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¿Qué fue de Kelly LeBrock? Del furor de la “chica al rojo vivo” y Steven Seagal a refugiarse en la naturaleza, sin fama y sin TV

¿Qué fue de Kelly LeBrock? Del furor de la “chica al rojo vivo” y una tormentosa relación con Steven Seagal a refugiarse en la naturaleza, sin fama y sin TV
¿Qué fue de Kelly LeBrock? Del furor de la “chica al rojo vivo” y una tormentosa relación con Steven Seagal a refugiarse en la naturaleza, sin fama y sin TV

Entre las inolvidables escenas del cine de los 80, la que protagonizó Kelly LeBrock frente a la atenta mirada de Gene Wilder en Una chica al rojo vivo (1984) tiene un lugar privilegiado. Mucho más, incluso, que la propia película. LeBrock lleva puesto un vestido rojo de seda de cuello bote y largo a la rodilla cuando en un estacionamiento pasa, desprevenida, por arriba de una alcantarilla. La ráfaga de aire hace que la falda, apenas sostenida por un cinturón negro, se levante y deje ver la ropa interior de la actriz. Charlotte, su personaje, primero se tapa y apura el paso, pero luego vuelve y ensaya, convencida de que nadie la mira, algunos movimientos sensuales al ritmo de “I Just Called To Say I Love You, de Stevie Wonder.

Con ese ya mítico baile erótico, la joven actriz no solo homenajeó a Marilyn Monroe y su icónico vestido blanco en La comezón del séptimo año (1955): esa secuencia, además, fue suficiente para grabar su nombre en el capítulo de las escenas más recordadas de la historia del cine y la convirtió de la noche a la mañana en un verdadero símbolo sexual . Sin embargo, su estrella poco a poco se fue apagando, hasta desaparecer casi por completo de la escena pública. ¿Qué fue de la vida de aquella hermosa modelo que logró conquistar al mundo con un vestido rojo?

La “percha perfecta”

Kelly LeBrock nació en Nueva York el 24 de marzo de 1960, pero se crió en Londres. Animada por su mamá y gracias a su particular belleza, a los 16 años debutó como modelo: muy rápido se convirtió en una de las jóvenes más buscadas en Europa y su nombre en sinónimo de belleza. Con el objetivo de romper las propias barreras y trascender dentro de la industria de la moda, se mudó a Nueva York, donde trabajó duro para formar parte de la prestigiosa agencia Ford Models, de Eileen Ford. Luego llegaron las campañas y las tapas de publicaciones como Harper´s Bazaar, Vogue o Cosmopolitan.

Inquieta y con ganas de diversificarse, poco tiempo después de casarse con el productor y empresario Víctor Drai, en 1984, decidió orientar su carrera hacia el séptimo arte. Según una nota publicada por el diario El País, las influencias de su esposo fueron determinantes: fue él quien, según el artículo, convenció a Gene Wilder -director, guionista y protagonista de Una chica al rojo vivo- de que LeBrock era la “percha perfecta” para interpretar a la protagonista y llevar aquel memorable vestido.

Un año después de enamorar con su personaje de Charlotte, LeBrock desembarcó en el cine de ciencia ficción con Ciencia Loca (1985), una película de John Hughes donde dos estudiantes de una escuela secundaria crean con una computadora a la mujer perfecta con el objetivo de perder el miedo a relacionarse con las chicas. Lisa, con su buzo cortado por encima del ombligo, su bikini azul y una permanente digna de aquella época, terminó de consolidar a LeBrock como un símbolo sexual a nivel mundial. Sin embargo, el costo de la fama, algunas malas experiencias laborales y su vida personal la empujaron a desaparecer del centro de la escena .

Un sueño californiano

Un año después de terminar su relación con Drai y luego de algunas relaciones fugaces con figuras como Warren Beatty y Jack Nicholson, LeBrock se casó con Steven Seagal, su entonces guardaespaldas y experto en artes marciales, con quien tuvo a sus tres hijos: Annaliza, Dominick y Arissa. Durante el tiempo que duró el matrimonio, la supermodelo trabajó en seis films más, uno de ellos Difícil de matar, donde compartió cartel con su esposo. La tormentosa relación la marcó de tal manera que cuando se separó todo lo que quería era irse bien lejos.

En una entrevista que brindó al portal PageSix en 2021, LeBrock se sinceró en relación al tormento que vivió con Seagal, quien además fue acusado por varias mujeres de agresión sexual. “Creo que es una persona muy triste y es lo que yo llamaría una tragedia de Hollywood”, expresó la actriz de 61 años. “Creo que fue muy intimidado de niño, muy enfermizo, muy débil y supongo que la gente que es tratada de esa manera en su infancia termina perdiéndose a medida que envejecen” , analizó luego. En 1996 la pareja firmó el divorcio y LeBrock decidió cambiar de forma radical su estilo de vida: se mudó a un rancho en el Valle de Santa Ynez, al sur de California.

