La forma más cool de superar una ruptura (y pegarle un tremendo ‘zasca’ a tu ex)

La venganza es un plato que se sirve frío

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No merece la pena perder los estribos. A todo cerdo le llega su San Martín, ¿recuerdas? (Foto: Getty Images)

No es fácil ser un adolescente, nunca lo ha sido, pero ahora que las relaciones se narran en streaming 24/7, es duro de narices. Todo va demasiado rápido, pero los golpes duelen igual, o más.

Que tu príncipe azul se convierta (de la noche a la mañana) en un ‘capullo’ integral y te deje plantada… “¡No!¡Qué va!” Pues sí, puede sucederle a cualquiera y tú no eres una excepción, pero ¡calma! Tenemos un plan, aunque tendrás que ‘aguantar’ hasta el final del post para descubrirlo (merece la pena).

A todos en algún momento nos ha tocado hacer de tripas corazón y tragarnos el orgullo cuando nos han dejado. Sin esperarlo, sin verlo venir… De pronto te ves a ti misma a cámara lenta (como en una película) y escuchas esa frase tan aterradora de labios de la persona a la que adoras: “Cariño, tenemos que hablar”. Lo siento, pero llegados a este punto, ya no hay vuelta atrás.

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“¿Lo ha dicho?”, ¿Seguro que he oído eso? ¿Es posible que esas palabras hayan salido de su boca”, te preguntas una y otra vez. “Sí, sí, lo ha dicho”, te confirman esas vocecillas maliciosas que pueblan tu mente y te recuerdan que tienes que enfrentarte a ello.

Por supuesto, todo esto sucede en una milésima de segundo, un breve lapso de tiempo en el que (por dentro) te revuelves cual cucaracha patas arriba tratando de encontrar una salida digna mientras ese, ese, ese… ¡energúmeno! te espeta a la cara toda esa sarta de excusas baratas para romper contigo.

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Él que te prometió que nunca usaría “esas fotos” contra tí, ¡ay, qué ingenuo es el amor! (Foto: Getty Images)

Mientras él habla, tú (que no das crédito) intentas mantener la dignidad, seguir respirando, tragas saliva y sueltas en silencio una plegaria: “¡Dios mío, ayúdame! Esto no me puede estar pasando a mí”.

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Es normal sentirse abatida, pero no te abandones, ir de victima es lo peor que puedes hacer. Sal a la calle ¡cuanto antes! y diviértete. (Foto: Getty Images)

Luchas contigo misma para que esas lágrimas amenazantes no se te escapen a raudales y corran libres por tus mejillas, te contienes para no perder los estribos y montar una escena. Bien, sigue así… Y sobre todo, hagas lo que hagas, no intentes retenerle, no supliques y por lo que más quieras, no te vengas abajo (ya lo harás luego).

Mejor adopta una postura impasible, como si la cosa no fuera contigo. ¡Vamos nena, tú puedes! Ármate de valor, saca la guerrera que todas llevamos dentro y suelta alguna bravuconada (¿pero éste que ha creído?).

Por ejemplo, dile que te alegras infinito de que te lo haya dicho él porque tú querías hacerlo pero no te atrevías por miedo a lastimarle. Dile que te ha quitado un peso de encima, que no puedes estar más de acuerdo y que le vaya bonito. Se quedará ‘bo-cas’ y será él quien se empiece a revolver incómodo en el asiento.

Pero, si de verdad quieres darle un escarmiento y que se dé cuenta de lo que ha perdido, yo que tú daría tiempo al tiempo.

De todas formas, si la rabia te corroe por dentro y sientes la necesidad de hacer algo, yo optaría por una opción imaginativa e impactante.

No hace falta que te rompas los sesos pensando en una faena digna de semejante elemento, ese momento llegará, antes o después. Fíjate en Jen y Brangelina. La vida te lo servirá en bandeja (para que puedas vengarte con todas las de la ley), algo así como lo que hizo esta chica adolescente con el actor James Franco. ¡No me digas que no es genial!