La historia de la novia cuya suegra fue a su boda usando un vestido de novia

Podemos romper con facilidad algunas reglas de la moda, como no usar ropa blanca después del Día Internacional de los Trabajadores. En cambio, otras como no vestirse de blanco en la boda de otra persona, sobre todo cuando esa persona es tu futura nuera, suelen ser más rigurosas.

Quizá nadie comprenda mejor esta última regla que Amy Pennza, una escritora que vive en Kirtland, Ohio, cuya propia suegra se presentó a su boda en 2004 luciendo un vestido largo y blanco, básicamente un vestido de novia.

Mi suegra llevó un vestido de novia en mi boda. Supera eso Twitter. #weddingfail @jimmyfallon

“Quizá lo único que le aconsejaría a quien esté planeando una boda es que averigüe que van a usar su madre y su suegra”, le comentó Pennza al HuffPost el jueves entre risas. “Yo lo pasé por alto”.

Pennza, cuyo tuit sobre el paso en falso en las reglas de la moda se hizo viral la semana pasada, afirmó que “tuvo que pasar mucho tiempo antes de que pudiese superar” el incidente, que ya pasó a formar parte de la leyenda familiar. Todos lo saben, pero nadie, ni siquiera su suegra, está segura de por qué lo hizo.

“Ella solo recuerda haber visto el vestido en Dillard's, se lo probó, vio que le sentaba bien y lo compró”, dijo Pennza. “Tengo un vívido recuerdo de haberme vestido y sentirme media desnuda entre toda esa gente mientras el fotógrafo hacía fotos. Ella entró vestida así en el vestíbulo y fue como si el sol resplandeciera, lo recuerdo como una luz cegadora, no podría haber sido un vestido más puro y blanco como la nieve. Y dije, ‘¡Podría ser la novia!’. Tenía esa expresión en el rostro. Creo que en ese momento alguien ya se había acercado a ella para preguntarle: ‘¿Qué haces?’”.

Pennza explicó que la familia tuvo que comprar ropa para varias bodas y eventos por la misma fecha de su boda ese verano, y aunque eso no justifica el comportamiento de su suegra, cobra más sentido si se tiene en cuenta su extraña adoración por las gangas.

“Si la conoces, dices: ‘Sí, es cierto, definitivamente lo hizo’”, comentó. “Hace un año, IHOP recurrió a una estrategia de marketing e informó que cambiarían su nombre a IHOB. Cuando la historia se hizo pública, ella fue a IHOP, un lugar al que nunca va y compró una tarjeta de regalo de 10 dólares porque pensó que un día el viejo logotipo valdría dinero”.

Pennza cree que todo se explica debido a la gran capacidad de su suegra para encontrar gangas, aunque no es precisamente lo que las personas esperan escuchar. De hecho, cuando hablamos con Pennza, su suegra se dirigía con sus hijos a una venta ambulante en garajes.

“Desearía que hubiera una respuesta más satisfactoria porque a veces también me pregunto por qué lo hizo”, reconoció. “No puedo entender por qué se le ocurrió pues era consciente de lo que no se debe llevar a una boda, bueno, quizá no lo sabía. En cualquier caso deberías plantearte que si nunca irías vestido de rojo a un funeral, entonces tampoco te vistes de blanco para una boda. La única explicación posible es que no pudo rechazar la compra. Habrá dicho: ‘Bueno, tengo que asistir a un evento formal, así que usaré este vestido’”.

Pennza está sorprendida de que su tuit se hiciese viral. Dijo que publicó el tuit para hacer reír a su suegra, quien, para que conste, hace mucho que se disculpó por el incidente.

“Desde entonces, nuestro propósito ha sido explicarle que no puede vestirse de blanco para una boda”, dijo. “Pensé que sería gracioso trolearla un poco. No pensé que alcanzaría estas dimensiones”.

Por otro lado, compartir su propia historia ha tenido sus ventajas.

“Vi que una persona escribió que alguien asistió en ropa interior a su boda”, dijo Pennza. “Así que pensé ‘Vaya, al menos no estoy sola. Ya somos un pequeño club”.

Jamie Feldman

HuffPost