Keith Richards se evade del mundo con un buen libro y renunciando al teléfono móvil
El incombustible Keith Richards, de 79 años, no tiene nada que envidiar a su compañero Mick Jagger en lo que a energía y vitalidad se refiere. El antaño 'enfant terrible' del rock mundial lleva un estilo de vida muy saludable desde hace ya más de un lustro, cuando decidió abandonar para siempre el consumo de drogas y reducir significativamente la ingesta de alcohol. Así, el músico sigue embarcándose en exigentes giras mundiales con los Rolling Stones como si el tiempo no pasara por él.
En esta época de su vida, el músico prefiere evadirse de la realidad más deprimente, que él identifica con la música pop, el rap y la corrección política, a través de un buen libro y, sobre todo, renunciando a la vida digital que ofrecen los teléfonos inteligentes. "Los móviles son una droga que tiene a la gente enganchada. Prefiero tener siempre un libro conmigo, me mantiene cuerdo y es posiblemente un buen lugar para esconderme", ha revelado en una entrevista al Daily Telegraph.
Sumergirse en las páginas de una buena novela le ayuda a desconectar del rechazo que le produce la llamada cultura de la cancelación, que a su juicio coarta la libertad creativa y ha desembocado en una industria que se niega a arriesgar. "Todos estamos atrapados en esto. Hay cosas que no puedes volver a hacer, porque la gente está asustada. Les da miedo decir algo inapropiado, les da miedo ofender a alguien. El miedo es muy poderoso", ha reflexionado.
Keith Richards sabe muy bien de lo que habla, ya que los propios Rolling Stones anunciaron hace dos años que no volverían a tocar su éxito de 1971 'Brown Sugar', por sus supuestas referencias -que no alabanzas- a la esclavitud y a la violación. En ese sentido, el veterano artista sabe que para mantenerse en la cresta de la ola hay que adaptarse, no sin reticencias, a los vientos de cambio que traen las nuevas generaciones.
"No estoy hecho para ser una estrella del pop, pero es algo con lo que he tenido que lidiar. En ocasiones es un auténtico fastidio, te lo digo honestamente", ha reconocido. "No quiero empezar a quejarme de la música pop. Siempre ha sido basura, pero ese es precisamente el objetivo. Lo hacen tan fácil y barato como sea posible, y por eso todo acaba sonando igual. No hay sentimiento en ello", ha explicado.