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Las frases y actitudes (según el referente mundial en seducción) que te convertirán en un Casanova

La guía definitiva para ligar, gustar y provocar

La seducción es un arte que se puede aprender y que Casanova (interpretado por John Malkovich) dominaba a la perfección. (Foto: “Casanova Variations”, de Michael Sturminger Imovision)
La seducción es un arte que se puede aprender y que Casanova (interpretado por John Malkovich) dominaba a la perfección. (Foto: “Casanova Variations”, de Michael Sturminger Imovision)

Seducir es un arte para proponer lo que todavía no se ha dado entre dos personas, estimulando al otro con lo que somos. Y toca proponer con inteligencia, empatía y persuasión, pues no sólo importa lo que proponemos, ni nuestra buena intención, sino cómo proponemos lo que dirigimos al otro para al final conseguir el sí.

Veamos… ¿Recordáis ese compañero de estudios que tras unos vinos os hace una broma sobre vuestro vestido y os guiña un ojo con una sonrisa traviesa? Por primera vez os hace verlo como un posible amante y no como un amigo a quien confesar vuestros amoríos. ¿O esa chica que no tiene un cuerpo especialmente llamativo, ni es especialmente guapa, pero esa noche se pone pizpireta, le hacen gracia la mayoría de tus frases, se apoya sobre tus brazos, juega con sus labios y dientes cuando te escucha?

Seguro que alguna vez os ha pasado algo similar. Conoces a alguien que en principio no te dice nada pero de pronto dentro de ti se agita algo muy íntimo y visceral. Te ha excitado y te ha hecho sentir deseado/a. ¡Y diablos! ¡Mola mucho! ¿Y esto por qué pasa?

Según nos cuenta el psicólogo y sexólogo Luis Tejedor, referente mundial en el mercado hispano de la “seducción natural”, las interacciones sociales y las relaciones afectivo-sexuales fluctúan, acercándonos o alejándonos de las personas, que nos atraen de una forma a veces casi misteriosa.

«Lo importante no será exclusivamente tu físico, sino la expectativa de calidad de sexo que se te intuye.»

En el juego de la atracción y la seducción confluyen muchos factores y para resolver esta incertidumbre, debemos aprender a seducirnos a nosotros mismos primero, como una parte fundamental y previa basada en nuestro autoconocimiento y autoestima, para luego ofrecer al otro lo que somos de una forma atractiva y sin trucos.

Tejedor sabe lo que dice, es el director de Egoland Seducción desde 2011. Una escuela para aprender a ligar, o dicho de otro modo, para mejorar las habilidades sociales y optimizar los recursos de hombres y mujeres para que pudieran gustarse más a sí mismos y, como consecuencia, gustar más a los demás.

Osea que primero hemos de identificar por qué estamos gustando (o no) y cómo gustar a los demás respetando nuestra identidad en cada una de las propuestas y situaciones que vamos a generar.

También hay que ser conscientes de que no le vas a gustar a todo el mundo, igual que todo el mundo no te gusta a ti. Y eso no es porque no dominas bien “un método” de seducción, sino porque es sencillamente una ley natural, más natural incluso que el agua mineral. Si tuviéramos esa posibilidad, implicaría demasiada responsabilidad, asegura el experto,

Pero antes de empezar a seducir es necesario trabajar en tres objetivos previos que el profesor y coach denomina “las tres competencias de la seducción”: carisma, conmover y convencer.

El lengua no verbal ya dice mucho de las posibilidades que tienes. Fíjate en cada detalle. (Foto: Getty)
El lengua no verbal ya dice mucho de las posibilidades que tienes. Fíjate en cada detalle. (Foto: Getty)

“Utilizamos las tres H de Egoland como un referente de actitud que nos asegura una comunicación emocional eficiente”, explica el autor en ‘El pequeño libro de la Seducción’ (Alienta Editorial).

1. Humor. Como el mayor lubricante, contigo mismo y con los demás. Ten en cuenta que puedes utilizar el humor para desdramatizar conflictos. Las mujeres son muy sensibles al humor e inconscientemente lo consideran como signo de inteligencia y atractivo si les hace reír.

2. Humildad. La humildad es lo contrario de la arrogancia, pero no es incompatible con la información.

3. Honestidad. Ser honesto es comunicar lo que queremos del otro; se nos ve transparentes, generamos confianza y, por otra parte, nos acerca inevitablemente a lo que queremos que suceda.

LOS TRES CABLES (o las tres dimensiones sobre las que pedir y dar información)

“Vamos a imaginar que, cada vez que se encuentran dos personas, entre ellas se conectan tres cables y cada uno representa metafóricamente las tres necesidades que tienen hombres y mujeres, independientemente de su orientación sexual: el sexo, las emociones y las razones/disonancias”, explica el psicólogo.

1. El sexual, que implica comunicarnos sexualmente informando de cómo somos, y manifestando qué desearíamos hacer con la persona que tenemos delante, es decir, intentar erotizar al otro.

2. El emocional, que implica informar de nuestra personalidad, generando emociones positivas tales como la diversión, la complicidad, la confianza, la ilusión, etcétera.

3. El racional, que implica informar sobre la utilidad que podemos ofrecerle a esa persona, aparte de lo sexual y emocional. Estaremos hablando aquí de nuestras destrezas, trabajo, hobbies que podemos compartir, aficiones o actividades que le podemos enseñar, nivel de vida, posición social, etcétera.

Que funcionen de forma independiente no implica que no se afecten; tanto para bien como para mal, un exceso o defecto de intensidad en cualquiera de ellos afectará a los otros dos, y en definitiva a nivel global.

