La historia de un parto de riesgo en 12 fotos increíbles

Durante años, HuffPost Parents ha transmitido la belleza que encierra la experiencia del parto a través de la lente de fotógrafos talentosos. En esta nueva serie, nos enfocamos en diferentes historias únicas, honrando las disímiles formas en que los bebés llegan al mundo y la grandeza de la historia de cada familia.

Sara Peach con su hijo recién nacido. (Foto: Monet Nicole)
Sara Peach con su hijo recién nacido. (Foto: Monet Nicole)

POR Catherine Pearson-. Esta semana, contaremos la historia de Sara Peach, de 36 años, madre por segunda vez, quien contrató a la fotógrafa de partos con sede en Denver, Monet Nicole, para atesorar cada momento del nacimiento.

Fue la propia Peach quien describió cómo fue su segundo parto.

El parto de mis dos hijos fue inducido debido a que sufría preeclampsia. Esta vez me sentí incómoda durante la mayor parte del tercer trimestre. Sufría un dolor de cabeza constante. ¿Conoces esa sensación de “no sentirte tú mismo” desde que abres los ojos por la mañana? Pues esa sensación me acompañó en todo momento.

(Foto: Monet Nicole)
(Foto: Monet Nicole)

En la semana 35, llamé al consultorio de mi médico para explicarle cómo me sentía y me derivaron a un cribado. Ya era tarde en la noche y el consultorio estaba cerrado. Allí me hicieron algunas pruebas y me dijeron, básicamente, que no les preocupaba demasiado y que no podían hacer mucho. Después de unas horas, regresé a casa. A la mañana siguiente recibí una llamada, era una enfermera del consultorio de mi médico que me pidió que fuera para hacerme una cardiotocografía en reposo para asegurarse de que el bebé estaba bien.

Observaron sus movimientos y frecuencia cardíaca, y todo parecía estar bien, excepto por el hecho de que no era muy activo. Me dieron un poco de zumo para intentar que se moviera. Estaba un poco nerviosa, pero los médicos hicieron un buen trabajo al hacerme creer que eso sucede a menudo. Veamos si podemos hacer que el bebé se mueva, me dijeron. Les recordé que no me había sentido bien durante semanas.

(Foto: Monet Nicole)
(Foto: Monet Nicole)

Las enfermeras que realizaron la cardiotocografía en reposo me dijeron que querían consultar los resultados con el médico de guardia y le mencionaron mi dolor de cabeza. En ese momento, regresaron y me dijeron que les preocupaba que mi preeclampsia evolucionara a una eclampsia, lo que podía provocar una insuficiencia orgánica y convulsiones. Era necesario que trajese al mundo a mi bebé inmediatamente. Fui solo porque pensé que entraría, me revisarían y me enviarían de regreso a casa. Mi esposo estaba en el gimnasio y no pude contactarlo. De hecho, tuve que llamar a la esposa del dueño del gimnasio para localizarlo.

Debido a la gravedad de mi preeclampsia, me administraron magnesio. A pesar de que mis dos partos fueron inducidos, fueron bastante diferentes entre sí: con el primero, estuve en trabajo de parto durante 42 horas y me dieron todo el tiempo que necesité para pasar de una etapa a la siguiente. En esta ocasión, me pasaron de una etapa a otra mucho más rápido. Fue entonces cuando comencé a darme cuenta de la seriedad del asunto.

(Foto: Monet Nicole)
(Foto: Monet Nicole)

Me administraron oxitocina de inmediato y, unas 20 horas después, rompí aguas mediante procedimientos manuales. Aproximadamente una hora después, nació mi hijo.

(Foto: Monet Nicole)
(Foto: Monet Nicole)

El momento de los pujos fue similar en mis dos partos, fue bastante rápido. Con mi hija, pujé tres veces. Con mi hijo, pujé dos veces y ya estaba fuera.

(Foto: Monet Nicole)
(Foto: Monet Nicole)

Tras nacer, lo colocaron sobre mi pecho, pero luego lo cogieron rápidamente y empezaron a aplicarle algunas maniobras. Sus pulmones estaban poco desarrollados y no respiraba solo. Empezaron a frotar todo su cuerpo de forma vigorosa.

