Leer novelas: el truco para mejorar tus relaciones

Los ‘devoradores’ de libros son más empáticos y desarrollan habilidades sociales

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Siempre se ha dicho que los ratones de bibliotecas son frikis que se aíslan del mundo y no saben relacionarse, pero es justo lo contrario. Se puede aprender sobre las emociones al explorar la vida interior de los personajes.

Es más, al leer ficción nos vamos formando ideas sobre las emociones, las motivaciones y las ideas de los otros, trasladando esas experiencias a la vida real y mejorando así nuestra comprensión social.

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Según la ciencia nuestra habilidad para relacionarnos socialmente podría estar fuertemente determinada por el tipo de literatura que disfrutamos. (Foto: Getty Images)

Según publica The Guardian, la lectura de novelas de ficción aumenta la capacidad para detectar y comprender las emociones de la gente, una habilidad fundamental para entender las complejas relaciones sociales.

Por otro lado, el estudio Reading Literary Fiction Improves Theory of Mind publicado en la Science confirma que este tipo de literatura permite apreciar el mundo desde otros puntos de vista e identificarse con los personajes.

Al leer nos ponemos en la piel de otra persona, lo que nos ayuda a entender sus emociones, pensamientos y los motivos que impulsan su vida.

“La característica más importante del ser humano es que nuestras vidas son sociales. Lo que nos diferencia es que establecemos relaciones sociales con otras personas que no están pre-programadas por instinto”, explica Keith Oatley, profesor emérito del departamento de Psicología Aplicada y Desarrollo Humano en la Universidad de Toronto (Canadá).

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Oatley ha realizó una revisión de un estudio sobre los beneficios de la lectura para la imaginación publicado en Trends in Cognitive Sciences.

En esta revisión, se cita un estudio en el que se pidió a los participantes que imaginaran frases (por ejemplo, “una alfombra azul oscuro”, “un lápiz de rayas naranja”), mientras estaban en una máquina de resonancia magnética funcional.

“Tan sólo bastaron tres frases para producir la mayor activación del hipocampo, una región del cerebro asociada con el aprendizaje y la memoria. Esto resalta la fuerza de la propia mente del lector”, sugiere Oatley. “Los escritores no necesitan describir escenarios exhaustivamente para extraer la imaginación del lector, sólo tienen que sugerir una escena”, añade.

La ficción literaria simula una especie de mundo social, lo que provoca la comprensión y la empatía en el lector. Para medir esta respuesta empática, los investigadores utilizaron una variedad de técnicas de la Teoría de la Mente (TdM), que refleja el grado en que un individuo es capaz de percibir las emociones y los pensamientos de los demás. El objetivo del estudio era medir la precisión con la que los participantes pudieron identificar las emociones en otros.

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Para ello los participantes observan 36 fotografías de los ojos de personas, y eligen entre cuatro términos para indicar lo que la persona está pensando o sintiendo. Por ejemplo, reflexivo o impaciente. La conclusión fue que las respuestas de los lectores de ficción dieron lugar a términos más aproximados que los lectores de ensayos y libros de no ficción.

“Cuando leemos ficción nos volvemos más expertos en la comprensión de las personas y sus intenciones”, explica el investigador.

Efectos de estimulación similares sobre la empatía se encontraron cuando los participantes veían la serie “El ala oeste de la Casa Blanca” o jugaban a un videojuego de detectives con una historia narrativa. Lo que es común a través de estos medios es el “compromiso con personajes sobre los que podemos pensar”, añade Oatley.

Si la literatura despierta la imaginación y además fomenta la empatía, cabe preguntarse entonces cuál es la relación entre una y otra. “Como especie, los humanos nos caracterizamos por nuestra habilidad de cooperar y esta cooperación incluye planes, el matrimonio, el cuidado de los hijos, así como los acuerdos sociales. Somos una especie orientada al futuro, basada en relacionarnos con otros, y eso implica tener imaginación y entender a esos con quienes cooperamos”, concluye Oatley.

Otros estudios han demostrado que las narrativas pueden incluso generar empatía por una raza o cultura que es diferente a la propia. Es decir que la ficción puede aumentar la experiencia social y ayudar a entenderla.

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