¿Cuáles son las consecuencias?

Son muchas las implicaciones negativas de un sueño deficitario en los niños. “La falta de sueño o un sueño de calidad deficiente afectan al desarrollo del niño, a su bienestar, al rendimiento cognitivo y a su respuesta terapéutica”, subraya la Dra. Milagros Merino.

Es más, “las consecuencias de un sueño de poca calidad no sólo son nefastas tanto a nivel conductual como a nivel de aprendizaje, sino que posiblemente también tenga consecuencias a largo plazo a nivel endocrino, cardiovascular y autoinmune”

Incluso se sabe que “los trastornos de sueño en periodos de vulnerabilidad, es decir antes de los 6 años, pueden producir daños irreversibles”, apostilla el Dr. Víctor Soto quien afirma que, por el contrario, un sueño de calidad promueve el desarrollo cerebral, mejora la memoria, favorece un mejor comportamiento y disminuye la irritabilidad”.

Por otra parte, como apunta el Dr. Gonzalo Pin, que es un referente nacional en trastornos del sueño, “cualquier niño que duerme mal afecta negativamente a la dinámica familiar, conyugal y bienestar general”.

El ejemplo del TEA

En el caso concreto del TEA resulta especialmente crucial el abordaje de los trastornos del sueño, ya que “es la patología del neurodesarrollo donde más frecuentes e incapacitantes son estos problemas (44-83 por ciento)”, asegura el Dr. Gonzalo Pin.

En niños con TEA la prevalencia de trastornos del sueño se duplica en comparación con aquellos que no tienen autismo, y la probabilidad de que desaparezcan estos trastornos sin ningún tipo de intervención es significativamente inferior (con tendencia a la cronificación si no se aborda correctamente).

Los problemas del sueño en niños con TEA se asocian con agresividad, ansiedad y depresión, hiperrespuesta sensorial, deterioro de la calidad de vida, reducción del rendimiento y memoria, conductas compulsivas y rituales, esterotipias, y deterioro de la socialización y comunicación.

En estos casos, como explica el Dr. Gonzalo Pin, “el niño experimenta un fenómeno de cronodisrupción, una alteración relevante del orden temporal interno de los ritmos circadianos bioquímicos, fisiológicos y de comportamiento.

De esta forma, según lo describe este experto, “se produce en el niño un evento similar al jet-lag permanente. Actualmente, se considera que la cronodisrupción puede favorecer el desarrollo de la sintomatología TEA, y viceversa.

Ante esta situación, se sabe que “un óptimo tratamiento del sueño produce mejoría en los síntomas del TEA: interés comunicativo, conductas estereotipadas, intereses restrictivos, impulsividad-agresividad y calidad de vida familiar”, aclara el Dr. Víctor Soto.

Las soluciones actuales

La Sociedad Española de Pediatría destaca la importancia de hacer un diagnóstico precoz de los trastornos del sueño en estos niños y de procurar un Abordaje 24 h de sus problemas de sueño.

Para combatir estos problemas, cada vez más frecuentes, se cuentan actualmente con diferentes opciones, desde el establecimiento de medidas básicas de higiene del sueño hasta la aplicación de terapia cognitivo-conductual y el uso de melatonina (en ocasiones acompañado con triptófano).

“En algunos casos se precisa la realización de un estudio de sueño para registrar eventos (como las apneas, crisis epilépticas o movimientos en extremidades)”, informa la Dra. Merino, quien recuerda que “el diagnóstico exacto facilita aplicar unas medidas eficaces y un beneficio durante la noche y el día.

A juicio de esta experta, “el tratamiento individualizado y dirigido al trastorno específico de sueño (existen 75 trastornos de sueño reconocidos por la Academia Americana de Trastornos de Sueño, con diferentes abordajes y diferentes tratamientos) facilita la resolución o el alivio del problema”.

Ante la presencia de insomnio, según recomienda el Dr. Soto, “la melatonina se presenta como el tratamiento hipnótico más seguro y de primera elección para favorecer el sueño de los niños”.

Ya en casos de insomnio de mantenimiento, “el aminoácido triptófano puede tener una importante función, al ser precursor de la melatonina y permitir una mayor disponibilidad de esta hormona por la noche”, destaca este experto, quien defiende que Pediatría de Atención Primaria es el “lugar perfecto” para el diagnóstico y tratamiento de los trastornos del sueño infantiles.

La suplementación de melatonina permite reponer el déficit de melatonina en niños con TGD, provocando un ‘pico de melatonina’ por la noche en niños con síndrome Smith-Magenis o mejorando el déficit de sueño, facilitando su conciliación y/o mantenimiento.

Por su parte, el triptófano potencia la acción de la melatonina. El objetivo, como recalca la Dra. Merino, es que “el abordaje que hagamos del problema de sueño mejore la noche... y el día del niño”. Y es que, según añade, “un niño con sueño reparador y suficiente se encuentra más contento, atento, colaborador y, en el caso de niños con TGD, responde mejor a terapias de estimulación o rehabilitación”.

Si mejora ‘el día’ del niño, mejora su calidad de vida y la de toda su familia, que sufren las consecuencias del ‘mal sueño”, subraya la Dra. Merino. Para lograr este objetivo, “hay que conocer todos los trastornos de sueño que pueden aparecer en los pacientes con TGD, proponiendo tratamientos específicos para cada niño, su entorno y su enfermedad del neurodesarrollo”, coinciden en destacar Milagros Merino y Gonzalo.

Si tu hijo duerme mal, y sospechas que su comportamiento y sus problemos diarios pueden deberse a la falta de sueño, acude cuanto antes al especialista para averiguar el motivo de su insomnio y poder ponerle remedio.

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