Kelly LeBrock y Steven Seagal en 1991, en Nueva York
Kelly LeBrock y Steven Seagal en 1991, en Nueva York - Créditos: @Ron Galella, Ltd.

“Hollywood no era el lugar donde quería criar a mis hijos. Mi divorcio salió mucho en la prensa, y simplemente no soy una chica de Hollywood. Nunca lo he sido. Nunca me gustó mucho la atención. Quería tener suciedad en mis uñas y estar al aire libre”, le contó a Foxs News hace unos años. “ No quería que mis hijos vieran las noticias, así que simplemente me deshice de la televisión y saqué a mis hijos de Los Ángeles para que pudieran crecer con personas reales: los hijos de los encargados de las bombas de gasolina, los plomeros y la gente real de la familia ”, explicó en una entrevista con el Daily Mail.

Sin dudarlo, LeBrock renunció a su extravagante vida en Beverly Hills y se fue al desierto, donde vivió sin televisión durante 25 años. “Hice lo mejor que pude como madre soltera. Tengo tres hijos maravillosos”, agregó, y confió que alcanzar la fama tan joven no le hizo bien: “Simplemente causó un trauma. Ser famoso no es para todos”, reconoció. Desde aquel día, LeBrock participó en algunas películas de bajo presupuesto como The mirror (2007), Diez días en un manicomio (2015) y Charly Boy (2021). Además, en 2007 formó parte del reality Hell´s Kitchen.

El lado B de Hollywood

En una charla que LeBrock mantuvo con Bert Martínez hace tres años y que el mismo presentador y escritor compartió en su canal de YouTube, la actriz rememoró el éxito de sus primeros trabajos en cine. Luego de reconocer que todavía recibe mucha atención por esos papeles, se sinceró: “Nos divertimos mucho y creo que las películas que hicimos durante aquellos años tienen la calidad que no tenemos con los films de ahora”. De inmediato, y consultada por su posterior desaparición, la actriz reveló lo difícil que fue convertirse en una celebridad.

Kelly LeBrock, en 2021
Kelly LeBrock, en 2021 - Créditos: @Amy Sussman

“ Cuando modelaba fui una gran estrella en Europa, pero cuando me mudé a Nueva York nadie me llamó por seis meses. Me dijeron que era demasiado exótica, que mi boca era demasiado grande, que mis fotografías eran muy europeas y que no querían tener nada que ver conmigo. Estoy escribiendo un libro, tengo 27 capítulos de algunas historias bastante intensas y creo que cuando salga va a ser bien recibido porque mi vida no fue como la gente cree ”, reconoció, sin compartir más detalles. “Saldrá a la luz y estoy segura de que habrá algunas personas molestas por eso, pero es la verdad, toda la verdad y nada más que la verdad”, completó.

Por último, con gran sinceridad, LeBrock mencionó los papeles que le hubiera gustado hacer y las oportunidades que dejó pasar. “ Tenía muchas ganas de hacer el papel en la película de Michael Douglas ¿cuál era esa en la que entra la mujer y le destroza la vida? Atracción fatal. Quise hacerla, pero estaban preocupados porque no tenía experiencia. Me pasó lo mismo con Cazafantasmas (1984). Una chica al rojo vivo todavía no había aparecido... Creo que hubiera sido genial hacerla. Y luego rechacé Beetlejuice (1988), lo que creo que fue un error, pero siempre me he regido por mi corazón, nunca he tratado de ser famosa, por lo que fue fácil renunciar a eso por mi familia ”.

Desde que se fue al campo, LeBrock nunca volvió a la ciudad. En su casa de Santa Bárbara dedica el tiempo a cuidar a sus animales, a plantar y cultivar sus propias verduras, a hacer su propio queso casero y a disfrutar de los pequeños placeres de la vida terrenal. Cuando le interesa, vuelve al ruedo frente a las cámaras, pero la fama sigue siendo algo que no le quita el sueño. Tampoco el amor: luego de un fugaz matrimonio con el empresario Fred Steck, del que se divorció en 2008, nunca más pasó por el registro civil. Un poco en broma, un poco en serio, en su cuenta de Instagram dejó inmortalizada su opinión al respecto: “Debí haberme casado con mi caballo”, escribió debajo de una foto en donde se la puede ver besando el hocico de Kiwi, su yegua más famosa.

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