Kraftwerk: esa música que durante décadas vino del futuro, hoy se codea con la IA y con el chatGPT

Kraftwerk, en Movistar Arena
Kraftwerk, en Movistar Arena - Créditos: @Santiago Cichero/AFV

Artista: Kraftwerk. Músicos: Ralf Hütter, Henning Schmitz,Falk Grieffenhagen, Georg Bongartz. Lugar: Movistar Arena. Nuestra opinión: Muy bueno.

Seres humanos haciendo de robots que hacen música para sonar como seres humanos. La fantasía Kraftwerk, por retorcida que parezca, implica la entrega a una ficción en la que eso que escuchamos, o vemos sobre el escenario del Movistar Arena, son robots que encuentran su expresividad entre automatizaciones, repeticiones y sonidos en forma de datos. Como en el Luna Park en 2016, números del 1 al 8 en verde Matrix se suceden en las pantallas para comenzar el show.

“Number”, “Computer World”, “Computer World 2″, “It’s More Fun To Compute” y “Home Computer” se suceden como un pack de información que intenta mostrar las dos caras de un mundo computarizado, o cómo aquella visión de los alemanes en 1981 dialoga con un presente en el que Internet ha cambiado el presente tanto como el descubrimiento del fuego o el invento de la rueda. Como si se tratara de un mensaje en código binario, en la lectura de Kraftwerk hay lugar para la enumeración de corporaciones que hacen de la tecnología un control de datos y vigilancia como para la diversión doméstica de la computadora en su uso individual.

Dice el chatGPT, ese último berretín de la tecnología en el campo de la Inteligencia Artificial, que Kraftwerk sería uno de los 10 artistas más capacitados para hacer canciones que hablen sobre la Inteligencia Artificial. “Kraftwerk podría explorar la relación entre los humanos y las máquinas en sus canciones sobre inteligencia artificial”, dice. Radiohead, Björk, Daft Punk y Gorillaz son algunos de los otros nombres que menciona como posibles autores de una obra conceptual al respecto. El robot detrás del chatGPT suena vanidoso en las aspiraciones sobre sí mismo, pero también lógico.

Dice también que Kraftwerk podría tomar dos posiciones respecto de la Inteligencia Artificial: “Kraftwerk podría adoptar un enfoque optimista, destacando su potencial para mejorar nuestras vidas. Podrían explorar cómo la inteligencia artificial puede impulsar avances científicos y tecnológicos y brindar soluciones innovadoras a problemas complejos. Además, podrían resaltar las oportunidades de la inteligencia artificial para liberar a los seres humanos de tareas repetitivas y permitirles centrarse en actividades creativas y significativas. Por otro lado, Kraftwerk también podría adoptar una perspectiva pesimista. Podrían reflexionar sobre los posibles peligros y desafíos, como la pérdida de empleos, la dependencia excesiva de la tecnología y la erosión de la autenticidad humana. Además, podrían cuestionar la ética de la inteligencia artificial y plantear preocupaciones sobre la privacidad, la manipulación de datos y el control que podría ejercer sobre nuestras vidas”. El robot del chatGPT, al igual que los robots Kraftwerk, apuesta al binarismo. Acá, sin escapes de expresividad.

Chernobyl y Marie Curie se sucedieron en el listado de “Radioactivity”, también como forma de mostrar los extremos de una misma ciencia si se la reduce a la combinación de elementos químicos. Mientras entre la melodía que suelta notas en el extremo agudo y las percusiones gélidas de la base trabajaban el principio del placer en la repetición, el clima fue de rave estática ante un peligro que ya se mostró capaz de suceder demasiadas veces en el siglo XX.

Pero también hay lugar para las cuestiones mundanas. La autopista en “Autobahn” como sinónimo de progreso en los 70, el Tour de Francia con la tecnología aplicada al deporte y por ende al deportista, ese robot que pedalea durante horas y que hoy puede ir a un kiosco cualquiera a comprar el agua mineral de moda, en cuya etiqueta se lee, en inglés, que se trata de “Agua inteligente”. Las luces de neón en “Neon Lights”, una canción melancólica y metropolitana sobre una estética que supo ser futurista y hoy su titilar en colores flúo funciona como idealización de un pasado (no tan) radiante. Kraftwerk como un museo de la imaginación.

Antes, el tandem “Airwaves”, “Tango” (un tema que nunca fue editado oficialmente) y “The Man Machine” entregaron uno de los grandes picos de performance visual y sonoro de la noche. Los primeros dos, instrumentales de corte tecno, con osciladores blancos sobre las pantallas, y el último como clásico constructivista que define la filosofía del grupo: el hombre máquina, un semi humano que es a la vez un súper humano. Así entrega la música electrónica Kraftwerk, en su forma más primera & primitiva. Una relación entre hombre y máquina para intensificar emociones (las emociones del hombre y también las de la máquina).

Por eso el inicio fallido de “The Robots” tuvo ribetes históricos (historicistas). Ante la duda de cuánto de un show del cuarteto alemán es ejecutado en vivo, una falla en las pantallas y un comienzo en falso con las secuencias disparadas desde el escenario provocaron un caos momentáneo. ¿Quién precedió a quién? ¿Las imágenes fuera de sincro alteraron el sonido, o fue al revés? O ambas: los robots de esta fantasía del siglo XX se sobrehumanizaron y los humanos sobrerobotizados perdieron el swing para pilotear el error. La canción dice, paradójicamente: “Estamos funcionando en automático / Y estamos en un baile mecánico / Somos los robots / Somos los robots”. Pero ¿qué pasa si el robot, esa máquina de repetir y automatizar se equivoca? El chatGPT dice que si un robot se equivoca, la causa principal es una falla en la programación. O sea, una falla humana. Kraftwerk, en cambio, no pone excusas. Siguieron según lo planeado y terminaron con “Music Non Stop”. Humanos robots, robots humanos, robots y humanos. Con música. Sonando. Sin parar.