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Leyendas, glorias y tragedias: cinco grandes biopics de boxeadores para descubrir (o volver a ver)

Toro Salvaje con Robert De Niro, de Martin Scorsese
Toro Salvaje con Robert De Niro, de Martin Scorsese

El 8 de enero de 1995 moría en un accidente automovilístico Carlos Monzón, uno de los más grandes boxeadores argentinos de la historia. Recientemente, su vida fue retratada en la miniserie Monzón, que indagó en la figura del deportista a través de sus éxitos sobre el ring pero también en la investigación alrededor del femicidio de Alicia Muñiz, el crimen que lo llevó a la cárcel.

Históricamente, las tumultuosas vidas de las leyendas del ring han llamado la atención de guionistas, directores y, fundamentalmente, del público. De hecho, muy pronto, la plataforma de streaming Star+ estrenará una ficción basada en la historia de Ringo Bonavena, que sumará un registro a esta larga tradición. Por eso, vale la pena hacer un repaso por cinco grandes películas que retrataron a los hombres detrás de los boxeadores más populares .

Toro salvaje (1980)

Como es sabido, este es el título en el que Martin Scorsese filmó el boxeo, capturando su elegancia como si fuera un ballet. La sociedad entre Scorsese y Robert De Niro, retrató la vida de Jake LaMotta en esta película mastodonte, que avanza de forma segura y demoledora, hurgando en el brutal temperamento de ese personaje . LaMotta comenzó a pelear en la década de los cuarenta, cuando tenía poco menos de veinte años. Rápidamente se hizo de un nombre, y su brutal forma de comprender el boxeo y su actitud en el ring (y fuera de él) lo convirtió en una figura fascinante.

Scorsese no estaba interesado en dirigir un film basado en un boxeador, simplemente porque ese le resultaba un mundo tremendamente aburrido. Pero luego del fracaso de New York, New York, y de una sobredosis de cocaína que lo dejó al borde de la muerte, el realizador cambió de parecer, y sintió que este proyecto podía ser un salvavidas para su carrera. Desde su óptica, comprendía que LaMotta volcaba en el ring una virulencia que dominaba toda su vida, y desde ese eje retrató al boxeador. Toro Salvaje no solo es una de las mejores piezas del director (que no es poco decir), sino incluso una de las obras maestras de uno de los períodos más ricos de Hollywood .

Gatica, el Mono (1993)

Habían pasado casi veinte años de la inmensa Soñar, soñar cuando, en 1993, Leonardo Favio estrenó un nuevo largometraje. En Gatica, el Mono, el director plasmaba su entrañable sensibilidad, a través de un boxeador dueño de una vida marcada por los dolores . La película comienza en la humilde niñez del púgil, y lo sigue hasta su muerte, en 1963. Pero la riqueza de la historia se encuentra en la fascinante mirada de Favio y en la soberbia interpretación de Edgardo Nieva. Peronista de corazón, amante de la buena vida, el Gatica de Favio nunca cicatrizó las heridas de una infancia de privaciones, y con ese personaje como timón, el realizador reflexiona sobre un período clave del país.

Al momento de su estreno, el film no obtuvo la taquilla esperada, quizá porque planteaba una historia amarga que se encontraba en las antípodas de la revolución rock de Tango feroz, lanzada ese mismo año y convertida en un boom inmediato. Pero el tiempo le dio revancha al Mono, no solo porque este largometraje se convirtió en uno de los puntos más altos del cine argentino de la década, sino porque demostró (una vez más) la maestría de Favio, capaz de filmar las peleas con prodigiosa contundencia . Gatica, el mono es la gran película de boxeo realizada en este país, que como muchas otras producciones nacionales, merece estar disponible en una copia con una calidad acorde a su relevancia cultural.