(Foto: Monet Nicole)
(Foto: Monet Nicole)

Cuanto terminaron las maniobras en la pequeña mesa de reanimación, me lo volvieron a traer para que lo abrazase unos segundos más. Luego le colocaron una pequeña máscara de oxígeno y dijeron que lo llevarían a la unidad de cuidados intensivos neonatales para que recibiese la ayuda y atención que necesitaba. Como me estaban administrando magnesio, no pude levantarme de la cama. Ni siquiera pude sentarme.

En ese momento no fui consciente de que pasarían 12 horas hasta volver a verlo. En realidad, generalmente son más de 24 horas, pero en mi caso, dármelo fue realmente la cura para la preeclampsia, y cómo evolucionaba bien me dejaron verlo antes.

(Foto: Monet Nicole)
(Foto: Monet Nicole)

Terminaron llevándome a una sala de recuperación y estuve allí un tiempo. Mi esposo y yo ya habíamos hablado antes de que, si algo sucedía, él debía estar con el bebé. Sin embargo, estar sola en esa habitación fue una de las cosas más difíciles a las que tuve que enfrentarme. Cada parte de mi cuerpo me gritaba que algo no estaba bien. Se supone que tu bebé debería estar contigo. Que me llevasen a otro lugar sin él parecía imposible.

(Foto: Monet Nicole)
(Foto: Monet Nicole)

Cuando lo volví a ver, me vine abajo. Era muy pequeño y necesitaba mucha ayuda para respirar. Honestamente, me sentí muy mal durante bastante tiempo, después de todo lo que había sucedido.

(Foto: Monet Nicole)
(Foto: Monet Nicole)

Sentí una especie de sensación de fracaso ya que se suponía que mi cuerpo debía mantener a mis bebés dentro y mantenerlos a salvo, pero no fue así. Una de las cosas que tanto me gusta de estas fotos es que son curativas. Quería partos sin intervención y eso no puso ser. Estas fotos me ayudan a mirar al pasado y darme cuenta de que hubo muchos momentos hermosos. Me ayudan a dar un paso atrás y percatarme de que no hubo ningún “fracaso” en mis partos.

Mi esposo es el cuarto de su familia que lleva su nombre. Y no sabíamos que íbamos a tener un niño, así que estoy muy agradecida de poder ver su reacción al tener un hijo y su alegría al verlo en el mundo.

(Foto: Monet Nicole)
(Foto: Monet Nicole)

Monet llegó a la Unidad de Cuidados Intensivos Neonatales cuando nuestra hija conoció a su hermano por primera vez. Esas primeras fotos, a pesar de que son en una habitación de hospital y que él está conectado a muchos equipos, son hermosas. También son honestas y respetuosas con nuestra situación.

(Foto: Monet Nicole)
(Foto: Monet Nicole)

No fue fácil. Durante su estadía en la Unidad de Cuidados Intensivos Neonatales hubo varias ocasiones en que dejó de respirar y las enfermeras tuvieron que entrar y frotar su esternón o espalda para que respirase de nuevo, y eso fue realmente traumático. Quiero decir, fue un momento traumático, también porque nuestra hija sufrió una alergia a los huevos bastante severa nada más nacer que le impedía respirar y tuvimos que lidiar con ello durante 13 semanas hasta descubrir qué le sucedía. Definitivamente me quedó un trauma sin resolver de aquella experiencia. Entonces ver que nuestro hijo dejaba de respirar fue muy difícil.

(Foto: Monet Nicole)
(Foto: Monet Nicole)

El día que le dieron el alta a nuestro hijo de la Unidad de Cuidados Intensivos Neonatales, vi al médico que estaba de turno cuando di a luz. Se detuvo durante las rotaciones de la mañana y me dijo: “Me alegra que se vaya a casa. Estuvo muy enfermo durante un tiempo”. Eso me afectó bastante porque fue una de esas veces en las que me di cuenta de lo mucho que habían hecho para protegernos, como padres, de la gravedad de la situación en aquel momento.

Fue otro de los momentos en los que me di cuenta de que las cosas podrían haber sido muy diferentes para nosotros. En muchos sentidos, tuvimos mucha suerte. Los dos estamos aquí y lo hemos superado.

Las citas han sido editadas y resumidas para transmitir un mensaje más claro.

ACLARACIÓN: El artículo se actualizó para reflejar que la condición de Peach fue preeclampsia, la cual no llegó a progresar a una eclampsia o convulsiones.

Este artículo fue publicado originalmente en el HuffPost.