Es importante ‘sacar’ información útil de la otra persona en esa primera cita pero no le sometas al tercer grado. (Foto: Getty)
Es importante ‘sacar’ información útil de la otra persona en esa primera cita pero no le sometas al tercer grado. (Foto: Getty)

Pero además de estos tres factores, hay otro (muy potente) que también entra en juego: la comunicación sexual.

“Al contrario de lo que muchos creen, no se trata de hablar de sexo entre tú y el otro, sino de que comuniques los deseos, apetencias, miedos y fantasías que te representan a ti. ¿Y eso cómo lo podemos hacer sin tener la sensación de ser demasiado atrevidos? Pues, como a continuación comprobarás, se trata de informar de forma sutil, al principio, sobre estos elementos que te conforman”, nos cuenta el autor.

Ejemplo. Atributo sexual: morboso/a

—Yo vivo en la calle Tres Forques.
—Buena zona. ¿Ahí no hay un parque muy grande?
—Sí. —Mmm… ¡Qué buenos recuerdos me trae ese parque! (pronunciar con nostalgia).
—¡Ah! ¿Sí?, ¿por qué?
—Porque cuando tenía quince años no tenía casa propia… ¡Qué emocionante cuando estás haciendo algo y sabes que en cualquier momento te pueden descubrir? ¿No te parece? (sonrisa pícara)
—¡Ja, ja! Sí. Es muy emocionante. (Es muy probable que esa persona ahora mismo esté imaginando sexo en el parque teniéndote delante. El cable sexual está empezando a funcionar y además estás informando de que a ti te va el morbo.

“En definitiva, puedes dar a entender implícitamente tu actitud sexual a través de casi cualquier tema que se te proponga, asegura el coach. Todo signo o tema es susceptible de informar de quiénes somos a nivel sexual, y por tanto de que nos intuyan”.

Por otro lado, debemos aprovechar todos los recursos a nuestro alcance para encontrar el amor y obviamente, no podemos dejar de lado la seducción online.

“Estamos en pleno siglo XXI y la revolución tecnológica está, literalmente, devorando nuestras vidas. Independientemente de los contras que tiene, lo que está claro es que parece más práctico subirse a la ola que dejar que te engulla”, asegura el director de Egoland.

Así que aquí tienes las claves para sacarle todo el partido a las Apps tipo Tinder:

  • El potencial de seducir online es un hecho. Si estás interesado en conocer y conectar con más gente, en encontrar al amor de tu vida o disfrutar de la libertad del sexo, es importante saber desenvolverte en las redes sociales.

  • Cuida la imagen de perfil. Tu imagen debe ser atractiva, representativa de ti y que, con elegancia, estimule también el cable sexual […] Retocarse demasiado las fotos puede generar bastante decepción si al final no somos en persona lo que habían visto en nuestras imágenes.

  • Diferénciate. Te recomiendo evitar primeras frases como: “Hola, ¿qué tal?”, “Hola, guapa”, “¡Hey! ¿Qué tal el día?”, carentes de todo estímulo, y reemplazarlas por frases que conecten con tu parte más divertida, absurda y emocional.
    Algunos ejemplos que me hacen gracia a mí son:

– “Esto pone que somos compatibles, y no voy a ser yo quien le haga la contraria a la tecnología.”

– “No voy a andarme por las ramas… Entre otras cosas porque no soy un mono. Si nos hacemos novios, ¿viviremos en un ático?”

“Voy a dejarme de conversación intrascendente, dime cuáles son tus cinco condimentos de comida favoritos.”

No se trata de que sean las mejores frases del mundo, sino de que sean frases que a ti te hagan gracia y las disfrutes, y que puedan estimular y ofrecer algo diferente también.

¿Y SI ME DAN CALABAZAS?

A veces no todo sale bien al primer intento pero si te interesa, cambia de estrategia. Mira este ejemplo de chat por WhatsApp:

—Quería proponerte que nos pusiéramos guapos y saliéramos esta noche a un concierto. Toca un amigo y creo que nos lo podríamos pasar muy bien.

—Ya te avisaré yo cuando pueda quedar.

—A ver, tenemos dos opciones. Una (que es la que propones tú): posponer nuestra primera cita. No ponerse guapos, no quedar, no ir al concierto y no saber cómo nos lo podemos pasar juntos un viernes en un concierto que seguro que está guay, que sí, que es una opción. Dos: que fueras un poco más consciente de lo que te estoy proponiendo, demostraras un poco más de valentía, que nos pusiéramos guapos, que pasáramos una noche superdivertida conociéndonos. Yo voto por la segunda opción, ¿tú al final qué votas?

Este truco es un poco arriesgado pero cuando la cosa se tuerza puede usarlo para quitarle importancia a ese ‘no’ inicial siempre que:

1. No insistas en la propuesta tal cual está planteada

2. Preguntes por qué no, para intentar enterarte de qué ha fallado en la propuesta y pedir permiso para negociar.

“Esta herramienta se utiliza para intentar que la otra persona recapacite sobre su rechazo a la propuesta. Consiste en hablarle de las consecuencias de su ‘no’ y plantearle a continuación las ventajas de si aceptara la propuesta”, sugiere el autor.

¿Te han gustado estos consejos y ejemplos? ¿Estás deseando entender el proceso de atracción y mejorar tus habilidades sociales aplicadas a la seducción? Pues te animo a que te hagas con un ejemplar del libro ‘El pequeño libro de la seducción’, de Alienta Editorial. Pasarás un rato muy muy divertido mientras lo lees y disfrutarás aún más poniéndolo en práctica. ¡Lánzate ya!

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