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Justicia implacable: Guy Ritchie construye un laberíntico relato sobre una venganza, tan brutal como satisfactorio

Justicia implacable: Guy Ritchie construye un laberíntico relato sobre una venganza, tan brutal como satisfactorio
Justicia implacable: Guy Ritchie construye un laberíntico relato sobre una venganza, tan brutal como satisfactorio

Justicia implacable (Wrath of Man, EE.UU., 2021). Dirección: Guy Ritchie. Guion: Guy Ritchie, Ivan Atkinson y Marn Davies. Elenco: Jason Statham, Josh Hartnett, Holt Macallany, Eddie Marsan y Scott Eastwood. Duración: 119 minutos. Nuestra opinión: buena.

La primera escena de este nuevo film de Guy Ritchie (Snatch: cerdos y diamantes) muestra el robo a un camión blindado desde el punto de vista fijo de lo que parece una cámara de seguridad mal encuadrada en el interior del furgón. Esta aproximación minimalista a una escena de acción resulta novedosa, en particular en una película del habitualmente maximalista Ritchie, quien suele usar todo el arsenal de efectos a su disposición, como jump cuts, congelados, intertítulos con mucho diseño gráfico y más, para expresar su mensaje que es “mírenme, acá hay un director”.

Siguiendo el tono establecido en ese inicio, esta película va en sentido contrario del resto de su filmografía: baja abruptamente el nivel de exhibicionismo y pirotecnia audiovisual para concentrarse en la historia y sus personajes. Aunque hace tiempo que no tiene la vitalidad que mostraron sus primeros trabajos, finalmente Ritchie llegó a la mediana edad y eso no es una noticia del todo mala.

Su estrella habitual Jason Statham interpreta a H, el nuevo empleado de una transportadora de caudales que a lo largo del metraje sufre tantos robos que no se entiende por qué alguien la contrataría. H pasó el psicofísico con lo justo y no parece especialmente ducho en el manejo de armas de fuego, aunque carga con una intensidad que indica que bajo esa máscara de estudiada mediocridad hay algo más. Cuando en su primer viaje en un blindado sufre el ataque de una banda delincuentes, no solo salva a sus compañeros y la totalidad del dinero, sino que ejecuta a los seis malhechores con disparos quirúrgicos. Desde ese momento, el relato se mueve libremente en el tiempo para establecer la historia y las verdaderas motivaciones del personaje, al punto de que vuelve varias veces sobre las mismas situaciones desde distintos puntos de vista (y la curiosa escena inicial cobra un nuevo sentido que la justifica).

Aunque se nos dice que se trata de una remake del film francés Asalto al camión del dinero (2004), estilísticamente la película es mucho más deudora de la severidad monocromática de Michael Mann en la similar Fuego contra fuego. Ritchie maneja su relato laberíntico con mano firme, pero la necesidad de reiterarse para buscar claridad y ubicarnos en el laberinto hace que la narrativa no siempre fluya. No hay aquí mucha lógica interna ni personajes complejos sino apenas otra aparición del frecuente tropo de la venganza de proporciones bíblicas que, a su modo mecánico, primitivo y brutal, resulta muy satisfactorio.