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Las 'fat bombs', el snack de la dieta keto que arrasa en redes

Entre todas las dietas que han surgiendo en los últimos timpos, hay una que ha ganado rápidamente popularidad: se trata de la dieta Keto o cetogénica, que, siendo baja en hidratos de carbono, sí que permite que se ingieran grasas siempre que sean saludables. Pues bien, en relación con la dieta Keto se ha desplegado un generoso abanico de ‘snacks’ para picar entre horas ricos en grasas. Se les conoce como ‘keto bombs’ o ‘fat bombs’ y arrasan en redes sociales debido a su, mmm, aspecto ciertamente irresistible. Pero, ¿es cierto que pueden incluirse en la dieta sin que la báscula se queje?

Una ‘fat bomb’ a base de cáñamo y almendras.
Una ‘fat bomb’ a base de cáñamo y almendras.

Las ‘fat bombs’ son, por lo general, pequeñas recetas sin cocción hechas con ingredientes como mantequilla, cacao en polvo, aceite de coco, nueces, semillas, dátiles, néctar de agave y, a veces, edulcorantes artificiales como la estevia. Algunas pueden contener incluso 20 gramos de grasas. Los expertos coinciden en que cumplen la función de satisfacer el impulso de comer algo “menos saludable” sin que por ello haya que saltarse la dieta. Además, permite hacer un alto y evitar obsesionarse por seguir una dieta a rajatabla. Un examen del ‘hashtag’ #fatbombs no da lugar a dudas: casi 20.000 resultados entre los que nos topamos propuestas para todos los gustos.

El problema es que, bajo la coartada de que cumplen los principios de la dieta Keto, es fácil pasarse. Por ejemplo, las nueces son ricas en proteínas, pero también en grasas por lo que deben consumirse moderadamente. Cada ‘fat bomb’ se sitúa entre las 100 y 200 calorías de promedio, una cifra contenida respecto al total diario recomendado, pero que conviene tener controlado. Además, los nutricionistas recuerdan que, en todo caso, es mejor comer los frutos secos al natural, sin necesidad de triturarlos y añadirles pepitas de chocolate o aceite de coco, por ejemplo.

Una ‘fat bomb’ de pistacho y mascarpone.
Una ‘fat bomb’ de pistacho y mascarpone.

Otro inconveniente de entregarse a estos ‘snacks’ tiene que ver con el hecho de que se tomen como sustitución de un dulce menos saludable y que esa necesidad no se consiga satisfacer. En este sentido, si una ‘fat bomb’ de cacao se toma como sustituto de un bombón o de un donut, es posible que el antojo no se quite. Otros nutricionistas, por el contrario, destacan que la ventaja de las ‘fat bombs’ es que pueden mantener a determinadas personas saciadas mientras se evita un pico de azúcar en la sangre.

Sirope de arce y chocolate.
Sirope de arce y chocolate.

Para evitar acabar dándose un atracón de estas bombas, lo mejor es mantenerlas fuera del alcance de la vista, colocándolas en el frigorífico o en el congelador. La otra recomendación sería no estar demasiado pendiente de las fotos -ciertamente atractivas- que sus fans cuelgan en Instagram. Si hay algo que puede arrojarnos a una ingesta descontrolada de estas bombitas es exponernos a una sobredosis de ellas, aunque sea de forma virtual…