Huracán (1999)

Rubin “Huracán” Carter tuvo una breve carrera en los cuadriláteros, desde 1961 y hasta 1966, año en el que fue acusado de un triple homicidio, en el marco de una investigación que presentó todo tipo de irregularidades. Recién en 1985, Carter tuvo la posibilidad de abrir nuevamente la investigación, que dejó en evidencia la fragilidad de los testimonios que lo señalaban como culpable, junto a varios casos de corrupción policial, un evidente racismo y la falsificación de numerosas pruebas. El boxeador fue liberado, y a partir de ahí se dedicó a apoyar a víctimas de casos similares al suyo.

La tragedia de Huracán fue pasar veinte años en prisión por un crimen que no había cometido, y eso le arrebató tiempo de su vida y también una auspiciosa carrera deportiva. Y esa es la historia que toma el director Norman Jewinson, para reflejar la dura experiencia de un hombre que aprendió a esperar pacientemente su oportunidad. Muy lejos de otros boxeadores, temperamentales e irascibles, el film muestra a Huracán como un hombre en paz consigo mismo, pero decidido a luchar por su libertad . Denzel Washington interpreta al protagonista, en un trabajo que le valió una nominación al Oscar y una victoria en los Globo de Oro en la categoría mejor actor de drama. Por todo esto, Huracán no es una película de grandes peleas ni de vistosos encuentros pugilísticos, sino un relato sobre la entereza de un boxeador que, por muy cliché que suene, encontró su batalla más dura por fuera del ring.

Alí (2001)

Si bien Muhammad Alí fue retratado en varias oportunidades (un gran ejemplo de eso es la reciente Una noche en Miami), su vida como biopic fue llevada al cine en el año 2001. Will Smith personificó a quien es considerado el mejor boxeador de la historia, en este film que pone el acento en su faceta deportiva, y en su tumultuosa actividad política. De ese modo, el director Michael Mann busca un equilibrio entre el espectáculo pugilístico, y los avatares personajes de Cassius Clay.

La trama se ubica entre mediados de los sesenta, hasta entrados los setenta, y reconstruye esa década especialmente movida para el deportista, su consagración en la categoría pesos pesados, su conversión al Islam, y sus furiosas críticas hacia la guerra de Viet Nam . Lamentablemente, Alí fue un relativo fracaso en taquilla, a pesar de ser un gran biopic que cuenta con la firma de Mann, un autor al que siempre vale la pena ver y rever.

El ganador (2010)

Para Mark Whalberg, este fue un proyecto largamente esperado. Obsesionado con la vida de Micky Ward, el actor se preparó durante años para ese papel, entrenando tres horas diarias y siguiendo de cerca la evolución de este proyecto, del que fue productor. Y es que para Whalberg, Ward era un héroe que merecía un mayor reconocimiento, un boxeador que debió abrirse camino, superando las mezquindades que anidaban en el seno de su familia, especialmente en el complejo vínculo que mantenía con su hermano Dicky (interpretado por Christian Bale).

En su composición de Ward, Whalberg comprendía que la actitud de Micky arriba del cuadrilátero, era un eco de su forma de entender la vida, sintiéndose poco menos que un sparring para sus rivales. Pero eventualmente, Micky se armó de voluntad y seguridad, y aspiró a ganarse un nombre propio. La química entre Whalberg y Bale, las crudas secuencias de pelea y la espesa realidad familiar del protagonista, hacen de El ganador una pieza que estudia la naturaleza del boxeo, y su poder catártico.

De yapa: Gentleman Jim (1942)

Errol Flynn quería sacarse de encima la etiqueta de solo servir para el cine de aventuras, y por ese motivo encontró en la figura del icónico James Corbett la posibilidad de interpretar un poderoso drama. Y así sucedió.

El film de Raoul Walsh le permitió al actor darle vida al popular boxeador, famoso por su elegancia sobre el cuadrilátero. Y junto con la recomendadísima The Set- Up, Gentleman Jim es una verdadera gema del cine clásico, ambientada en el mundo del boxeo.