James Hong, la estrella de 94 años gana mucho más que premios como parte de la historia del cine
Si alguien es capaz de reconocer los aires de cambio en Hollywood mejor que nadie, esa persona es James Hong. Lleva décadas trabajando en la industria sin pausa y a sus 94 años no solo se mantiene activo con todo tipo de proyectos, sino que está siendo testigo del cambio radical que lleva décadas esperando. Porque este hijo de emigrantes chinos creció y desarrolló su profesión bajo el yugo del blanqueamiento cinematográfico y la práctica del yellowface, viendo cómo Marlon Brando, John Wayne o Mickey Rooney interpretaban personajes asiáticos con la ayuda de prótesis y maquillaje, mientras personas como él eran relegadas a puestos secundarios o el papel de extra. Pero no se quedó de brazos cruzados. James Hong luchó por el cambio y ahora, en 2023, cosecha los frutos de su paciencia y esfuerzo con Todo en todas partes al mismo tiempo.
La película que supera a la todopoderosa Marvel abordando con inteligencia visual la idea de los multiversos, ya se dirige a los premios Óscar con el cartón prácticamente lleno para cantar bingo el 12 de marzo. Al menos en lo que respecta al apartado de Mejor Película del año porque las recientes victorias consecutivas en los DGA (premios del Sindicato de Directores), PGA (productores) y SAG (actores), sentencian claramente el favoritismo que circula dentro de la industria. Y fue justamente en los premios del Sindicato de Actores celebrados el domingo 26 de febrero donde James Hong hizo sombra a los reyes de la temporada, sus compañeros Michelle Yeoh y Ke Huy Quan, viviendo su momento de gloria, recordándonos que el esfuerzo siempre tiene sus frutos. Tarde o temprano.
La actriz malasia y estrella de Todo en todas partes al mismo tiempo cedió los focos de la noche a su veterano compañero al recibir el premio principal del sindicato: el de mejor actuación para un reparto en una película. “Hay uno de nosotros que lleva apoyando repartos por mucho más tiempo del que muchos llevamos con vida. Lleva actuando desde que solo había 49 estados y acaba de cumplir 94 años” dijo Michelle Yeoh introduciendo a su compañero mientras James Hong bailaba al son de los aplausos y alaridos en su honor.
“Han sido 69 años para conseguir subirlo a este escenario. Nuestro patriarca, amigo, nuestro Gong-Gong, James Hong” dijo pasándole el micrófono, dando lugar a un discurso breve y divertido pero que resumió con su presencia la representación del pasado y el presente. Del peso opresor de los prejuicios y la liberación creativa al derribarlos.
Comenzó recordando que obtuvo la membresía al Sindicato de Actores hace 70 años y que su primera película fue con Clark Gable, refiriéndose a la cinta de aventuras Soldier of fortune (1955) donde aparecía como un policía chino sin acreditar. “En aquellos tiempos, el papel principal en películas como The good earth lo desempeñaban los hombres [blancos] con los ojos estirados con cinta adhesiva...porque los productores decían que los asiáticos no eran lo suficientemente buenos y no hacían taquilla… ¡Pero mírenos ahora!” gritó con evidente alegría mientras la sala retumbaba con aplausos emocionándonos a todos.
En Todo en todas partes al mismo tiempo, James Hong interpreta a Gong-Gong (abuelo en cantonés), el padre reacio y demandante de Evelyn (Yeoh), así como otras versiones del multiverso, siempre presente con un perfil duro, exigente y peligroso. “No sé en qué estaban pensando cuándo escribieron el guion” siguió bromeando desde el escenario al hablar de los responsables del filme y su complicada historia de universos paralelos. “¿Ustedes lo entendieron todo? Vayan a verla por segunda o tercera vez y, tal vez, la entiendan” sentenciaba.
Finalmente, además de recordar que formó parte de la creación del Sindicato de Actores “cuando Charlton Heston era presidente de la junta de miembros”, también dejó claro que no tiene planes de retirarse. “Espero volver cuando tena 100 años” declaró dejando claro que está disfrutando al máximo el momento dulce que vive la comunidad asiática en el cine tras todo lo que le tocó vivir, superar y mejorar.
Y es que a James Hong le tocó construir su carrera entre los muros del blanqueamiento y el yellowface. No solo creció con la imagen caricaturizada de los asiáticos en el cine y la televisión a través de la saga de películas de Charlie Chan (un detective asiático de la ficción interpretado por caucásicos), o la figura protagonista de Bela Lugosi como un personaje chino en The mysterious Mr. Wong, o Anthony Quinn (La isla de la perdición), Boris Karloff (The mystery of Mr. Wong), Katherine Hepburn (La estirpe del dragón), Fred Astaire (Nuevas follies de Ziegfeld) y tantos otros, sino que tuvo que buscar sus oportunidades en una industria que siguió practicando los mismos prejuicios durante varias décadas.
