Yahoo Estilo La práctica con la que puedes fortalecer la salud (y los vínculos afectivos) con tu bebé
Es una de las primeras cosas (y de las más fáciles) que puedes hacer con tu bebé para ‘sanarle’, darle confianza, llenarlo de relajación y estimular sus sentidos
Todos los padres saben que el contacto y los movimientos amorosos ayudan a sosegar, calmar y comunicar su amor a sus bebés. Pero ahora la ciencia ha demostrado que el masaje infantil puede hacer todo eso y más.
La Fundación Unicap y la Asociación Española de Masaje Infantil (AEMI), representante en España de IAIM (International Association of Infant Massage), se han unido para “promover el valor del masaje infantil en cualquier niño o niña por el derecho a ser tocado y escuchado emocionalmente, especialmente en aquellas situaciones de riesgo, vulnerabilidad o discapacidad”.
Y es que el tacto es el primer sentido que se desarrolla, la piel es el órgano más grande del cuerpo humano y el que responde inmediatamente a los diferentes estímulos físicos y emocionales. Los seres humanos no podemos vivir sin el tacto, y los recién nacidos menos. De hecho, ante determinados problemas, una simple caricia puede hacer más bien que los antibióticos.
El sentido del tacto se desarrolla entre las seis y las nueve semanas de gestación, lo que permite al feto recibir un constante masaje dentro del útero. La madre desarrolla de forma instintiva una relación con el bebé que le lleva a tocarlo, acariciarlo o mirarlo y este vínculo afectivo proporcionará al bebé la madurez y el equilibrio psíquico y emocional necesario para crecer y desarrollarse de forma saludable.
Tal y como afirman los expertos, el masaje infantil favorece el desarrollo de vínculos afectivos seguros dentro de la familia, creando una interrelación entre padres e hijos que han estado ligados a estos vínculos afectivos.
Además de ser una técnica ideal para enfrentarse a situaciones adversas como como la llegada de un niño o niña con discapacidad, prematuro o con complicaciones médicas, el masaje infantil tiene una repercusión positiva y directa en la salud física, psíquica y emocional.
Según la Asociación Española del Masaje Infantil, toda la familia puede beneficiarse de esta práctica cuyo origen se remonta a la década de los 70 cuando su creadora, Vimala McClure, que trabajaba en un orfanato en la India, se dió cuenta de la importancia de esta práctica en la salud infantil y la introdujo en occidente.
Según un estudio que se publicó en 2011 en el Journal of Perinatal Education, los masajes también son buenos para los padres (hombres), a quienes les cuesta más crear un vínculo con sus hijos durante los primeros días (especialmente si se les da el pecho y están siempre pegados a su madre), pero los expertos afirman que dar masajes a sus hijos ayuda a formar un estrecho vínculo con ellos, y reduce el estrés de los progenitores.
El masaje es una mezcla de energía saliente y entrante que se basa en 4 técnicas:
El masaje hindú: para liberar tensión. Son movimientos de descarga y relajantes, realizados desde el centro del cuerpo hacia fuera.
El masaje sueco, que activa la circulación y favorece el retorno venoso.
La reflexología para relajar, aliviar y estimular desde determinados puntos de la planta del pie donde se reflejan los diferentes órganos.
Y el yoga, para estirar mediante suaves movimientos de las extremidades y posturas de loto en posición supina.
Uniendo estas 4 corrientes ideó una rutina con más de 40 movimientos para el bebé con los que se fortalece su salud física y emocional. Destacan sobre todo, una serie de movimientos específicos para aliviar gases, cólicos y estreñimientos, algunas de las molestias más comunes en los recién nacidos.
También existen beneficios para los padres y hermanos, como fomentar el vínculo y apego seguro, aumentar las defensas, regular el ciclo del sueño, disminuir niveles de estrés, aumentar niveles de relajación y aumentar las conexiones cerebrales, entre otros.
Eso sí, para hacerlo bien debéis contar con la ayuda de un experto certificado que os enseñe las técnicas y luego ta disfrutar del momento teniendo en cuenta estos consejos:
Estar tranquilos, sin prisas, y en actitud relajada.
Crear un ambiente agradable, cálido, tranquilo, sin estímulos luminosos fuertes o directos.
Realizar el masaje en el suelo sobre una manta, toalla o cambiador.
Comunicar al bebé lo que va a suceder con palabras sencillas y concretas.
Escoger un aceite/loción de buena calidad, sin aromas ni esencias.
Pedirle permiso al bebé y esperar su reacción.
¿Has probado a darle un masaje a tu bebé? ¿Forma parte de tu rutina de cuidados diarios?
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