La comida de color negro mola: desde helados a huevos

Desde pequeños nos aconsejan aquello de, “eh, come verde”, porque, la verdad, casi todo lo que responde a esa tonalidad suele ser sano para nuestro organismo. Sin embargo, los niños son expertos en ‘trolear’ consejos y, así, muchas veces unas gominolas verdes son puestas como ejemplo de que, sí, mamá, de que “mira como estoy a tope con lo verde”. Pues bien, lo mismo que lo verde (salvo excepciones) suele molar a nivel nutricional, el negro no solía estar muy asociado a la comida… hasta ahora. Ojo, porque este verano parece que el negro se llevará más que nunca.

(Foto: Morgenstern’s NYC)

El ‘boom’ negro ha estallado con la aparición de un helado de color negro negrísimo, que se elabora en Morgenstern’s Finest Ice Cream, un local de Nueva York que ha apostado porque, este verano, todos vayan con los labios estilo gótico después de haberse acabado su cono estrella.

Tras el impacto visual del color vienen, cómo no, las dudas sobre a qué demonios sabra el invento. En este sentido, en Morgenstern’s no quieren que haya elucubraciones: está hecho a base de carbón de cáscara de coco. Es decir, que, básicamente, lo que estamos chupando es una cremita hecha a partir de cenizas… Antes de que juréis no probarlo jamás, tenéis que saber una cosa: por lo visto está buenísimo y son muchos los que ya han ‘posteado’ en redes que tiene un intenso sabor a coco. Y que merece la pena. Y que les mola que sea negro.

(Foto: Zaranda)

Aunque pueda parecer un hecho aislado, pienso que el color negro y la comida han comenzado a aliarse para dar lugar a sabrosas (y vistosas) combinaciones y que, en un futuro, esto no hará sino ir a más. Porque ejemplos hay unos pocos. Además, en todos los estamentos de la cocina, pasando incluso por estrellas Michelin.

Es el caso el biestrellado Fernando Pérez Arellano que en Zaranda (Mallorca) presenta un plato ‘all black’: se trata de un huevo negro con huevas de sepia. Debemos pensar que parte de la tinta del cefalópodo ha acabado por apoderarse de la creación, como ocurre en esos arroces negros que también nos vuelven locos.

(Foto: srjaviersanchez)

Los asiáticos son otro punto caliente cuando se trata de apostarlo todo al negro. En Nakeima (Madrid), una barra donde se practica fusión asiática estilo libre, cuentan con una creación ya mítica: un bao (panecillo hecho al vapor) negro que esconde dentro un sabrosísimo guiso hecho con rabo de toro. Bueno, no, lo siguiente. También está de rechupete el Hakata black ramen con el que han sorprendido a propios y extraños en Hattori Hanzo, restaurant japonés de Madrid.Ee elabora cociendo huesos de cerdo durante horas para conseguir un caldo espeso y lechoso de intenso sabor que se acompaña de sabores fuertes como el ajo o el jengibre. Efectivamente, la tonalidad negra campa a sus anchas por parte del caldo, dejando claro que este año hay un color que se lleva por encima de todos. Sí, black is the new green.