Nacido en Minneapolis el 22 de febrero de 1929, James Hong abandonó su carrera como ingeniero civil después de haberse graduado de la Universidad de California del Sur para centrarse de lleno en su verdadera vocación. Y es que su pasión por el arte dramático se había afianzado durante los 18 meses que sirvió para el ejército estadounidense entre 1952 y 1953 cuando, después de cada día de entrenamiento, se dedicaba a entretener a las tropas durante la Guerra de Corea. Era tan bueno que su general le pidió que se quedara a cargo de los shows diarios en lugar de ser enviado al campo de batalla donde, según explicó a ChainInsight, probablemente no habría sobrevivido cuando el enemigo coreano hubiera visto sus rasgos y tampoco de regreso al bando americano, donde podrían haberlo confundido.
Comenzó su carrera artística en el mundo del doblaje hasta que, poco a poco, fue encontrando oportunidades ante las cámaras. Pero siempre como extra o secundario pasajero. El insulto profesional y cultural era constante habiendo aparecido en una serie de éxito como The new adventures of Charlie Chang interpretando al hijo de un famoso detective hawaiano que, a lo largo de toda la saga, siempre fue interpretado por actores caucásicos. En su caso, lo interpretaba el americano J. Carrol Naish de ascendencia irlandesa.
Apareció en muchas series de éxito como Zorro, Las aventuras de Rin Tin Tin, Bonanza, Perry Mason, El agente de CIPOL, Mi bella genio, Misión Imposible y decenas más, pero mientras tanto, el cine daba los papeles asiáticos protagonistas a actores blancos por culpa de los prejuicios del negocio y el famoso código Hays que controló la libertad artística entre 1930 y 1968. Por ejemplo, prohibiendo que actores de razas diferentes interpretaran relaciones sexuales. Una de las consecuencias más conocidas es The Good Earth de 1937, donde dos actores caucásicos interpretaron a granjeros chinos, valiéndole a uno de ellos -Luise Rainer- el premio Óscar.
Sin embargo, a pesar de los prejuicios que explicó en su discurso, James Hong no se dio por vencido y nunca dejó de trabajar. Aunque fuera con papeles pequeños. Apareció prácticamente en todas las series de éxito -Los ángeles de Charlie, Blanco y negro, Dallas, Los Dukes de Hazzard, Dinastía, Brigada A, MacGyver, Miami Vice y un largo etcétera. Mientras que en el cine dejaba huella como uno de esos rostros siempre presentes aunque no sepamos su nombre.
Fue el fantasma hechicero del clásico de culto Masacre en el barrio chino, el fabricador de ojos en Blade Runner, fue villano en Los expedientes secretos X, un personaje emblemático en Seinfeld y el asesino a sueldo que entrenaba al novio de Mónica en Friends. Su presencia ha sido constante desde mediados de l1950s, tanto en cine, televisión como prestando su voz a personajes animados. Y desde entonces no descansa, trabajando sin cesar, incluso pasados los 90.
James Hong vivió la discriminación de esa industria que adora y no se quedó e brazos cruzados. Porque mientras las oportunidades escaseaban para actores asiáticos, cofundó una organización teatral llamada East West Players que luchó por cambiar la situación para los actores de color, intentando incrementar la representación asiático-americana. En otras palabras, después de una carrera que abarca más de 650 películas y créditos televisivos, James Hong es leyenda viviente del séptimo arte. Un hombre que vivió bajo el corsé de los prejuicios, zigzagueando el racismo tras la práctica del yellowfacea favor de vivir de su pasión y marcar la diferencia. Y a los 94 años puede decir, y gritarlo a los cuatro vientos, que lo ha conseguido. Ha visto el cambio y forma parte de él.
Porque, gane o no el 12 de marzo (todo indica que así será), Todo en todas partes al mismo tiempo ya ganó para James Hong. Ha ganado ser el ejemplo definitivo del cambio tras una vida viviendo del cine. De la representación igualitaria, del reconocimiento merecido, del adiós a los prejuicios. Para este actor, su película ya hizo historia. No solo gracias a los $107 millones recaudados a nivel mundial, sino por la conversación expansiva que lleva varios meses generando como una película que eleva la representación asiática y la lleva a un tramo más lejos de lo conseguido en años recientes por Minari y Parásitos, a través de una historia que juega entre el drama y la ciencia ficción para hablarnos de minorías, de sueños rotos y familia. Y él no solo forma parte de ella, sino que es un eslabón esencial en el corazón de su historia.
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